En tiempos del Covid-19, las 10 técnicas que utiliza el Estado para manipularnos

MISES ROPORT – El Covid-19 ha proporcionado la excusa perfecta para que los Estados más de centro-izquierda/izquierda puedan manipular fácilmente a las personas. Esto ya lo alertó hace algunos años atrás Noam Chomsky.

Chomsky describe 10 técnicas que son utilizadas por los medios masivos de comunicación y que les sirven a los Gobiernos para controlar a las personas:

  • Distracción: bombardear a las personas a información constante para que no puedan discernir entre lo relevante y lo irrelevante. Por ejemplo, hablar constantemente del Covid-19, escuchar las declaraciones de cada persona infectada, centrar la atención en la cuarentena de las “celebridades”, extensos debates sobre el virus, etc. No obstante, se deja de lado las noticias económicas, el día después del confinamiento, entre otros.
  • Crear problemas y ofrecer soluciones. Se inventa un problema y se propone una solución que conviene a sus intereses. Por ejemplo, difundir un estado de alarma y aprovecharlo para intervenir más la sociedad, coartando, de esa forma, libertades individuales. Esto ha servido durante toda la historia mundial para que en épocas de “economías de guerras”, como nos la pintan con el Covi-19, los Estados puedan dirigir a la sociedad a un socialismo más extremo.
  • Gradualidad: llevar a cabo medidas paulatinas que de haber sido llevado adelante todas juntas habría sido inaceptable. Por ejemplo, los decretos de necesidad y urgencia al cual en estos momentos apelan casi todos los gobiernos. Se aplican todas las semanas, pero, prácticamente nadie ha cuestionado un instrumento no muy democrático.
  • Diferir: no hacerse cargo de las responsabilidades. Se argumenta que se han tomado decisiones difíciles pero necesarias porque sino el camino hubiese catastrófico. Los gobiernos utilizando la excusa de las muertes que se hubieran generado por el virus si ellos no hubiesen aplicado tal o cuál medida.
  • Tomar al público como niños. Optar por una estrategia de comunicación infantilizante. Se considera a las personas como niños pequeños que no se pueden dejarlos solos y no son capaces de pensar por sí mismos, así se les enajena del pensamiento crítico y el papá Estado toma una posición de tutor. De ésta forma, el individuo deja de ser dueño de su capacidad de pensar y accionar, para pasar a responder a los caprichos y antojos del Estado.
  • Apelar a las emociones. En vez de utilizar argumentos, usan las emociones y el inconsciente humano para manipular a las personas. Es una técnica muy amada por el socialismo. Todos saben que el socialismo no funcionó en ninguna parte del mundo  sus políticas son muy empobrecedoras, pero sigue siendo una ideología muy vigente  ya que, precisamente, utilizan los sentimientos y la sensibilidad a la hora de comunicar. Por otra parte, hoy se está utilizando el miedo de las personas de “contagiarse y morir” para justificar políticas de todo tipo que, definitivamente, tendrán consecuencias negativas de largo plazo.
  • Fomentar la ignorancia. No producir contenido de calidad y reemplazarlo por valores más bajos. A más baja calidad educativa, más margen de manipular a las masas.
  • Estimular la complacencia. Desarrollar en el público un deseo de mediocridad y conformismo. Las célebres citas de “salud o economía”, “mejor pobres pero vivos”, “no podemos aspirar a ser como el resto del mundo”, “con tal o cuál presidente comemos asado todos los fines de semana”, “un poco de inflación no es mala”, etc.
  • Generar autoculpabilidad. Responsabilizar al individuo de los problemas estructurales que son de la sociedad. Por ejemplo, cuando quieren responsabilizar a los empresarios de la inflación.
  • El uso de las ciencias humanas para éste fin que ayudan a difundir las propagandas políticas. Cuántos profesionales deseosos de difundir el mensaje político y aplauden sin cuestionar de forma muy servil al político de turno.

Definitivamente, tal como describe Chomsky, nos estamos enfrentando a nueva manipulación por parte del Estado para que agachemos la cabeza sin cuestionar los deseos y antojos del grupo de personas que se encuentran al frente del poder político.

Ahora, sólo depende de nosotros dejar que lo hagan o no.