Argentina: una década de contradicciones

Director General en

Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. 

Protesta-8N

Los argentinos amamos las contradicciones. Somos americanos que hablamos español con acento italiano, nos gusta vestirnos como franceses, comer como italianos y creemos que pensamos como británicos, pero votamos como venezolanos y nuestras instituciones parecen africanas. Nuestro ego es gigantesco, nos consideramos los mejores del mundo, pero no logramos sacar la basura y la inseguridad de nuestras ciudades. Tal vez por eso en nuestra capital hay casi tantos psicólogos como en Nueva York.

La gran dificultad que tenemos para hacer un balance de la última década es que se han agigantado las contradicciones entre nosotros. La mitad de la población piensa que Argentina ha mejorado notablemente gracias a un modelo “Nacional y Popular” que permitió la inclusión social de una parte sustancial de los habitantes. Piensan que Argentina debe seguir a países como Venezuela, Ecuador y Cuba. La otra mitad de la población piensa que el deterioro institucional y la corrupción se han extendido hasta el hartazgo, y la década termina con casi un tercio de la población dependiendo de la ayuda del Estado.

Las estadísticas no ayudan a resolver la cuestión. El Gobierno dice que la inflación es del 10% anual, pero las consultoras independientes la calculan por encima del 23%. Por eso, mientras que para el Gobierno la pobreza es menor al 7%, para nosotros está más cerca del 26,9%.

Efectivamente la pobreza ha descendido del pico máximo de 54%, alcanzado durante la crisis de 2002-2003, pero sigue muy por encima del promedio registrado en los años 90. El PIB ha crecido fuertemente desde los años de la crisis, pero sólo moderadamente si lo consideramos desde 1999. Además, se dificultan  las mediciones internacionales porque el tipo de cambio oficial es de 5,22 pesos por dólar, mientras que en el mercado paralelo es de 8,5.

Según nuestra visión, la década actual es la continuación de una larga decadencia que viene desde el primer golpe militar en 1930. Desde ese momento, las ideas nacionalistas y proteccionistas, han gobernado la realidad política argentina. En la década de 1920, Argentina estaba entre los 10 países más ricos de la tierra, pero luego de 80 años caímos por debajo del puesto 51.

La principal muestra de esta decadencia podemos observarla en las instituciones. El índice de Calidad Institucional elaborado por la Fundación Libertad y Progreso muestra el deterioro de los últimos siete años. Argentina ha caído 34 puestos y está en el lugar 127 sobre 197 países, con vistas a seguir cayendo.

Pese a todo, existen dos razones para el optimismo: Primero, la resistencia que está generando el Gobierno actual se ve tanto en las redes sociales como en grandes manifestaciones ciudadanas, donde se reclama el respeto a la Constitución y las garantías a los derechos individuales. Segundo, todo indica que el modelo económico ha entrado en una fase final, con menor crecimiento y mayor inflación y conflictividad social, que muestra un marcado descenso del gobierno en las encuestas de opinión. Al menos seis de cada diez argentinos no votará por el Gobierno actual en las próximas elecciones.

*PUBLICADO EN REVISTA LIBERTAD Y DESARROLLO, CHILE, JULIO DE 2013.