Hablando de economía…¿el tiempo siempre es oro?

VISIÓN LIBERAL – Knut Wicksell sobre los aportes de Böhm Bawerk en relación al tiempo.

Según Carl Menger, todo proceso de cambio significa un surgir, un hacerse, un devenir y esto sólo es imaginable en el tiempo.  Johan Gustaf Knut Wicksell fue un economista sueco que desarrolló, entre otras ideas, la determinación de la tasa natural de interés en la economía. Wicksell modeló su teoría a partir de los aportes del austríaco Böhm-Bawerk.

El autor sueco destacó en una de sus obras¹ la importancia de la introducción, que realizó el austríaco, del factor tiempo en la explicación de los fenómenos de la producción y el valor. La idea de este artículo es exponer los aportes de Böhm Bawerk desde la perspectiva de un economista no austríaco, el cual influyó tanto en el desarrollo del concepto de tasa natural de interés como en la descripción del proceso de producción en el tiempo.

Böhm-Bawerk parte de la noción de que los bienes de consumo final se pueden producir por métodos directos o métodos indirectos. Es decir, se puede cavar un pozo con una pala -método directo- o cavar el pozo con una excavadora -método indirecto-. La diferencia entre utilizar uno u otro método es el tiempo y la cantidad final producida. Con una pala, el pozo que se llega a cavar es de dimensiones pequeñas mientras que, con una excavadora el pozo podría llegar a tener el tamaño de un cráter. Sin embargo, la excavadora, que se produce previamente al igual que la pala, posee un proceso productivo más amplio con más etapas productivas, en otros términos, es necesario que haya toda una industria generadora de excavadoras y eso requiere de tiempo. Cuantas más etapas productivas se involucren en el proceso mayor es el nivel de productividad.

Si nuestra intención es centrarnos en el trabajo de cavar un pozo, una pala es más que suficiente, pero si nuestro objetivo es obtener un mayor valor agregado en el largo plazo, necesariamente se debe alargar el tiempo de producción. Una economía que produce con métodos más indirectos e intensivos en capital (los medios intermedios) deberá poseer un producto total mayor a una economía volcada a satisfacer el consumo mediato.

Es ilógico considerar que cavando un pozo con una pala, aumente el producto más que con una excavadora. La productividad es mínima. En cambio, invertir en una excavadora aumenta la productividad y origina toda una cadena productiva de atrás hacia adelante.

De acuerdo a la teoría de Bömh Bawerk a medida que se alarga el período de producción el producto total aumenta. Sin embargo, dicho aumento es cada vez más pequeño, ya que Bömh Bawerk aplica el concepto de productividad marginal; llega un punto donde alargar la producción se satura y empieza a disminuir el producto total.

Uno de los mayores problemas que presenta este modelo es la determinación del tiempo de producción final: si en algunos factores productivos es difícil determinar el momento puntual en que comenzó a utilizarse ese factor es imposible determinar con exactitud el tiempo total de producción.

Una salvedad que realizaron posteriores discípulos de Böhm Bawerk fue considerar la sumatoria de las ponderaciones del tiempo de utilización de todos los factores, y de ese modo llegar a un período medio de producción. Sin embargo, como los factores no son homogéneos entre sí el modelo quedó inconcluso y de difícil aplicación. A pesar de ello, sentó las bases para la posterior construcción de ideas hayekianas acerca de la teoría de los ciclos económicos.

A su vez, Böhm Bawerk desarrolló una teoría del interés. Fundamentalmente, la tasa de interés en Böhm Bawerk es el resultado de cambiar bienes presentes por bienes futuros. La justificación de este interés se encuentra en la teoría de la preferencia temporal positiva que depende de tres principios:

– Utilidad

– Incertidumbre

– Grado de tecnicidad

Existe una preferencia de los individuos por los bienes presentes, ya que la utilidad de la satisfacción de la necesidad es inversa con el tiempo. Cuanto más alejada en el tiempo se encuentre la necesidad que debemos satisfacer menor será la utilidad de la misma. Esta visión de que las necesidades primarias -beber un vaso de agua- son más urgentes a satisfacer que las necesidades secundarias -comprarse un auto- proviene de la tradición austríaca mengeriana o teoría subjetiva del valor, de que existen diferentes grados de necesidad con sus respectivas utilidades.

Por otra parte, los individuos subvaloran las necesidades futuras y sus medios para satisfacerlas ya que la incertidumbre juega un rol desmotivador. Como el individuo no posee certeza del futuro el placer de disfrutar de las cosas presentes es mayor que el de las inciertas.

Por último, se supone que los bienes presentes son superiores técnicamente debido al uso mediato que se le puede hacer. Una cantidad dada de un bien intermedio que se puede utilizar en el presente puede aumentar la productividad y alargar las etapas de producción.

A Wicksell no le convencen estos fundamentos. Siguiendo su razonamiento, para determinar la utilidad es preciso conocer la cantidad de bienes futuros que son requeridos para satisfacer las necesidades futuras y en la teoría de Böhm Bawerk esto no es posible ya que son inciertos. Por otro lado, el período de consumo de esos bienes tampoco es establecido, no se sabe si se utilizarán o no, y en qué magnitud, los mismos.

El supuesto de incertidumbre genera una preferencia desmedida sobre los bienes presentes que solo garantiza una tasa de interés no negativa. El interés no puede estar basado únicamente en la subjetividad -o falta de “imaginación” en términos wicksellianos- de las personas sobre el futuro. Tampoco es posible establecer de forma indefinida el prolongamiento de un proceso productivo por el concepto de productividad marginal. En un punto, en el tiempo, la incorporación de una nueva unidad infinitesimal de medios intermedios deja de reportar beneficio.

Por añadidura, Wicksell reconoce que el principal error de Böhm Bawerk fue tratar de justificar la existencia de un tipo de interés sin analizar el mercado de capital y de trabajo; pero reconoce que incorporó un elemento fundamental, el tiempo.

REFERENCIAS

¹  Wicksell, K., (1947). Lecciones de Economía Política. Editorial C.W.K.Gleerups Forlag, de Lund.