La historia nos enseña que hay que priorizar una moneda sana

REPÚBLICA ECONÓMICA – Es de interés particular estudiar los años 1966-1969 ya que se muestra como la necesidad de financiar el, cada vez más, creciente déficit público condicionó la política monetaria, provocando los períodos pre-recesivos y de estallido social. Es imprescindible que tengamos bien presente los errores cometidos en el pasado para no volver a cometerlos. La falta de un diagnóstico preciso generó que las medidas que se tomaron entre el 66 y el 69 no solucionaron el problema inflacionario sino que aplazaron la interrupción de los períodos de auge a costa de los ingresos de los trabajadores del sector privado, con cierres de sectores y eliminación de puestos de trabajo. Este período es el ejemplo claro del ajuste del sector privado en contra del sector público.

 

Previo a 1966, el gobierno de Frondizi y Guido, en un contexto donde una caída de los precios internacionales afectó la capacidad de generar divisas del sector externo, se caracterizó por aplicar una política de estabilización que restringió el crédito al gobierno y al sector privado y ayudó a equilibrar la economía. La base monetaria se redujo del 23% del PBI al 21,5% del PBI. Sin embargo, una mejora en los precios relativos del sector agro mejoró el resultado de la balanza comercial, incrementando el nivel de reservas que se tradujo, posteriormente, en una expansión de la base monetaria.

Para enfrentar la inflación, el gobierno militar de Onganía buscó frenar el aumento de los salarios congelando los sueldos y suspendiendo nuevas negociaciones de los convenios colectivos de trabajo. La figura más importante del Gobierno de Onganía fue el Ministro de Economía, Krieger Vasena, quien realizó un ajuste cambiario acompañado de un proceso similar en los precios y un congelamiento salarial sin precedentes en la historia moderna de la Argentina.

Krieger Vasena presentó su Plan de Tres Tiempos: el económico, el social y el político. Este Plan Económico de Vasena consistió en una recesión administrada, que favorecía a las grandes empresas extranjeras en perjuicios de las pequeñas y medianas empresas nacionales. La finalidad era:

  • Controlar la inflación;

  • Aminorar los costos industriales;

  • Atraer capitales extranjeros.

Las principales medidas adoptadas del Plan Vasena fueron:

  • Provocar una devaluación compensada, con lo que el tipo de cambio subió de alrededor de 280 pesos por dólar a 350 pesos por dólar, a la par de un aumento de las retenciones sobre las exportaciones tradicionales y una reducción de los derechos de importación, buscando así atenuar los efectos que en los precios internos pudiese acarrear tal devaluación y además fomentando un incentivo para las exportaciones no tradicionales.

  • Ajustar por etapas los salarios vigentes de acuerdo a los convenios colectivos de trabajo, para así lograr devolver a los trabajadores el poder adquisitivo real de 1966 en medio de una inflación.

  • Limitar los aumentos de los precios.

  • Reducir el déficit fiscal por medio de un aumento de las tarifas de los servicios públicos y del número de empleados públicos.

  • Renovar y ampliar los contratos los contratos petroleros por Illia.

  • Alcanzar un acuerdo con el FMI.

La política económica aplicada por Vasena:

  • Redujo los costos de la mano de obra para las empresas.

  • Rebajó el monto de las indemnizaciones por despidos.

  • Elevó la edad jubilatoria de 60 a 65 años.

  • Impulsó la Ley de Arbitraje Obligatorio en caso de conflicto laboral, para no llegar a la huelga.

Sin embargo, nada se hizo con la emisión monetaria, el único factor de la inflación. A partir de 1966 se puede observar que la creación del dinero empieza a tomar un ritmo de crecimiento cada vez mayor. La base monetaria ese año se acelera en un 35%ia, 9 puntos superior al año anterior. La principal causa de creación de dinero de ese año fue el crédito al Gobierno. El déficit del Tesoro Nacional se había incrementado en un 41% en relación al año anterior, siendo financiado casi en su totalidad con activos internos del Banco Central. Resultado de esta expansión de la base monetaria los bancos comerciales elevaron su capacidad de préstamo, que se vio potenciada por el relajamiento de los requisitos de encaje. La creación de dinero fue acompañada por una aceleración del nivel general de precios en un 32%.

