El dólar refuta la primera ley de la política

Director en Iván Carrino y Asoc. | Website

Subdirector de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE.

La clase política argentina no entiende que no hay de todo, para todos, todo el tiempo. Por eso vamos de crisis en crisis.

Este lunes, el mejor jugador argentino de la historia del básquetbol, Emanuel “Manu” Ginóbili anunció su retiro definitivo del deporte.

Entre sus éxitos más notables están 4 campeonatos de la NBA, la medalla de plata en el Mundial de 2002 con la selección argentina y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.Corrida cambiaria, valor del dolar sube

Por sus éxitos profesionales, Ginóbili sin dudas quedará en la historia como uno de los más grandes exponentes del deporte argentino, junto con Juan Manuel Fangio, Diego Maradona, Guillermo Vilas y Gabriela Sabatini.

En el año 2010, este crack del basquetbol grabó un video para unos chicos que iban a participar de un encuentro que se haría en Villa Carlos Paz. El video terminó circulando en las redes tiempo más tarde y se hizo viral.

El mensaje es más que interesante. Allí, Ginóbili decía:

“Ustedes verán que yo juego en la NBA, que gano mucha plata, salgo en el diario, en revistas, en televisión, y pensarán que qué bueno ser así, y ‘que te toque’.

Y la verdad que no es tan así, ‘que te toque’.

Si bien hay mucha gente que se esfuerza muchísimo, cuando lo ven en mí, en Chapu Nocioni, en Luis Scola, no es algo que alguien nos regaló, que se dio y nada más… ¡Nos tuvimos que romper el c*** realmente!

Desde los 14-15 años que yo me metí en un gimnasio, me puse a entrenar, y realmente relegamos muchísimo.

Para dar un caso concreto, no fui al viaje de fin de curso porque tenía que entrenar, tenía que jugar. O no salía los fines de semana con mis amigos, que la pasaban bárbaro, y yo me la tenía que bancar porque al otro día entrenaba y tenía un objetivo bien en mente que era jugar al básquet y ser el mejor que yo podía ser.

Pero esto no solo aplica al básquet o al deporte, si ustedes quieren ser dentistas, lo que sea, hay que esforzarse y romperse…”

¿Habrá alguna relación entre el mensaje de “Manu” y la economía argentina de hoy en día?

Sí, mucho más de lo que te imaginás.

Las reglas de la economía y las reglas de la política

El mensaje de Ginóbili hace referencia a algo clave en la vida de cualquier persona, que se hace esencial en el análisis y la política económica: en la vida hay que elegir. Si uno quiere tomar un camino, necesariamente deberá dejar otro relegado. Los recursos con que uno cuenta sencillamente no alcanzan para recorrer todas las posibilidades.

En la economía sucede lo mismo. De hecho, deberíamos decir que toda la ciencia económica está basada en este y solo en este principio: los recursos son escasos.

Tan importante es la escasez para la ciencia económica que el economista y pensador norteamericano Thomas Sowell solía bromear diciendo que “la primera lección de la economía es la escasez: nunca hay suficiente de ninguna cosa para satisfacer plenamente a todos los que la quieran”.

A renglón seguido, Sowell planteaba que la primera lección de la política era ignorar la primera lección de la economía.

Ahora bien, cuando la política ignora la primera ley de la economía, aparecen los problemas.

A corto plazo, claramente, todo parece marchar bien. Si Manu Ginóbili hubiera ido al viaje de egresados o salido todos los fines de semana con sus amigos, seguro habría pasado una juventud mucho más divertida… Sin embargo, no habría llegado a ser quien es hoy.

Igual pasa con la economía de un país. Los políticos prometen de todo, para todos, todo el tiempo. Frente a cualquier reclamo de cualquier sector, decretan un subsidio, arman una comisión, o erigen un nuevo departamento de apoyo a la actividad de lo que sea

A corto plazo todos contentos.

A largo plazo, sin embargo, la economía se impone y queda expuesta la realidad. No hay de todo, para todos,  todo el tiempo. La plata, en algún momento, se acaba.

Se acabó la plata

El kirchnerismo llevó al extremo la primera ley de la política. Incrementó el gasto público en 20 puntos del PBI y destrozó las cuentas fiscales, transformando un superávit de 3,5% en un déficit de 6%.

El macrismo, por más discursos y buenos gestos, no hizo nada para revertir esta situación. El gasto público cayó marginalmente, pero el déficit fiscal siguió creciendo.

No obstante, en un primero momento el mercado compró el mensaje de “Cambiemos” y pareció estar listo para financiar el gradualismo propuesto por Macri-Peña-Prat-Gay. En 2016 y 2017, de hecho, hubo una lluvia literal de dólares que permitió que la fiesta siguiera un poco más.

Ahora bien, después de que tras las elecciones parlamentarias no se vieran grandes cambios, y después de que el28 de diciembre de 2017 se ordenara al Banco Central reducir su tasa de interés, la confianza comenzó a caer.

Finalmente, cuando las condiciones financieras globales cambiaron, la lluvia de dólares se terminó.

Los recursos son escasos y hoy lo que falta es financiamiento genuino para el agujero fiscal que tiene el gobierno.

La suba del dólar responde directamente a esta cuestión. Lo que antes era excesivamente abundante (“atraso cambiario”) hoy no aparece por ningún lado, ni siquiera tras el acuerdo con el FMI.

Volviendo a Ginóbili,  no hay soluciones fáciles ni a nadie “le toca” nada. De acá en adelante, el gobierno tendrá que “hacer esfuerzos”, lo que implica bajar el gasto público para que las cuentas cierren.

Cualquier otro camino puede llevarnos a una crisis todavía peor.