(Xinhua) — El presidente de Argentina, Mauricio Macri, concluirá su mandato en 35 días con “contradicciones que impidieron la puesta en marcha de una serie de reformas económicas” que, de haber prosperado, habrían ayudado a “resolver problemas como la alta inflación, la pobreza y el desempleo”, afirmó hoy la experta Natalia Motyl.
Motyl, analista de la Fundación Libertad y Progreso (FLyP), dijo en entrevista con Xinhua que “la gestión de Macri estuvo plagada de contradicciones y limitaciones políticas. Por un lado, su discurso siempre apuntó al camino correcto. No obstante, las políticas económicas llevadas adelante fueron bastante tímidas y lentas para la gravedad de los problemas del país”.
“Macri aplicó, avalado en parte por el Fondo Monetario Internacional (FMI), una política gradualista, lo que le daba cierto aire en lo social. Luego de una serie de disturbios en diciembre de 2017, su Gobierno definitivamente se acobardó con las reformas que debía llevar adelante y escogió un camino escaso de pragmatismo. Compró tiempo endeudándose con el FMI”, dijo la economista.
La economía de Argentina, la tercera de América Latina, cerrará este año con una contracción de 3,1%, según el FMI. El país registra además alta inflación, de 37,7% en los primeros nueve meses del año, una tasa de desempleo de 10,6% y un índice de pobreza que afecta al 35,4% de la población.
“Argentina posee un elevado gasto público persistente, que excede sus ingresos y que le provoca distorsiones en el resto de las variables económicas. Las formas que el Estado escoge para financiarlo, en vez de reducirlo, son las causas de que poseamos altas tasas de desempleo, inflación y pobreza, además de una estructura productiva atrofiada, que no puede hacer frente a los shocks externos y un estancamiento económico desde hace 10 años”, observó Motyl.
La analista enfatizó que “no hay recetas mágicas, sino políticas exitosas” para abordar los problemas económicos del país: “Si queremos crecer, entonces hay que recortar el gasto público”.
“Macri, en cambio, decidió financiar ese gasto público endeudándose, para no generar tensión social. Definitivamente compró tiempo, pero no le alcanzó. Se vio que la política gradualista de su administración no era consistente con el déficit fiscal cuando se intentó controlar la inflación con ‘inflation targeting’ y definitivamente se les fue de las mano”, analizó la entrevistada.
Argentina suscribió el año pasado un acuerdo con el FMI para acceder a un préstamo por 56.300 millones de dólares, de los cuales recibió unos 44.100 millones. Un desembolso de 5.400 millones de dólares está pendiente debido a la situación política y financiera en el país tras el revés de Macri en las elecciones generales del 27 de octubre pasado.
Según el Gobierno, Argentina enfrenta un nivel de endeudamiento equivalente al 68% de su Producto Interno Bruto (PIB), cifra cuestionada por la oposición, que asegura que la deuda representa la totalidad del PIB nacional.
La experta subrayó que “si el Gobierno hubiese aplicado una política de shock, la historia hubiese sido diferente. Una política de shock permite eliminar rápidamente las distorsiones y así mejorar la eficiencia, incrementando el bienestar de toda la sociedad. Si Macri hubiese escogido ese camino, hoy la pobreza se encontraría reducida, habría una inflación de un solo dígito y una tasa de desempleo manejable. Lamentablemente, no se logró hacerlo”.
Consultada sobre los puntos a distinguir de la administración que concluye el 10 de diciembre próximo, Motyl consideró que “la gestión de Macri tiene tres puntos fundamentales a destacar: calidad institucional, relaciones internacionales, mayor transparencia”.
“En 2019, la Argentina subió en siete puestos en el Índice de Calidad Institucional. Y desde 2017 a 2019, el país pasó del puesto 142 al 112. En el Índice de Percepción de la Corrupción, elaborado por la Organización de Transparencia Internacional, nuestro país también mejoró, posicionándose actualmente en el puesto 85 de 180 países”, mencionó.
Asimismo, dijo que “es indudable la mejora en las relaciones con el resto del mundo. Argentina logró afianzar las relaciones bilaterales. Volver a los mercados no fue una tarea sencilla y Macri hizo un gran avance en esta materia”.
En cambio, al actual Gobierno “le quedó pendiente reducir cabalmente el gasto corriente, más allá de lograr un resultado primario cercano a cero por efecto de la suba de impuestos, y así volver a la senda de crecimiento con baja de la inflación y la tasa de desempleo. Son los grandes desafíos que tiene nuestro país y hay que afrontarlos de manera urgente”, instó la economista.
Según un documento del Gobierno difundido este martes, “en 2019 el Estado argentino prácticamente va a alcanzar el equilibrio primario, tanto a nivel nacional como provincial. Esto es algo que no se ve hace una década y que es prácticamente una excepción en la historia económica de los últimos 70 años”.
El desequilibrio de las cuentas públicas ha sido en las últimas décadas uno de los principales factores de la volatilidad de la economía argentina: en los últimos 60 años el Sector Público Argentino consolidado tuvo, en promedio, un déficit fiscal primario de 2% del PIB, con máximos de 12% y un déficit financiero promedio de 4% del PIB, según ese documento.
“El esfuerzo fiscal (de estos cuatro años) se logró preservando la inversión social, devolviendo recursos a las provincias y reduciendo la presión tributaria. Así en 2015-2019 el gasto primario excluyendo prestaciones sociales, tuvo una reducción de 5,1 puntos del PIB, regresando a los niveles de 2006”, afirmó el documento del Gobierno.
Motyl dijo que la próxima administración, que estará a cargo del dirigente peronista Alberto Fernández, “se encontrará con una Argentina al borde de sufrir una de sus mayores crisis económicas de la historia, con los mismos problemas que cuando asumió Macri, pero en este caso totalmente endeudada”.
“Claramente, la Argentina no tiene mucho margen para escoger un camino diferente al pragmatismo. Hoy la prioridad es salir lo más airoso que se pueda de la crisis”, resumió.
Para Motyl, Argentina recuperará la senda del crecimiento económico si prosperan “una reforma laboral, una reforma tributaria que abarque la reforma de la coparticipación federal de impuestos, la apertura comercial, una reforma educativa y lograr una moneda sana. Cada una de ellas son necesarias e imprescindibles para poder salir de este estancamiento en el que nos encontramos por una década”.