Subdirector de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE.
Además de destacar lo buenas que han sido tanto su gestión como la de su esposo, en el discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, la presidenta Cristina Fernández hizo referencia a la industria automotriz de Austria:
“El ejemplo es Austria, que durante mucho tiempo tuvo terminales de autos. Era deficitaria. Y terminó trasladando a los países del Este las terminales y reservándose, por ejemplo, las autopartes más sofisticadas, las que tienen por ejemplo el software, los GPS, todo lo que es más caro, algo que nosotros también podemos hacer…”
Dado que la presidenta está atenta a lo que pasa en otras latitudes y se interesó particularmente por Austria sería bueno también que conociera otras particularidades de ese pequeño país europeo que pueden servir como ejemplo para el desarrollo del nuestro.
En primer lugar, debe destacarse que por la universidad de Viena pasaron economistas tales como Carl Menger, Eugen Böhm von Bawerk, Ludwig von Mises y Friedrich Hayek (este último premio nobel de economía en 1974) quienes, basándose en el individualismo metodológico y el subjetivismo, defendieron la superioridad de la economía libre frente a la planificación centralizada. En sus tiempos como asesor de la cámara de comercio, Ludwig von Mises tuvo un papel crucial en evitar que Austria sufriera la hiperinflación de la vecina Alemania, un esfuerzo que se consiguió cuando el gobierno “equilibró su presupuesto y cesó la emisión de más billetes”. Este consejo le sería útil a Cristina, cuyo gobierno reconoce que la inflación se acercó al 4% mensual en enero.
Si bien Austria tuvo que sufrir diversos vaivenes políticos que la alejaron de los principios defendidos por la Escuela Austriaca de Economía, luego de 60 años de convertirse nuevamente en un país independiente, algo de lo sembrado por esta escuela sigue vigente.
En el índice de libertad económica de la Fundación Heritage, Austria se encuentra en la posición 24, siendo una economía considerada “mayormente libre”. La Argentina, por el contrario, se ubica en el puesto 166, conformando el grupo de las economías más reprimidas del planeta.
En cuanto a su inflación, los precios medidos por el IPC austriaco subieron el año pasado un 2,5%, es decir que en todo el año se elevaron menos de lo que el INDEC estimó para enero de 2014. El lector pensará que esta baja inflación, sumada al hecho de que Austria ocupa el puesto 11 del mundo en lo que a libertad comercial respecta, afectan negativamente los niveles de empleo. Sin embargo, Austria goza de una de las tasas de desempleo más bajas de la eurozona (4,4% en 2013), por debajo de nuestro récord (6,4%), que la presidenta mencionó en su discurso. Si alguno pregunta, tal vez esta buena salud del mercado laboral tenga que ver con el hecho de que Austria no posee leyes de salario mínimo.
En términos del comercio internacional, Austria muestra un saldo de balanza comercial favorable de 7.300 millones de dólares para 2013, dato que supera la Argentina con su superávit de 9.000 millones, pero la apertura comercial austriaca hace que este país de 8 millones de habitantes exporte e importe por valores que casi triplican los nuestros (219.000 millones de exportaciones y 212.000 millones de importaciones) lo que muestra su amplia superioridad tanto en la producción como en el consumo.
Un aspecto negativo en cuanto a libertad económica, como señala Heritage, es el gasto público que representa un elevado 50% del producto bruto, al tiempo que la presión fiscal asciende al 42% del PBI. En este último ítem Austria y Argentina se parecen, aunque los servicios públicos del país europeo (seguridad ciudadana, justicia, salud y educación) son de primerísimo nivel, mientras que todos conocemos la realidad de los nuestros.
Finalmente, como puede verse, Austria no solo es un ejemplo en política automotriz. Tanto en las ideas como en los resultados de largo plazo, el país europeo es un buen referente para pensar en una Argentina próspera en el futuro. Ojalá que Cristina y quienes la sucedan en el cargo estén dispuestos a aprender de Austria, de sus pensadores y de sus políticas públicas.