Argentina: los tres desafíos para que no fracase el acuerdo con el FMI

Economista, colaborador de Libertad y Progreso

Lic. en Administración de Empresas. Magister en Economía Aplicada de la UCA. Doctorando en Economía en la UCA.

PANAM POST – El Presupuesto 2019 ya fue aprobado por la Cámara de Diputados y de Senadores en Argentina, por lo que ya es ley. La aprobación, desde la perspectiva oficialista, era importante que se lleve a cabo en momentos en donde el staff del FMI tiene los ojos puestos sobre el país y monitorea muchas de sus variables.

Recordemos que este es el segundo acuerdo llevado a cabo por este gobierno con el FMI, ya que el primero fracasó a las pocas semanas. A diferencia del primer acuerdo, este tiene alguna oportunidad de no fracasar.Economía argentina y acuerdo con el FMI

De ocurrir esto, no quiere decir que se arreglarán los problemas del país, sino que Argentina no entraría en crisis. Hay tres desafíos que deben superarse si el país aspira a volver a los mercados internacionales en el 2020: 1) Estabilizar el Mercado Cambiario en el corto plazo, 2) Cumplir la meta fiscal para finales del 2019 y 3) El factor “suerte”.

Desafío 1: Estabilizar el Mercado Cambiario (Corto Plazo)

Las corridas cambiarias que sufrió Argentina tuvieron su origen en el Mercado Cambiario. Esto quiere decir que se generó un desequilibrio entre oferta y demanda de dólares. El disparador fue la caída en la oferta de dólares (el mundo dejó de prestarle a Argentina, se atraviesa una fuerte sequía, se generó un impuesto a la renta financiera que revirtió los dólares especulativos de portafolio). Esta caída de la oferta generó un desequilibrio que hizo subir el tipo de cambio, lo que a su vez asustó a la demanda, que comenzó a crecer y este desequilibrio se acentuó.

El nuevo acuerdo con el FMI buscaba ampliar y adelantar los montos que desembolsará la entidad internacional. De esta manera, el préstamo se amplió a USD $56.000 millones (desde USD $50.000 millones) y se adelantó el cronograma de desembolsos. A tal punto, que aproximadamente el 90% del préstamo se recibirá antes del 2020, quedando sólo el 10% restante para el próximo gobierno (sea Cambiemos u otro).

Este complejo escenario puso como principal objetivo frenar la escalada del dólar y sus drásticas consecuencias. Con lo cual, lo primero que busca el gobierno es: que baje la demanda de dólares, que el tipo de cambio se acerque al piso de la zona de no intervención cambiaria y que bajen las tasas de interés.

Las tres cosas están ocurriendo, la demanda de dólares en parte cedió (principalmente porque comprar dólares es más caro), el dólar bajo desde el récord de $42 a aproximadamente $37 aproximándose al piso del rango de libre flotación establecido. Y también es cierto, que la tasa de interés comenzó a bajar en la medida que el dólar se fue estabilizando. Los objetivos de corto plazo se encuentran encaminados. Desde luego, si por alguna razón ocurre una nueva corrida, el programa del FMI ya se encontraría comprometido nuevamente.

Desafío 2: Cumplir la meta fiscal para finales del 2019

Si los objetivos de corto plazo continúan cumpliéndose y no hay grandes sorpresas, hay un segundo desafío que debe superarse: alcanzar el déficit primario cero (este déficit no tiene en cuenta el pago de los intereses por deuda). Vinculado a esto, también sería bueno observar que la inflación comience a bajar y por lo menos se acerque a la meta establecida de 23% anual según el Presupuesto 2019. Difícilmente la alcance, pero sí es probable que se acerque por la política adoptada por el Banco Central de emisión 0% de aquí a junio 2019 (teniendo en cuenta los cambios estacionales).

Cumplir con la meta fiscal prometida al FMI es clave para recuperar la confianza y mostrarle al mundo que Argentina se encuentra comprometida a reducir el déficit primario. No obstante, el cómo llegar al déficit cero se encuentra lejos del óptimo. Una vez más, gran parte del ajuste lo deberá hacer un sector privado que ya se encuentra demasiado ahorcado de impuestos. Algunos argumentarán que dado el contexto no había otra salida.

Puede ser cierto, pero también hay que preguntarse por qué se llegó a ese contexto y una de las respuestas es que el gobierno en sus primeros dos años no tuvo el compromiso de reducir el gasto público. Y ahora que tiene que hacerlo, le hace pagar los platos rotos al sector privado. Adicionalmente, mostrar una baja en la inflación también ayudaría a recuperar la confianza. Aunque en este caso, el principal calmante sería para la sociedad con una clase media y baja que cada vez le cuesta más llegar a fin de mes.

Desafío 3: El factor “Suerte”

Si todo lo anterior se cumple, Argentina también depende del factor “suerte”. La economía esta en recesión y aún no toca fondo. Recién se espera que en marzo-abril comience a recuperar muy lentamente. Pero no es que la economía en general va a repuntar, sino más bien que el principal motor de esta recuperación será el agro.

El resto de los sectores tardarán más en recuperarse probablemente. ¿Qué tiene que ver esto con la “suerte”? Que el agro depende del clima y éste es un factor exógeno no controlable. Si por alguna razón el clima juega una mala pasada, la recuperación podría verse comprometida y esto afectaría la recaudación generando complicaciones en el cumplimiento del déficit fiscal primario cero.

Conclusión

Como se observa, el no fracaso del acuerdo con el FMI está sujeto a diversas variables. Esto quiere decir que el acuerdo puede funcionar y, sí todo esto se cumple, lo más probable es que el riesgo país baje y entonces Argentina sí pueda financiarse nuevamente en los mercados internacionales. Pero tampoco nos engañemos, que el acuerdo con el FMI no fracasé no quiere decir que obtuvimos el éxito. Solamente nos sirve para comprar tiempo.

Argentina continúa con los mismos problemas estructurales y no se ve un plan para solucionar eso. Ojalá que el próximo gobierno sí pueda poner el énfasis en las reformas estructurales para que Argentina deje de depender incluso de los mercados internacionales y pueda atraer las tan ansiadas (y alejadas) inversiones.