¿A quién le importan las reservas del Central?

ÁMBITO FINANCIERO.-

Los funcionarios del Gobierno han argumentado “que no tiene que haber necesariamente una relación entre el nivel de reservas y la base monetaria”, ya que eso tiene que ver con la lógica de la convertibilidad. También recalcan que hay bancos centrales en el mundo que tienen pocas reservas internacionales y no tienen crisis. Lo cual es cierto, pero no es el caso del Banco Central de la República Argentina.

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Si Ud. es un buen cliente de su banco, siempre paga sus deudas y es trabajador y confiable, cuando vaya a pedirle un crédito, probablemente se lo den a sola firma. Ese es el caso de bancos centrales como la Reserva Federal, el Banco Central Europeo, el de Suiza y de otros países serios. Si Ud. es un reconocido estafador que ha dejado deudas impagas por doquier y nunca cumple sus compromisos, su banco le va a pedir una hipoteca sobre su casa. Ese es el caso del BCRA que durante décadas se ha dedicado a depreciar la moneda argentina, sacándole poder adquisitivo a los ciudadanos para transferirle recursos a los gobiernos para que gasten en exceso. Cabe recordar que desde 1970, a la divisa local se le han sacado 13 ceros (= 10.000.000.000.000), un récord digno del libro Guiness. Por lo tanto, es lógico que se le pida al BCRA que tenga reservas internacionales suficientes como garantía de su solvencia. Es decir, de que va a poder responder por sus pasivos, uno de los cuales es el peso.

Por eso es también absurdo que algunos funcionarios digan que no es relevante el nivel de reservas: “En definitiva, en los últimos años hubo momentos en los que estaban en menos de u$s 20.000 millones y no hubo problema”. Eso es como pretender valuar una empresa o banco mirando solamente sus activos. Por valiosos que estos sean, si las deudas son mayores esa entidad está quebrada. En 2006, las reservas eran de menos de u$s 25.000 millones y, en 2004, menos de u$s 15.000 millones. Pero en el primer caso el total de los pasivos financieros del BCRA estaba avalado en más de un 60% con reservas internacionales y, en el segundo, con más del 70%. Es decir, era sumamente solvente. Hoy tiene cerca de u$s 30.000 millones pero el aval es menor al 40% y decreciendo.

O sea, cuanto menos solvente sea alguien, menos vale su deuda. El principal pasivo del BCRA es la moneda; por lo que no debería llamarnos la atención que estemos entrando en un

círculo vicioso de menor valor del peso, menor demanda que desincentiva su atesoramiento y así sucesivamente. Esto agrava el problema de caída de precio de la divisa local que se genera por los excesos de emisión para financiar incrementos absurdos del gasto público. Ahora, si el valor del peso cae, como es unidad de medida de todos los bienes y servicios de la economía lo que veremos es que todo sube. También lo harán los activos externos (ej. el dólar), que son el refugio lógico de una población que se cansa de que la estafen depreciándole la moneda en la que atesora y cobra sus ingresos.

Si el BCRA sigue financiando al Gobierno al mismo ritmo que lo hizo en 2013, la inflación y la pérdida de reservas seguirán en niveles insostenibles y la solvencia de la entidad llegará a niveles críticos a más tardar a principios de 2015. Cualquier banco que tuviera esa dinámica sufriría una corrida. Ese mismo riesgo está corriendo nuestro banco central.

La única forma de evitar que el BCRA termine de perder solvencia y, por ende, el peso su valor, es moderando el crecimiento del gasto público, para que el Gobierno pueda dejar de exprimirlo. Esperemos que el Gobierno lo entienda antes de que sea demasiado tarde.

*PUBLICADO EN ÁMBITO FINANCIERO, MARTES 21 DE ENERO DE 2014