Argentina: el país más anticapitalista de América Latina

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Subdirector de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE.

PANAMPOST – “Argentina está de vuelta” es una frase que suelen utilizar los medios para referirse al cambio político en el país luego de las elecciones de 2015. En octubre de ese año el partido comandado por Cristina Fernández de Kirchner comenzaba a abandonar 12 años de poder.

La mayoría de los análisis ubican al nuevo gobierno entre aquellos que toman políticas promercado, dando cierta idea de defensa del capitalismo dentro del país. Sin embargo, el apoyo al sistema de mercado en Argentina dista de ser lo que muchos piensan.

Es difícil dar una definición exhaustiva del capitalismo, especialmente porque no solo se trata de una doctrina económica, sino más bien de una filosofía o forma de entender el mundo. Sin embargo, ajustándolo solamente a la esfera económica, podemos decir que un sistema capitalista es aquel donde se respeta la propiedad privada, el rol del gobierno es limitado y la competencia entre las empresas es la que mejora la calidad de vida de todos.

En retrospectiva histórica, el fin del mercantilismo y su reemplazo por el capitalismo fue el responsable de la mejora exponencial en las condiciones de vida de la población. Obviamente, un sistema tan benéfico para el progreso de la sociedad debería ser positivamente valorado por sus miembros. Sin embargo, esto no está sucediendo.

De acuerdo con un estudio del profesor Carlos Newland, presentado la semana pasada en la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE) (Argentina), el apoyo por el sistema capitalista viene declinando en el mundo.

En el estudio en cuestión, Newland mide el apoyo al sistema de mercado tomando como referencia la “Encuesta Mundial de Valores” y extrayendo de allí tres afirmaciones clave que los encuestados tienen que valorar.

Las proposiciones son las siguientes:

1) La riqueza genera crecimiento para todos.

2) La competencia empresarial es buena.

3) Debe incrementarse el rol del sector privado a costa del sector público.

Los encuestados deben puntuar las afirmaciones en una escala de 1 a 10 según estén (10) o no de acuerdo (1) con dichas afirmaciones. A mayor acuerdo, mayor se considera que es la mentalidad “procapitalista” del país en cuestión.

Cuando se aplica esta metodología a los encuestados de América Latina, se obtiene un ránking en el que Argentina se ubica al último lugar.

Puesto en el ránking regional País Escala de 1 a 10 para 2012
1 Brasil 6,2
2 Perú 6,0
3 Ecuador 5,9
4 México 5,8
5 Colombia 5,7
6 Uruguay 4,6
7 Chile 3,6
8 Argentina 3,6

Para los países de los que se tienen datos disponibles al año 2012, Brasil aparece como aquel donde más apoyo despierta en su población la economía de mercado. De cerca lo sigue Perú y, paradójicamente, Ecuador se ubica en tercer lugar. Bajando escalones, nos encontramos con México, Colombia, Uruguay, Chile (otra sorpresa) y, finalmente, Argentina.

El rechazo de Argentina por el libre mercado puede ayudarnos a comprender por qué durante la campaña presidencial no hubo ninguna referencia explícita a la liberalización de la economía y los beneficios de la desregulación. Por otro lado, también puede ayudar a explicar por qué los funcionarios del PRO más favorables a una economía de mercado y más exigentes con las cuestiones fiscales han sido dejados de lado. Evidentemente, el capitalismo en Argentina no mide bien en las encuestas.

La mentalidad anticapitalista es un fenómeno que se ha recrudecido con los años. De acuerdo con el propio estudio de Newland, en 1990 el apoyo al sistema capitalista era de 8,1 sobre 10, a la luz del fracaso que había significado el intervencionismo que llevó a la hiperinflación. Tiempo después, en 1995, el romance con el capitalismo había mermado, y la puntuación se ubicó en 6,2 sobre 10. El último año anterior a 2012, cuando se calculó el índice, fue 2006. En ese año el puntaje alcanzó el mínimo de 3,1 sobre 10. El anticapitalismo, luego del estallido de 2002 y con la “recuperación keynesiana” de Néstor Kirchner, era la norma entre la población.

Es interesante destacar que, si bien en 2012 nos ubicamos en el último escalón de la tabla de posiciones, nuestro puntaje mejoró unas décimas con respecto al 2006. Un avanzado modelo populista que ya mostraba sus fracasos puede explicar esta reversión.

Sería deseable que en la próxima medición se consolide una tendencia a favorecer el capitalismo. De no ser así, el país estará condenado.

Son las buenas políticas públicas las que pueden mejorar el desempeño de una nación, pero sin un consenso entre los votantes sobre la necesidad de una mayor apertura económica y un menor rol para el estado, estas políticas nunca llegarán, ni siquiera, a proponerse.

Publicado originalmente en PanamPost.

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