Requiem para 44 de nuestros hermanos

Presidente del Consejo Académico en

Doctor en Economia y Doctor en Ciencias de Dirección, miembro de las Academias Nacionales de Ciencias Económicas y de Ciencias.

 

INFOBAE – En esta nota rindo sentido tributo a los tripulantes del ARA San Juan, quienes han ofrendado su vida en servicio. Un submarino construido en Alemania en 1985 que viajaba de Ushuaia a Mar del Planta patrullando el límite de la plataforma continental argentina. Una tragedia aparentemente ocasionada por desperfectos en las baterías, a su vez agravada por la entrada de agua por el snorkel. Las 960 baterías han operado con mantenimiento insuficiente al momento de producirse el horrible percance que derivó en una explosión, tal como informó la Organización de Control de Test Nucleares con sede en Viena: “Un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear”.

Hasta el presente no ha podido localizarse el submarino que puede encontrarse entre los 200 y 4500 metros de profundidad sin saber nada sobre las condiciones en que se encuentra debido a la antedicha explosión y eventualmente por la presión de la masa oceánica.

El capitán del submarino, Juan Martín Fernández, muy querido por sus camaradas y subalternos, había anunciado que este sería su último viaje para pasar a desempeñarse en tareas en tierra. La única mujer de la tripulación, Elena María Krawezyk, estudiaba ingeniería electromecánica, que tuvo que abandonar por la muerte de su madre y de un hermano para luego graduarse en la Escuela Naval de Río Santiago. Eran 44 almas jóvenes con las ilusiones y los proyectos característicos de esas edades.

La última comunicación fue cuando el submarino se encontraba a 432 kilómetros del Golfo de San Jorge. Destaco muy especialmente la actuación del capitán Enrique Balbi, vocero de la Armada, en esta tragedia. Soy un lego total en esta materia, de modo que mi testimonio es como observador desde afuera, pero tal vez precisamente por eso tiene alguna validez, ya que el destino de los partes no se dirige a entendidos en estas lides. Me pareció una persona prudente, medida, responsable y muy cortés y paciente con los periodistas que lo interrogaban a veces repetidamente sobre un mismo punto, luego de sus reiteradas exposiciones sobre lo que se sabía que venía ocurriendo. A pesar de la muy explicable angustia de los familiares y de la natural requisitoria periodística, el capitán Balbi se mostró en todo momento con una gran caballerosidad, precisión y claridad en sus presentaciones y en sus respuestas, y mostró especial esmero en satisfacer inquietudes varias explicando lo humanamente explicable dada la información disponible. Esa información disponible en la jefatura de la Armada no incluía al momento la que disponía el comandante del Área Naval Atlántica, que ahora pide su retiro, información respecto a los desperfectos del submarino en cuestión, problema sobre el que el ministro de Defensa se enteró por Infobae.

El domingo, después de 11 días de la desaparición, nos anoticiamos de que el capitán Balbi hace mención a la remota posibilidad de “supervivencia extrema” de los tripulantes, lo cual parece otra manifestación de cuidado por los familiares debido al agotamiento del oxígeno que puede proveer el submarino sin salir a la superficie, sin perjuicio de posibles intoxicaciones como consecuencia del referido problema con las baterías y la detectada explosión.

Dentro de este drama que a todos conmueve debe ponerse de relieve la solidaridad internacional para con los tripulantes del ARA San Juan. Catorce países se han hecho presentes con envíos de tecnologías de última generación que están colaborando en rastrillajes, barridos oceánicos y operativos aéreos. Vehículos teledirigidos, barcos oceanográficos, remolcadores, mapeos de diversa envergadura  y médicos especializados en estos trances han sido y están abocados con inmensa generosidad y desprendimiento.

En este contexto debe subrayarse el desempeño sobresaliente de la Armada estadounidense con su muy avanzada tecnología puesta en evidencia especial, aunque no exclusivamente por su nave modernísima que es acoplada al buque privado noruego, Sophie Siem, acondicionado al efecto, que en un principio pospuso su travesía debido a las marcadas inclemencias de la meteorología. También es del caso destacar la contribución rusa con un avión de proporciones nunca vistas en estas zonas y un submarino tecnológicamente muy avanzado que apareció debido a la fatal experiencia del submarino nuclear Kursk en el mar de Barents, el 12 de agosto de 2000, donde murieron 118 tripulantes. Debido a los antecedentes por todos conocidos en la guerra de las Malvinas, es imprescindible mencionar la muy eficaz colaboración de la marina inglesa y la chilena.

En momentos en que cunde el nacionalismo en Europa y en Estados Unidos, para no decir nada de la nefasta tradición latinoamericana en esta materia, en medio de la tragedia vivida constituye una ráfaga de aire fresco la antedicha muestra de solidaridad y amistad. Las guerras y los terrorismos son reflejo del espíritu caníbal y sectario que navega a contracorriente del cosmopolitismo que sólo concibe las fronteras al efecto de evitar los inmensos peligros de la concentración de poder de un gobierno universal, pero nunca como culturas alambradas y xenófobas. Cosmopolitismo que ubica la soberanía en el individuo con sus derechos inalienables y no en las naciones y mucho menos en los aparatos estatales. Consecuentemente, las naciones a su vez se fraccionan en provincias y municipios para limitar más aun el poder concebido como mero empleado de los gobernados y, por ende, son salvaguardas contra el totalitarismo.

Como queda dicho, la situación hoy en el mundo es delicada por los mal llamados proteccionismos y nacionalismos varios, pero el contrafáctico debe tomarse en cuenta, es decir, cómo sería el mundo hoy si cualquiera de los políticos actuales de cualquier país formara parte de un gobierno universal sin los referidos diques de contención.

Los 44 tripulantes pueden con orgullo decir “misión cumplida” y sus testimonios de trabajo y camaradería perdurarán en el tiempo junto con el respeto de sus compatriotas y de todas las personas de bien en el mundo civilizado. Recemos por ellos y sus queridas familias y amigos. Queda en manos de las investigaciones en curso determinar las responsabilidades por lo acaecido. No se trata de buscar chivos expiatorios a cualquier costo, se trata de investigaciones serias y cuidadosas que permitan exponer toda la verdad.