La corrupción excluye, desintegra y empobrece a los pueblos y países

Consejero Académico en Libertad y Progreso

INFOBAE – El aumento de la percepción de corrupción está convirtiendo a la Argentina en un país crecientemente desintegrado, alejando a la gente de las decisiones que le importan. Hasta la negociación con FMI se opaca porque el Gobierno quiere mantener las cajas que controla fuera del alcance de la población. Nuestros gobernantes excluyen a la mayoría de las personas de las resoluciones que determinan la distribución de los ingresos con cambios en las normativas y acumulan poderes hasta tolerar la usurpación de propiedades privadas.

Los países combinan diferentes centros de decisión: el nivel de los políticos, el de los particulares, y sus vinculaciones entre sí. A mayor control de los privados, menor y más eficiente se torna el gasto público. El derrumbe del comunismo precipitó una contracción de las decisiones que los políticos mantienen fuera del alcance de la población. Sin embargo, en este siglo XXI los políticos recuperaron espacios. En la Argentina, nunca tuvieron tantas rentabilidades e intervención en las decisiones como ahora.

A mayor control de los privados, menor y más eficiente se torna el gasto público

El martes último, Infobae publicó el mapa mundial de la percepción de la corrupción en el Estado elaborado por Transparencia Internacional, el cual permite comprender nuestras dificultades, porque revela que los países menos corruptos son los que registran mayor ingreso por habitante. Europa Occidental, Singapur, Japón, Nueva Zelanda, Australia. En América, Canadá, EEUU, Chile y Uruguay.

En cambio, el avance de la percepción de corrupción en la Argentina: bajó en la tabla al puesto 96 entre los 180 países que analiza anualmente TI, se corresponde con una notable disminución del PBI por habitante equivalente en dólares, en particular cuando se lo estima al tipo de cambio libre.

En diversas notas en Infobae y libros vengo desarrollando dos conceptos antagónicos: Corrupción y Competencia. Los deportes competitivos enseñan. En fútbol, existe una sóla regla, estable e igual para todos los jugadores, con una distinción específica para el arquero. Messi no se destaca por una regla privada que lo privilegia, si no por sus habilidades en jugar con la misma regla que los millones de jugadores que disfrutan del juego.

La competencia

Confundidos, algunos colegas enfocan la competitividad en el tipo de cambio o en otorgar privilegios a determinadas actividades. No se enteraron, cada diferencia, salto normativo, es una barrera a las transacciones, desconectando del conjunto. La competitividad es el logro de integrar, incluir, a todos los participantes, con las mismas reglas estables para todos, sin exclusiones. Ello consigue que los ingresos individuales reflejen la contribución de cada uno a la satisfacción de las necesidades individuales de la población y los PBI sean los máximos posibles.La competitividad es el logro de integrar, incluir, a todos los participantes, con las mismas reglas estables para todos, sin exclusiones (Reuters)La competitividad es el logro de integrar, incluir, a todos los participantes, con las mismas reglas estables para todos, sin exclusiones (Reuters)

¿Por qué es así? Las diferencias caracterizan a los humanos y la competencia con las mismas reglas induce a desarrollar habilidades personales valiosas, como los jugadores destacados en el fútbol. La especialización, el aprendizaje, favorece capacitarse para satisfacer las necesidades personales. Muchos de nuestros políticos parecen no entenderlo; consideran una falacia que la creación de la riqueza sea una cualidad de los particulares. Que las personas se beneficien mutua y simultáneamente de los intercambios voluntarios. Por eso privilegian a sus seguidores y desprecian las propiedades privadas. No leyeron a Adam Smith, “La Riqueza de las Naciones”, editado en 1776, el año de la Independencia de los EEUU.

Las sociedades avanzaron donde la Justicia consiste en la misma e idéntica regla para todos. Pues sólo manteniendo las reglas iguales para todos, sin alteraciones las transacciones son voluntarias y creadoras de valor.

Las diferencias caracterizan a los humanos y la competencia con las mismas reglas induce a desarrollar habilidades personales valiosas

En total contraste, para los autócratas Justicia es la mejor regla para ellos que mandan y marchan contra la Corte Suprema. La corrupción son actos no consentidos, pues las reglas difieren según de quien se trate. Redistribución forzada. Lo contrario a una transacción creadora de valor.

La creación de riqueza se favorece con seguridades, certidumbres, conocimientos. La mejor educación posible decidida por los educandos y sus familias; los empleos contratados libremente, sin intromisiones redundantes de gobiernos, sindicatos, piquetes. La Justicia impidiendo violaciones, delitos, cambios sorpresivos de normas. Estabilidad monetaria y fiscal para asegurar precios, tarifas, impuestos. Presupuestos de gobiernos sancionados con intervención de los representantes elegidos libremente.

Falla de la República

Se otorgan poderes amplísimos sobre los bienes privados a funcionarios sin credenciales ni garantías, a sólo juramento de cumplir la Constitución. No debiera sorprender la expansión del populismo y el aumento de la pobreza.

Denomino corrupción a todos los quiebres de reglas particulares para beneficio de algunos.

Transparencia Internacional mide anualmente la percepción de la corrupción de empresarios y expertos, pero sólo con relación a la conducta del sector público, en el ámbito político y administrativo, un concepto más estrecho.

Su Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) en el sector público clasifica los países en una escala de cero para los muy corruptos y cien para los más limpios, sobre la base 13 fuentes externas, entre ellas, el Banco Mundial, el Foro Económico Mundial, empresas privadas especializadas en análisis de riesgo, firmas de consultoría y comités de expertos.

En el libro “Por un País más Justo y Floreciente” detallo 30 medidas para integrar la economía. Un conjunto de normas comerciales, laborales, impositivas, cambiarias, monetarias, sindicales, políticas, las cuales conforman estabilidades monetarias, regulatorias, presupuestos realistas que den certidumbre a los planes individuales.

Estas propuestas buscan emparejar las reglas, favorecer la Competencia, Justicia y Eficiencia, como condición necesaria para expandir los ingresos de la sociedad en su conjunto y poder salir del estancamiento y del estado de amplia pobreza.