La inflación se aceleró en septiembre y el Gobierno teme por el precio de los alimentos

Director General en

Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. 

EL ECONOMISTADespués de cinco meses consecutivos de desaceleración en la tasa de inflación, septiembre habría cortado esa tendencia y complica el panorama para lo que queda del año y el principio de 2022. En ese marco, el Gobierno comenzó reuniones con empresas para evitar subas desmedidas que repercutan en su batalla contra los precios, con un foco central en alimentos.

La estrategia de conversar con las empresas, entre las que se encuentran supermercados y compañías de consumo masivo, entre otras, no funcionó como los funcionarios esperaban en la primera mitad del año. Hasta junio, los precios minoristas que mide el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) habían acumulado un alza de 25,3% desde enero, dando por tierra la pauta de 29% con la que se había querido consensuar “precios y salarios”. 

A partir de esa dinámica, la proyección oficial de inflación para todo 2021 pasó a ser del 45%, tal como quedó plasmado en el proyecto de Presupuesto 2022 en el que trabajó el Ministerio de Economía. Para varios analistas, de todas formas, ese porcentaje también quedaría corto y se acercaría más al 48% o 49%. Por otro lado, también hay que tener en cuenta el atraso cambiario, el escaso nivel de reservas y la incertidumbre macroeconómica. 

En esa línea, el Gobierno también incentivó en la segunda mitad del año la reapertura de paritarias, con el objetivo de que “le ganen a los precios” por primera vez luego de tres caídas consecutivas. Mientras tanto, los precios mostraron una desaceleración considerable durante cinco meses consecutivos desde el pico de 4,8% que mostraron en marzo hasta el 2,5% que marcaron en agosto hasta acumular en ocho meses 32,3%. 

Septiembre 

Al analizar los resultados de las consultoras, lo primero que se puede observar es que en septiembre podría observarse una inflación, aunque por unas décimas, más alta que la del mes anterior. Además, generalmente el último trimestre del año suele mostrar variaciones de precios altas por factores estacionales. 

Por su parte, el Índice de Precios al Consumidor del Gran Buenos Aires (IPC-GBA) de Ecolatina mostró para el noveno mes una suba de 3,2%, acelerándose 0,7 puntos porcentuales (p.p.) respecto a agosto. De esta manera, la inflación acumuló 35,3% en lo que va del año y exhibió una variación de 50,1% en la comparación interanual. 

No obstante, la consultora espera que esa dinámica se extienda a nivel nacional y, en consecuencia, en septiembre se haya interrumpido la desaceleración inflacionaria observada a partir de marzo. “Detrás de esa evolución estarán los precios no regulados en la zona del 3%, junto a regulados y estacionales que aportarán algo más al nivel general en comparación al mes previo”, explicaron. 

En esa línea, y más allá del dato puntual, el IPC que mide la Fundación Libertad y Progreso (LyP) arrojó un avance de 2,8% para el período mencionado, evidenciando una aceleración. Con ese porcentaje, el acumulado ascendería cerca del 36%, “la segunda más grande de los últimos 5 años, solamente superada por la del 2019 que se ubicó en 37,7%”, apuntó LyP en su informe.  

Además, el reporte recordó que, en agosto del 2019, los resultados de las PASO presidenciales generaron una devaluación del tipo de cambio, que repercutió en la inflación del mes siguiente. “En tercer lugar se encuentra el mismo lapso de 2018, con una inflación acumulada del 32,4%. Luego lo sigue el 2020 (22,3%) y, en último lugar, el 2017 (17,6%)”, repasaron. 

Sobre este tema, el economista de LyP, Diego Piccardo, comentó que este avance responde al hecho de que “la desinflación que se venía orquestando no era genuina”.  

“Las medidas de apreciación cambiaria, control de precios y retraso tarifario pueden reprimir a la inflación por un momento a costa de mayor inflación futura”, dijo. Además, Piccardo explicó que de cara al futuro es probable que la inflación se acelere en buena parte gracias a la “creciente necesidad de financiamiento que tiene el Tesoro que va a ser financiado en casi en su totalidad mediante asistencia del Banco Central”. 

Desde Ferreres, registraron una suba de 3,3% el mes pasado. 

Factores externos 

Desde el Gobierno también aseguran que la aceleración de precios respondió, en parte, a factores externos asociados al encarecimiento de las materias primas, los fletes internacionales y la salida de la pandemia. Algo que quedó evidenciado con la inflación que vienen mostrando, en dosis menores, países como Brasil o Estados Unidos. 

