Carta abierta a los “no esenciales”

Por Ignacio Agustin Posada, Docente Facultad de Ciencias Económicas en UADE

Estimado “no esencial”,

Vos sos esencial. Si tu fuente de trabajo le da de comer a tu familia, te da un propósito para vivir, mejora las condiciones de vida de tus compatriotas, o simplemente te llena; tu trabajo, es esencial. Este brinda dignidad al laburante, mejora su autoestima y hace que se sienta apreciado por los demás.

De chico me quejaba que mis padres trabajaban mucho (son fotógrafos, por lo tanto, tampoco son esenciales), que pasaban muchas horas fuera de casa, sobre todo, cuándo tenían un evento y volvían a las 6 de la mañana. Sin embargo, eso hizo que hoy sean mi ejemplo a seguir, a perseverar y dar lo mejor de mí cada día. Por más difícil que fuera, siempre se esforzaron por proveer a la familia.

Por el contrario, el hijo de un “no esencial” en este momento ve que sus padres no tienen la capacidad de proveer a su familia, que no puede salir de casa, que su trabajo es “inútil” para la sociedad. Sus padres, en lugar de ser los héroes que sacan a su familia adelante, tienen la desgracia de vivir con un simple y triste mal ejemplo de un no esencial.

No dejes que quien no es productivo te prohíba producir. Que quien se despierta a las 9 am te diga que no podés salir a trabajar a las 6 am. Que quien va a trabajar en helicóptero, te impida subirte al tren o al bondi. Que quien nunca trabajó en un aula, te restrinja educar a la próxima generación de seres pensantes.

¿Qué autoridad moral tiene un ciudadano (por más poderoso que sea) de definir quién es importante y quién no? ¿Bajo qué criterio determinan que un vendedor ambulante, un dojo de artes marciales, una escuela de arte, un instituto de idiomas, un café, un gimnasio, un restaurante, un servicio hotelero, un emprendedor, no son esenciales? ¿Por qué alguien puede decidir si vos y tu familia se quedarán sin ingresos de la noche a la mañana?

¿Quién puede negarte tus derechos constitucionales expresados en el artículo 14 de “trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender”?

Te pido encarecidamente que, la próxima vez que cualquier ciudadano exprese el concepto “no esencial”, lo pares y le expliques que todos y cada uno de nosotros, somos esenciales y que hay una constitución que nos defiende.

Con cariño,

Ignacio Agustín Posada

(Otro no esencial)