El contexto internacional augura un 2021 que pone al campo en la mira del gobierno para asegurar un tipo de cambio estable hasta las elecciones.
El incremento de los precios de los commodities trae un viento de cola inesperado para el gobierno, liderado por el precio de la soja. Esto lograría un alivio para el Banco Central ya que contaría con alrededor de US$5.500 millones adicionales en el 2021 en concepto de exportaciones agrícolas que le quitará presión al mercado cambiario. A su vez generaría ingresos al Tesoro Nacional en concepto de retenciones en torno a los US$1.500 millones.
Iván Cachanosky, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso señala que “esta mejora en los precios de los commodities, es una gran oportunidad si el Gobierno tuviera en mente realizar reformas para reducir el gasto público con amortiguadores sociales, por ejemplo”. Sobre este punto, el economista advirtió que “lamentablemente observamos que las últimas medidas no sólo no tienden a una reducción del gasto público, sino más bien a cómo financiarlo con más impuestos”.
Según las últimas estimaciones de la USDA (U.S. Department of Agriculture), el mayor valor exportado no vendría explicado por un alza en las cantidades, sino por un fuerte incremento en los precios. En el caso de la soja, las cantidades descenderían 10,8%, aunque esta caída se vería más que compensada por un fuerte incremento del precio, llevando que el valor total de las exportaciones de la soja suba un 25,7% en el 2021. Para el caso del valor exportado del trigo la suba es del 16,7% y del maíz un 21,2%.
Diego Piccardo, economista en la Fundación explicó que este “shock” en los precios de las commodities es provocado en primer lugar “por un fuerte repunte en la actividad económica de China, principal demandante de estos bienes”. También destacó que las sequías provocadas por el efecto de la Niña que reducen la oferta y finalmente por la debilidad del dólar a nivel mundial, como consecuencia de la política de inyección masiva de liquidez de los principales Bancos Centrales, eleva el precio de los bienes y servicios valuados en dicha moneda.
Piccardo señaló que “No caben dudas de que el Gobierno contará con un aliciente siempre y cuando, las lluvias aparezcan y la sequía no impacte como en otros países exportadores de materias primas. El problema es que nuestros funcionarios no terminan de entender que el camino del desarrollo, no es por medio del acoso al sector más productivo del país si no por políticas estructurales que limiten la ineficiencia en la administración del dinero de los argentinos.”
Cachanosky por su parte se pronunció sobre lo que será un año de incertidumbres, “La estrategia del Gobierno va por la contención del tipo de cambio a cualquier costo hasta las elecciones. En este sentido el campo será el que pague la insolvencia hasta mitad de año, ayudado con la venta de títulos públicos en dólares en manos de organismos públicos. De ahí en adelante dependerá de una arreglo favorable con el FMI”.
Según el director de la Fundación, Lic. Aldo Abram: “Se nos presenta una nueva oportunidad gracias a un contexto internacional muy favorable. Podemos continuar pidiendo al cielo lluvia y seguir haciendo abuso de los parches a un cepo y un rumbo económico inconsistente, que ya nos llevó a muchas crisis. O aprovechar el contexto de la negociación con el FMI para presentar un plan de reformas estructurales que resuelva los problemas de fondo y ayude a restablecer la confianza. De esta forma, no sólo dependeremos de una buena cosecha, sino que además contaremos con el ingreso de divisas de financiamiento voluntario y de inversiones que permitirán consolidar un crecimiento dinámico y sustentable.” Ver Reformas Estructurales
Video recomendado: Retenciones al Progreso