Una crisis que abre oportunidades

Ph.D. en Economía en la Universidad de Chicago. Rector de la Universidad del CEMA. Miembro de la Academia Nacional de Educación. Consejero Académico de Libertad y Progreso.

MERCADO – Es hora de admitir la realidad, enfrentar la terrible herencia que nos dejará esta real tragedia educativa y proponer estrategias de corto plazo que permitan minimizar sus costos y aprovechar la oportunidad para resetear la educación argentina.

Dos de los peores legados que el coronavirus habrá de dejar son: el éxodo de estudiantes de escuelas de gestión privada a escuelas de gestión pública, lo cual podría hacer colapsar el sistema público y deteriorar, aún más, la educación que reciben quienes menos tienen -por ende los que más necesitan-, y el fuerte incremento en la deserción en la escuela secundaria.

Al respecto, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, afirmó que “lo que más me preocupa, además de una vuelta segura a las aulas, es que vamos a sufrir un desgranamiento, un abandono sobre todo en la secundaria… en una situación como esta con el impacto económico y social que tuvo la pandemia”.

¿Cómo revertir, en el corto plazo, esta fuerte deserción, generando nuevas oportunidades para nuestros jóvenes? El sistema de educación dual, es la respuesta.

En él, los adolescentes, que desean participar, pasan una cantidad importante de tiempo trabajando en empresas, mientras transitan los últimos años de sus estudios secundarios. Conforme va transcurriendo el proceso de aprendizaje, los estudiantes incrementan el tiempo de entrenamiento en las empresas y reducen el tiempo de aprendizaje en las escuelas, logrando de esa forma al graduarse, incorporarse, provistos de capital humano, al proceso productivo.

Instrumentar el sistema dual alemán, adaptado a nuestra realidad, sería un importante aporte para que muchos jóvenes que han abandonado sus estudios secundarios regresen a las aulas incentivados por una salida laboral de corto plazo y, por ello, sería un instrumento ideal para enfrentar un serio problema que sufre desde hace tiempo nuestra escuela secundaria y que se ha exacerbado por la situación económica que hoy nos toca transitar.

Avalancha sobre el sistema público

Veamos ahora el segundo de los legados con el que deberemos convivir. Es claro que a muchas familias se les ha vuelto imposible pagar las cuotas en las escuelas de gestión privada a las que concurren sus hijos y deberán transferirlos a escuelas de gestión pública.

El sistema público no será capaz de absorber semejante cantidad de alumnos sin deteriorar seriamente el servicio que provee.

¿Qué alternativa nos queda? ¿Generar un esquema de subsidios a los colegios de gestión privada para que puedan seguir operando, reduciendo de tal forma la emigración?

Es una posibilidad a considerar, pero si deseamos resetear la educación argentina, esta es una valiosa oportunidad para cambiar un paradigma que no debemos desaprovechar.

Consiste en crear una sencilla cuenta de ahorro exclusivamente para gastos educativos de aquellos alumnos afectados, a la que denominaré Educard; una herramienta que les otorgaría a las familias la posibilidad de continuar decidiendo sobre la escolaridad de sus hijos.

Esta cuenta sería administrada por los padres, de tal forma que sus hijos podrían seguir asistiendo a la escuela que la familia ha elegido en su momento y no a la que, por consecuencia directa de la crisis económica generada por la cuarentena, deberán concurrir.

Aunque parezca una afirmación descabellada, el coronavirus, en el terreno educativo, ha incrementado la libertad.

En un momento en que la mayoría de nosotros nos encontramos recluidos en nuestros hogares, habiendo perdido hasta la libertad de llevar a cabo las rutinas más ordinarias de nuestras vidas, muchas familias están experimentando una insospechada libertad educativa.

Muchos padres tienen hoy un rol en la educación de sus hijos como nunca antes han podido tenerlo, aprovechando una multitud de recursos de aprendizaje que se pueden encontrar en Internet.

Démosle la oportunidad de continuar teniéndolo, permitiéndoles aplicar el monto que destina el Estado para educar a un estudiante en una escuela de gestión pública del distrito respectivo a la escuela donde ellos consideraron que pueden obtener la mejor o más apropiada educación para sus hijos. La propuesta es presupuestariamente factible, al ser indistinguible de subsidiar a los colegios de gestión privada que hoy ven en riesgo su misma existencia.

Educación dual, financiar a las familias y no al sistema. A riesgo de ser reiterativo, toda crisis genera oportunidades, esta no tiene porqué ser la excepción. Tenemos una oportunidad de resetear la educación argentina, ojalá no la desaprovechemos.