Piratería y socialismo

Consejero Académico de Libertad y Progreso

CATO – El interesante libro de Steven JohnsonUn pirata contra el capital, que publica Taurus, lleva originalmente este título: Enemigo de la humanidad: la verdadera historia de la piratería, el poder y la primera persecución global de un delincuente. Es más largo, pero también más preciso. 

Bucea en la azarosa vida del famoso pirata inglés Henry Avery, del que, como dice Johnson, “no sabemos casi nada antes de 1693 y casi nada después de 1696, pero durante esos años se convirtió en el hombre más buscado del mundo”. 

Tras amotinarse y robar un barco en La Coruña, emprende una carrera delictiva en el Océano Índico, que corona con el robo de una lujosa nave del imperio mogol, en la que sus hombres perpetraron violaciones y asesinatos. Repartido el botín, los piratas se disuelven. Algunos serán capturados y juzgados en Londres, pero de Avery se perdería el rastro para siempre. 

El emperador Aurangzebm arremetió contra los ingleses y la East India Company, quienes tuvieron que convencerle de que la piratería (ya) no iba con ellos y que garantizarían la seguridad del importante tráfico marítimo entre el Mar Rojo y la India, y, por supuesto, detendrían a Avery, calificado de “enemigo de la humanidad”. Como proclamó el fiscal londinense: “Toleremos a los piratas y el comercio del mundo habrá de cesar”. Los piratas fueron efectivamente perseguidos sin descanso, y el comercio floreció. 

Monopolio 

Conviene subrayar el protagonismo del Estado, que concedió a los capitalistas amiguetes de la Compañía de las Indias Orientales el monopolio de las importaciones hacia Inglaterra; y de hecho la empresa ejerció funciones ejecutivas en la India colonizada. Por todo ello fue criticada por los economistas liberales, desde el propio Adam Smith

Es verdad que la vida pirata fue idealizada por su aventurerismo y revestida de mito proletario: “Un barco pirata era, probablemente, la comunidad más igualitaria del mundo”. Así era: no solo igualitaria, sino también democrática y fraternal. La tripulación cobraba casi el mismo salario y había fondos comunes que funcionaban como un mini Estado de bienestar. Aquí puede subyacer el motivo por el que la traducción española atribuye a Avery una enemistad contra el capital. Y, en efecto, el pirata era un paradigma socialista, y, como tal, muy admirado. 

Pero era un anticapitalista pleno, como concluye Johnson, haciendo un genuino resumen de la historia del socialismo: “Los piratas eran héroes de masas y la vanguardia de un orden social nuevo, más equitativo y democrático. Pero también eran asesinos, violadores y ladrones: enemigos de toda la humanidad”. Y, como suele suceder con los héroes del anticapitalismo, Henry Avery nunca fue juzgado por sus crímenes.

Este artículo fue publicado originalmente en Expansión (España) el 12 de octubre de 2020.