¿Por qué nos escandaliza el muro?

Licenciado en Economía (UBA, 2002), Master en Economía y Administración de Empresas (ESEADE, 2004) y Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC, 2009).

Profesor Titular Regular de Introducción a la Economía en la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam).

Contribuye en el blog Punto de Vista Económico y en Libertad y Progreso.

La intención de Donald Trump, el nuevo Presidente electo de EE.UU., de construir un muro en la frontera con México escandaliza al mundo. Me pregunto entonces: ¿por qué tenemos que esperar a “ver” el muro para escandalizarnos, cuando los muros han estado allí desde hace siglos? ¿Acaso no hay un muro virtual que rodea a cada nación impidiendo la libre inmigracióny el libre comercio? ¿Qué diferencia hace la existencia física del muro?

Desde la creación de los Estados-Nación las trabas a la libre inmigración y al libre comercio se han expandido. Hoy vemos niños en la costa de los países europeos que mueren buscando libertad; países con extrema pobreza donde las instituciones vigentes, políticas y económicas, les impide a los más rezagados la posibilidad de generarse su propio sustento.

¿No es acaso esa la historia y fundamento de los pueblos americanos, conformada bajo procesos inmigratorios que ofrecieron a muchos la posibilidad de escapar de las hambrunas europeas? ¿No deberían escandalizarnos las fronteras políticas, es decir, los muros virtuales que separan a los pueblos?

Identificar el muro con México con aquel derrumbado muro de Berlín no es apropiado. Son muros, claro, pero no es lo mismo un muro que no te deja entrar, que otro que no te deja salir. Este muro no esclaviza. Este muro implica mostrarle al mundo algo que en realidad ya existe. Sí, podrá dificultar el ingreso de indocumentados a EE.UU., o el narcotráfico, pero si es eso, en definitiva, el muro ayudará a cumplir con la legislación vigente. Una legislación que, vale decir, es contraria a la ley, o al derecho natural.

Me parece que deberíamos indignarnos con todos los muros, físicos y virtuales, excepto con aquellos que definen la propiedad.

Ya lo decía Jorge Luis Borges:

“Desdichadamente para los hombres, el planeta ha sido parcelado en países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de una mitología particular, de derechos, de agravios, de fronteras, de banderas, de escudos y de mapas. Mientras dure este arbitrario estado de cosas, serán inevitables las guerras.” […] “Soy un cosmopolita que atraviesa fronteras porque no le gustan”.

Este artículo fue publicado originalmente en el blog Punto de Vista Económico (Argentina) el 10 de noviembre de 2016.