En 1967 la base monetaria se volvió a incrementar en un 41% en relación al año anterior. Este crecimiento se debió, nuevamente y en menor medida con respecto a 1966, a operaciones con el sector público y a una significativa adquisición de divisa por parte del Banco Central en el mercado de cambios. El mayor aumento en la liquidez del sector público se adujo principalmente a un mayor incremento de la recaudación tanto tributaria como de previsión social. A su vez, esta mayor apropiación del ingreso del sector privado para financiar el déficit del sector público permitió que se absorbiera parte de esta creación de dinero y no se traslade tanto a precios.

El Plan de Vasena de ajuste “parcial” del sector público bajó la inflación en un 10% anual en 1967, mejorando la confianza de los inversores. El ciclo de auge por emisión se vio prolongado, en parte, por la mayor confianza de los extranjeros que depositaron sus divisas en nuestro país y permitieron acumular una considerable suma de reservas que financió este período de ilusión monetaria. Luego de 1967 el gasto público vuelve a incrementarse. Se financian importantes obras públicas como la construcción de la represa hidroeléctrica, la central nuclear de Atucha, la construcción de puentes y túneles a través del río Paraná, la extensión de rutas asfaltadas. Todas estas medidas que buscaban un crecimiento rápido y a costa del sector privado incrementaron el empleo público y el déficit fiscal.

Entretanto en 1968 se acrecienta la emisión de dinero, fundamentalmente para brindarle mayor liquidez al sector privado y para favorecer el crecimiento de la actividad económica productiva a través del otorgamiento de créditos a tasas bajas. Esta mayor liquidez posibilitó que las tenencias en manos del público se expandieran y el Estado pudiera recaudar más y hacer frente a sus acrecientes gastos. Al mismo tiempo hubo una colocación de bonos, infundada por este reciente optimismo de estabilidad económica,  que ayudó a financiar los gastos del sector público. Por otro lado, se volvieron a reducir los requisitos de encaje, permitiendo que los bancos comerciales tuvieran más efectivo para prestar al sector productivo.

Cuando en 1969 estalla la crisis social y el mercado de cambios y de divisas se ve perjudicado, la liquidez se reduce. El Banco Central hace frente a esta falta de liquidez con reservas que había acumulado años anteriores y por las divisas que entraban por el favorable desempeño de las exportaciones. Por ende, no necesitó emitir para salir de esta crisis. Sin embargo, la expansión monetaria continuó su sendero alcista debido a que necesitaba cubrir las necesidades de recursos crediticios del sector privado y las transferencias al Tesoro. Es por ello que no se observa una reducción sustancial de la creación primaria de dinero que, posteriormente, desembocará en un mayor incremento de los precios.

El Cordobazo es la insignia de una política económica asentada sobre los pilares del gasto público que sólo satisfacía los intereses de pequeños grupos monopolistas. Además, la política monetaria del gobierno de la época estuvo condicionada por el contexto político. En un primer momento se intentó terminar con los ciclos inflacionarios que derivaban en crisis, devaluación y recesión. Pero, los programas de ajuste tenían un costo político, como se describió previamente y es por ello, que no iban a la par de una política monetaria recesiva. Además, en plena revolución de ideas el enfoque de la inflación se basaba en las presiones de costos, es decir, se concebía su origen en aumentos de los salarios y de los precios de un determinado sector. Por lo tanto, las soluciones en general se basaban en controles de precios, de salarios y tipo de cambio fijo. Todas ellas, se desviaban de la única causa, la emisión, y profundizaban el problema de la inflación. En consecuencia, no se redujo ni el crédito al sector privado ni el financiamiento al sector público.

Desde 1969 la tendencia creciente a la creación primaria de dinero generó una pérdida del valor de la moneda nacional como reserva de valor. Se produjo una aceleración de la emisión con creación de nuevas monedas: Peso Ley, Peso Argentino, Peso, Austral, Peso Conevertible y pesificación, además de 11 cuasi monedas provinciales y una cuasi moneda nacional (Lecop).

*Natalia Motyl es Licenciada en Economía y se desempeña en la Fundación Libertad y Progreso