Un trabajo reciente del Fondo Monetario Internacional (FMI) consignó que la recuperación económica, luego de la pandemia, ha estimulado una rápida aceleración de la inflación este año en las economías avanzadas y de mercados emergentes, “producto de una demanda sólida, la escasez de oferta y el rápido aumento de los precios de las materias primas”.  A su vez, estimaron que ese proceso continuará en aumento en los próximos meses para luego volver a los niveles previos a la pandemia hacia mediados de 2022, aunque “persisten los riesgos de una aceleración”. 

Desde el organismo multilateral de crédito prevén que la inflación anual en las economías avanzadas llegue a un máximo promedio de 3,6% en los últimos meses de este año para luego invertir esta tendencia en el primer semestre de 2022 y situarse en un 2%. El aumento de la inflación será mayor en los mercados emergentes, donde llegará al 6,8% promedio para luego ceder a un 4%, algo que no representa una buena noticia para Argentina. 

Alimentos 

Por otro lado, los precios de los alimentos en el mundo aumentaron considerablemente a alrededor del 40% durante la pandemia, detalló el FMI, “lo que plantea un gran desafío para los países de bajo ingreso donde tales compras representan una gran proporción del gasto de consumo”.  

Por último, explicaron que las simulaciones de varios escenarios de riesgo extremo indican que los precios podrían subir considerablemente más rápido debido a “las continuas alteraciones de la cadena de suministro, las grandes fluctuaciones de precios de las materias primas y un desanclaje de las expectativas”. 

Volviendo a nuestro país, el encarecimiento de los alimentos puede generar mayores complicaciones a la recuperación económica y empeorar los niveles de pobreza e indigencia. Respecto a la indigencia en Argentina, esta mostró una suba de 0,2 décimas durante el primer semestre de este año contra el segundo de 2020 para alcanzar al 10,7% de la población (casi 5 millones de personas), a contramano de la pobreza que marcó una leve baja.  

Esta evolución refleja la dificultad de las familias de acceder a los alimentos necesarios para cubrir una dieta básica. Para tener en cuenta, según datos del Indec, desde septiembre de 2018 que el rubro alimentos y bebidas crece por encima del IPC general en términos interanuales. Por otro lado, a nivel mensual, en 7 de los últimos 12 meses la evolución del nivel de precios de ese segmento también se incrementó por encima del índice general. 

Más controles 

De cara al final del año, el Gobierno va a intensificar las charlas y los controles para que los precios no se escapen. El foco principal estará en alimentos y bienes de consumo masivo. Desde la Secretaría de Comercio Interior explicaron a El Economista que estas semanas fueron “muy movidas”.  

“Hubo reuniones con los supermercados y las empresas de consumo masivo para negociar la renovación de Precios Cuidados, hablar de las pautas de aumentos y de otros programas en los que forman parte”, destacaron desde la secretaría que conduce Paula Español.  

Además, se está avanzando en una investigación de mercado que se inició en agosto a empresas productoras de insumos, luego de que se detectara una aceleración en los precios del sector. Este también es un reclamo que las empresas de consumo masivo venían haciendo, ya que esos aumentos repercuten en el precio final de los productos. 

Desde el Gobierno saben que los últimos meses del 2021 podrían implicar mayores aumentos. En tanto, desde Ecolatina estimaron que la inflación se mantendrá hasta fin de año en un promedio cercano al 3%, “incluso teniendo en cuenta la apuesta a mantener reducido el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial, y a escasas subas de precios regulados, al menos hasta las elecciones generales de noviembre. De esta manera, la inflación terminaría en la zona del 48,5% en 2021”. 

Por su parte, Agustín Etchebarne, Director Ejecutivo de Libertad y Progreso, destacó que “el Gobierno hizo un gran esfuerzo para intentar reducir un poco lo que se ve del IPC con los congelamientos, tarifas retrasadas, venta de deuda del BCRA y demás”. El economista resaltó que, a pesar de ello, “la inflación sigue estando cerca del 3% mensual, y la idea que tenían de mejorar los salarios en base a emisión , lo único que va a generar es una mejoría transitoria y muy costosa”. Finalmente advirtió que espera para después de las elecciones un “salto devaluatorio e inflacionario”.