Suecia, ¿éxito socialista?

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Martín Krause

Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso.
Doctor en Administración por la Universidad Católica de La Plata y Profesor Titular de Economía de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA. Sus investigaciones han sido recogidas internacionalmente y ha publicado libros y artículos científicos y de divulgación. Se ha desempeñado como Rector de ESEADE y como consultor para la University of Manchester, Konrad Adenauer Stiftung, OEA, BID y G7Group, Inc. Ha recibido premios y becas, entre las que se destacan la Eisenhower Exchange Fellowship y el Freedom Project de la John Templeton Foundation.

 

No son pocos aquellos que tienen a Suecia como un modelo a seguir: un país civilizado, que no cayó en los abusos de los países socialistas bajo la órbita soviética, con un elevado nivel de vida y una profunda redistribución de ingresos.

Los economistas, sin embargo, se preguntan cómo puede ser que con una elevada relación gasto público a PIB (58,3% en 2002) puede evitar las presiones de la competencia internacional manteniendo todos los servicios sociales y un alto nivel de ingresos.

Al respecto, Olle Krantz, del Departamento de Historia Económica de la Universidad de Humea, presenta en un reciente trabajo una perspectiva diferente (Economic Growth and Economic Policy in Sweden in the 20th Century: A Comparative Perspective). Señala que existe la percepción que la economía sueca creció a una tasa impresionante desde 1870 hasta 1970, para luego caer entre los países de más bajo PIB per cápita de la OCDE. La fecha señalada para el cambio no es un dato menor ya que implicaría que no fue el “modelo” sueco de socialismo suave implementado en los años 40 y 50 la causa de ese retroceso, sino factores externos, tales como la crisis del petróleo.

Tomando los datos del estudio realizado por Angus Maddison, muestra que Suecia creció a un ritmo del 2,3% anual entre 1870 y 1973, lo que la ubica en el segundo puesto detrás de Japón, pero con claras diferencias entre períodos: 2% (1870-1913), 2,3% (1913-1950), 3,0% (1950-1973), 1,1% (1973-1992). Los datos parecen confirmar dicha interpretación.

Pero Krantz cree que se hace necesario otro tipo de análisis, uno que compare el desempeño económico sueco en relación con algún grupo de países de características similares. Al respecto, selecciona tres:

  • El de los países altamente industrializados.
  • El de aquellos países que tuvieran in nivel similar de ingresos en 1970: Dinamarca, Francia, Alemania, Holanda y Reino Unido.
  • El de países “pequeños” de Europa (en cuanto a tamaño de la población): Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Noruega y Suiza.

¿Cómo resulta entonces el desempeño sueco? Veamos esto en el cuadro:

Crecimiento de Suecia en relación a:
16 países industriales Los seis más ricos Países europeos pequeños
1875-1885 -2,5 -2,3 -2,4
1885-1895 8,4 7,5 5,2
1895-1905 8,5 15,0 12,8
1905-1915 13,7 18,1 18,6
1915-1925 -2,2 -5,3 -6,6
1925-1935 20,5 19,2 15,8
1935-1945 11,9 19,9 21,2
1945-1455 -4,7 -16,5 -7,9
1955-1965 -1,8 1,3 1,8
1965-1975 -9,0 -2,5 -7,1
1975-1985 -10,0 -3,8 -9,3
1985-1995 -10,8 -7,7 -9,2

De estos datos surge otro panorama. Aunque con un intervalo durante la Primera Guerra, Suecia se destaca notoriamente por sobre los demás países desde 1885 hasta 1945, pero a partir de allí tiene un peor desempeño respecto al promedio de los tres grupos, una diferencia que se acelera en las últimas décadas. Esto explicaría la caída desde los primeros puestos en términos de ingresos en ese entonces hasta el lugar 22 de 30 países de la OCDE actualmente.

El primer período es el de la creación y crecimiento de las grandes empresas suecas: Ericsson, ASEA, SFK. Entonces, Suecia pudo aprovechar la circunstancia de no haber participado en ambas guerras y que su capacidad productiva permaneciera intacta. Esto podría justificar el menor desempeño relativo inmediatamente después, pues los demás países crecían más rápido a medida que se reconstruían. Pero, según Krantz, aún así no podrían explicarse los muy malos resultados a partir de 1965.

Curiosamente, Suecia estaría mejorando en los últimos años, gracias a una serie de reformas implementadas en los 90 que incluyeron la desregulación de los mercados financieros, restricciones al gasto público, abolición de los monopolios gubernamentales y reforma impositiva.

En definitiva, el análisis del desempeño relativo de Suecia durante más de un siglo muestra que el “modelo” sueco a seguir sería el de fines del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, no el socialismo posterior.

*Publicado por  www.libertaddigital.com.
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