El progreso de las mujeres

Foto de Ian Vasquez

Ha publicado artículos en diarios de Estados Unidos y de América Latina y ha aparecido en las cadenas televisivas.

Es miembro de la Mont Pèlerin Society y del Council on Foreign Relations.

Recibió su BA en Northwestern University y su Maestría en la Escuela de Estudios Internacionales de Johns Hopkins University.

Trabajó en asuntos interamericanos en el Center for Strategic and International Studies y en Caribbean/Latin American Action.

El Comercio (Perú) – Esta semana, se celebra el Día Internacional de la Mujer. Pese a que las mujeres en buena parte del mundo enfrentan barreras legales y sociales que en muchos casos son formidables, también se ha visto un progreso notable respecto a sus derechos, oportunidades y bienestar. Merece ser celebrado para inspirar todavía más progreso.

Las mejoras en salud en décadas recientes han sido impresionantes alrededor del mundo, especialmente en los países pobres, y han favorecido a las mujeres más que a los hombres. La mortalidad materna ha caído 37% en América Latina y 44% en África subsahariana desde 1990. La mortalidad infantil también se ha desplomado, dando a las mujeres más oportunidades de participar en la fuerza laboral e invertir en sus hijos. La expectativa de vida de las mujeres hoy supera la de los hombres.derechos de la mujer

Estos avances han sido acompañados por mejoras en otros indicadores de progreso femenino –en la educación o en los salarios, por ejemplo– en que se están cerrando las brechas con los hombres y hasta revirtiéndolas. No es sorpresa que coincidan con la globalización y que el proceso de mercado haya ayudado a liberar a la mujer, dándole más opciones dentro y fuera del trabajo. Las innovaciones que produce el mercado, como la lavadora o la producción de medicinas, y las oportunidades que ofrece incrementan el bienestar y el poder que tienen las mujeres. Al ganar su propio salario, no tienen que depender tanto del hombre. Eso cambia las relaciones sociales. Por algo ha habido una convergencia entre hombres y mujeres en EE.UU. respecto al tiempo que dedican a las tareas domésticas. Como observa la analista Chelsea Follett, “cuando no hay incentivos del mercado para satisfacer las necesidades humanas, es común que sean las necesidades de las mujeres las que se olviden primero”.

Sin ignorar el papel que juega la cultura, lo que más importa respecto a la igualdad de género, sin embargo, son los derechos. Aquí también ha habido progreso. Usando 41 indicadores –como, por ejemplo, el derecho de la mujer a abrir una cuenta bancaria–, la investigadora Rosemarie Fikeencontró que la desigualdad entre hombres y mujeres ha disminuido en el mundo desde 1970. Medio Oriente y África del Norte es donde se encuentra la mayor desigualdad, pero incluso allí ha caído. Fike además encuentra que en los países con mayores niveles de libertad económica hay mayor igualdad ante la ley.

El trato legal igualitario no garantiza igualdad de resultados, cosa que preocupa a algunos más de lo debido. Un ejemplo es la brecha salarial entre hombres y mujeres. En el Perú, una estimación reciente la pone en 23%. En EE.UU. está alrededor de 20%. Pero cuando se toman en cuenta factores como la educación, la edad, el lugar de trabajo, la experiencia, etc., –en vez de simplemente comparar salarios promedios–, la brecha cae a 5%, según un estudio de Glassdoor. Todavía existe, pero es mucho menor de lo comúnmente reportado.

Sucede que las preferencias de las mujeres son diferentes a las de los hombres. Escogen diferentes trabajos, pasan más tiempo con sus niños, etc. Un estudio encontró que en los países con menor igualdad de género el porcentaje de mujeres estudiando ciencias, matemáticas, tecnología e ingeniería era mayor que en los países más iguales. Resulta que en los países más libres las mujeres optan por su fuerte relativo (leer), mientras que en los menos libres optan por lo que creen que será una de las limitadas rutas de “libertad financiera” (estudios de ciencia, etc.). Otros estudios confirman que las preferencias de las mujeres influyen fuertemente en las diferencias laborales y salariales entre géneros.

El progreso de las mujeres depende mayormente del trato igual y respeto a sus preferencias.

Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 5 de marzo de 2019.

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