El día siguiente

Consejero Académico de Libertad y Progreso

El Periódico de Sotogrande – CATO – Esta pesadilla va a terminar. Hoy parece absurdo pensarlo, porque el presente, lógicamente, nos apremia. Pero también podemos otear el horizonte. ¿Cómo será la economía el día siguiente al final de la pandemia? Aunque nadie lo sabe, podemos plantear dos conjeturas: ese día será malo y también bueno.

El impacto económico será sin duda muy negativo. Lo está siendo ahora, y lo será tanto más cuanto más dure el cierre de los países. Puede ser lógico interrumpir la actividad productiva por motivos de salud durante varias semanas. Pero nadie plantearía que la economía se detenga por completo durante varios meses: el coste sería inasumible.

A la incertidumbre en términos de la actividad se suma la política. El día siguiente nos dejará una economía más pequeña pero una política más grande, con desequilibrios en la Hacienda Pública, por la explosión del gasto y la caída en la recaudación; y también tensiones financieras por la expansión monetaria en busca de una solución milagrosa al colapso.

¿Dónde están las buenas noticias?

En el pasado, que prueba que las mujeres y los hombres libres han sido capaces de superar tragedias mucho más graves.

En el presente, porque vemos incluso ahora, rodeados de malas noticias, señales de esperanza. Socialmente son evidentes, empezando por el esfuerzo y la magnifica labor de trabajadores y empresarios, sobre todo en la sanidad pública y privada; y siguiendo con la explosión de iniciativas solidarias que brotan de toda la comunidad, en particular de los empresarios, tantas veces injustamente demonizados. En términos económicos también hay buenas noticias, porque, como siempre, no está toda la economía golpeada por igual, sino particularmente sectores muy expuestos al cierre, como el transporte de personas, el turismo y la hostelería. Esto no sucede así, en cambio, con otros sectores, como el agrícola y, obviamente, el farmacéutico.

Y habrá buenas noticias también en el futuro, porque las crisis abren nuevas oportunidades. Además, porque cada vez más gente sabe que, como son las empresas y las personas que trabajan las que crean riqueza y empleo, la mejor forma de recuperar la economía no es castigándolas con más trabas e impuestos, sino facilitando su labor.

Este artículo fue publicado originalmente en El Periódico de Sotogrande (España) el 13 de abril de 2020.