Fecha clave para un país con demasiados feriados

Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso.

Profesor de Finanzas e Historia Económica, Director del Centro de Estudios de Historia Económica y miembro del Comité Académico del Máster de Finanzas de la Universidad del CEMA (UCEMA). Profesor de finanzas en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York (2013-14). Licenciado en Economía UBA (1985) Master of Business Administration (MBA) de la la Universidad de Chicago (1990). Autor de numerosos libros y artículos académicos sobre historia, economía y finanzas.

Somos un país bastante obsesionado con su historia, especialmente su historia fundacional. Esto en parte queda reflejado en la cantidad de feriados nacionales que conmemoran hitos y personajes del período de nuestra independencia: el 25 de mayo, el 20 de junio, el 9 de julio y el 17 de agosto. Este año se ha agregado el 31 de enero en conmemoración de los 200 años de la sesión inaugural de la Asamblea del Año XIII. Con estos cinco feriados no laborables vinculados a la gesta de la independencia nos igualamos con Venezuela (en comparación, Estados Unidos tiene sólo dos).

ASAMBLEA

A pesar de contar con tantos feriados, nuestra interpretación de ese período histórico está distorsionada por una serie de mitos muy arraigados. Y al igual que en Venezuela algunos de estos mitos son a veces utilizados con fines políticos. Después de todo, como bien decía Orwell en su novela “1984”, quien controla el pasado controla el futuro. Consecuentemente nos quedamos sin una verdadera historia, lo cual es peligroso.“Equivocar los hechos de lo pasado es equivocar los puntos de dirección. No se sabe adónde se va cuando no se sabe de dónde se viene”, nos advirtió hace más de cien años Juan Bautista Alberdi. Quizás eso explique por qué estamos donde estamos.

Volviendo a los feriados, el del 31 de enero rememora un evento de enorme importancia de nuestra historia: el inicio de la tarea legislativa de la Asamblea de 1813. Esta asamblea fue la institucionalización de la revolución iniciada el 25 de mayo de 1810. Su artífice fue la Sociedad de los Caballeros Racionales, una sociedad secreta de patriotas que operaba en casi toda la América española y que en Buenos Aires luego se transformó en la Logia Lautaro. No es casual que el primer presidente de la Asamblea fuera Carlos de Alvear, que era entonces el líder de los Caballeros Racionales.

El credo de esta sociedad secreta estaba claramente inspirado en los principios de la Revolución Francesa. El mismo nombre de la sociedad lo denota. Lo racional, inspirado en el iluminismo de Rousseau y Voltaire, era entonces lo opuesto a la religión, que sostenía las pretensiones de los monarcas que reinaban en el Viejo Continente. Recordemos que en 1793 la Convención Nacional proclamó la Diosa de la Razón. Esta conexión francesa también está reflejada en el escudo nacional que se adoptó en la Asamblea.

Entre las muchas medidas memorables y revolucionarias que adoptó la Asamblea de 1813 bajo la presidencia de Alvear se destaca la llamada “ley de libertad de vientres”, promulgada el 2 de febrero y que concedió la libertad a todo hijo de esclava que hubiera nacido en territorio argentino. Dos días después la Asamblea decretó otorgar la libertad a todos aquellos esclavos procedentes de otros países que a partir de esa fecha entraran a nuestro territorio. Aunque de esa manera se terminaba con el tráfico de esclavos en el Río de la Plata, la esclavitud siguió existiendo hasta 1853, cuando fue abolida por la Constitución nacional. Más allá de sus obvias limitaciones y asimetrías, esta legislación estableció a nuestro país como uno de los pioneros en la abolición de la esclavitud en el continente americano. Al disponer la eliminación de los títulos nobiliarios, de la servidumbre de los indígenas, de la inquisición y la tortura, la Asamblea también fue precursora en la protección de los derechos humanos.

La tarea legislativa de la Asamblea del Año XIII es un eslabón memorable en la historia de nuestro país que no debemos olvidar. Pero para conmemorarlo no es necesario otro feriado, teniendo en cuenta que ya somos el país con mayor cantidad de feriados no laborables en el mundo. Bastaría para ello un acto público con la presencia de las máximas autoridades del Gobierno nacional. Los hombres y las mujeres que hace más de dos siglos comenzaron a construir la Argentina lo hicieron a costa de grandes esfuerzos y sin descanso. El mejor homenaje que les podemos hacer y la mejor manera de ser coherentes con el espíritu que inspiró su tarea es seguir trabajando para convertir a la Argentina en un gran país.

*PUBLICADO EN ÁMBITO FINANCIERO, 31 DE ENERO DE 2013.