Alberto Benegas Lynch (h)
Doctor en Economia y Doctor en Ciencias de Dirección, miembro de las Academias Nacionales de Ciencias Económicas y de Ciencias.
Esta vez no espero al martes para escribir y enviar mi columna semanal que se publica los jueves en “Diario de América” porque me ha repugnado de tal manera lo que observé hoy domingo a la noche en la televisión que no quiero esperar un minuto más.
Se trata del programa de Chris Wallace emitido en Fox News en el que participaron cuatro panelistas que en una de las secciones comentaron el alarmante espectáculo de soldados de la marina estadounidense orinando sobre cadáveres en Afganistán.
No podía dar crédito a lo que veía y escuchaba de boca de William Kristol quien sostuvo sin atisbo alguno de vergüenza que ese fue un hecho equivocado que seguramente sería castigado por los superiores, pero de ningún modo hay que hacer alharaca del asunto y condenó enfáticamente que la Secretaria de Estado y el Secretario de Defensa repudiaran públicamente el mencionado hecho. A esta voz se sumó Brit Hume en el panel quien agregó que estaba fuera de lugar que los talibanes hayan calificado la orinada sobre los muertos de “despreciable” (despicable).
Afrotunadamente, Juan Williams y Kristen Powers salieron al cruce de semejantes exabruptos que pretendieron minimizar la actitud de los energúmenos de marras con argumentos a todas luces razonables. En el panel en cuestión, los de las opiniones inauditas son republicanos y los sensatos son demócratas. Este cruce ilustra la parte negra de muchos republicanos, especialmente los llamados neoconservadores (militaristas y nacionalistas) que con tal de seguir fomentando guerras e invasiones preventivas apañan cualquier monstruosidad.
Esta es precisamente la batalla de Ron Paul como candidato presidencial por el Partido Republicano: mostrar lo descabellado de las guerras norteamerianas. La patraña de Irak, la insensatez de los bombardeos en Libia, el entrometimiento militar en Egipto, los despliegues del ejército en Pakistán y Afganistán. El Dr. Paul muestra los descalabros producidos en Bosnia, Somalía, Haití, Panamá y Nicaragua y, antes que eso, la lamentable guerra de Veitnam que comenzó con una parte comunista y finalizó con todo el país en manos comunistas y la guerra de Corea que terminó con la división en el paralelo 38, igual que en el inicio de las hostilidades (incluso, como ha escrito Naill Ferguson en su historia contrafactual, si no hubieran participado en la Primera Guerra no hubiera existido Lenin ni Hitler….y la Segunda terminó entregando las tres cuartas partes de Europa a Stalin). Si se trata de bombardear a gobiernos canallas habría que hacerlo con casi todos (tal vez incluyendo al inaceptable Obama).
Ron Paul recuerda los consejos y preceptos establecidos por los Padres Fundadores en cuanto a los graves inconvenientes de intervenir militarmente en otras regiones, lo cual, de hecho, convierte a sus partidarios en los reales aislacionistas puesto que por un motivo u otro la mayoría rechaza la política norteamericana. Este mismo candidato ha subrayado los peligros para las libertades individuales que señaló el general Dwight Eisenhower en el discurso de despedida de la presidencia que pronunció en 1961 en el que advirtió de “los enormes peligros que presenta para los Estados Unidos el complejo militar-industrial” paradójicamente peligro para “la seguridad y la libertad de los habitantes” de esa nación.
La situación es delicada en las filas republicanas. El cow-boy G.W. Bush dejó un Leviatán de enormes proporciones con astronómicos “salvatajes” para muchos de los cabrones de Wall-Street con los dineros de los trabajadores. Rick Perry acaba de suavizar los errores” a esos “chicos” (kids) que hicieron sus necesidades sobre personas que las fuerzas estadounidense habían matado y sostuvo que era “exagerada la reacción de condena del gobierno”. Con estos personajes será muy difícil derrotar al estatista Obama. Es de desear que las opiniones como las de Ron Paul sean escuchadas a tiempo.