La deuda atada al dólar oficial se acerca a los USD 30.000 millones

Eugenio Marí
Jefe de economía de Libertad y Progreso

Jefe de economía de Libertad y Progreso. Profesor Economía Internacional en Universidad del CEMA, Profesor ayudante de Análisis Económico y Financiero en la Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires,Asesor en la Secretaria de Comercio Exterior la Nación yAsesor Secretaria de Comercio de la Nación.

Mg. en Economía y Lic. en Economía Universidad del CEMA

INFOBAE – La deuda pública bruta bruta marcó a fines de julio un nuevo récord: escaló hasta el equivalente a USD 380.760 millones, es decir, creció en unos a USD 2.262 millones en el último mes (+0,6%) y en USD 17.537 millones respecto de los USD 363.223 millones a los que había cerrado el año anterior.

Aunque el Gobierno argentino tiene cerrado el mercado internacional para financiarse con bonos en dólares, las necesidades fiscales para hacerle frente al abultado déficit obligaron a la administración de Alberto Fernández a apelar al menú disponible de deuda en pesos. La incertidumbre que pesa sobre la economía hizo el resto. La mayoría de las colocaciones soberanas debieron efectuarse con bonos atados a la inflación y también a la evolución del tipo de cambio oficial.

Según cálculos de Nery Persichini, Head of Strategy de GMA Capital, los bonos públicos atados a devaluación contabilizan cerca de los 22.000 millones. Si además se le suman los contratos de dólar futuro (en pesos pero atados a la suba del tipo de cambio oficial) pactados por el Banco Central, por más de USD 7.000 millones, el pasivo flotante se aproxima al equivalente en pesos a cerca de 30.000 millones de dólares.Fuente: Nery Persichini (@nerypersi)Fuente: Nery Persichini (@nerypersi)

Está claro que no está en los planes del Gobierno y del Banco Central un salto discreto del tipo de cambio. La principal amenaza es la espiralización de la inflación, ya estacionada por encima del 70% anual y con proyecciones hacia el 90% para los próximos doce meses. pero una segunda dificultad es la del alto costo de devaluar debido a la masa de pasivos que se acumulan mes a mes y que amenazan con crecer a un ritmo mayor si el dólar mayorista empieza a subir por encima de la tasa de inflación.

“Una devaluación ya no licúa gasto y deuda como en otras épocas. Deuda la mayoría está ajustada por inflación o dólar, en gasto los salarios y planes -principales rubros del gasto- tienen cláusula gatillo los primeros y cláusula de actualización automática los segundos”, consideró el analista financiero Christian Buteler.

Argentina se encuentra jaqueada por una galopante inflación que podría superar el 90% este año, con un banco central casi sin reservas netas y una elevada emisión monetaria

“En los últimos doce meses, el stock de deuda en pesos del Tesoro se ha incrementado en el equivalente a USD 31,6 mil millones al tipo de cambio oficial. Este fenómeno ha pasado a ser uno de los más complejos de resolver en la larga transición que llega hasta diciembre de 2023″, dijo Jorge Vasconcelos, director de la Fundación Mediterránea.

“De hecho, el reciente canje de bonos consiguió aliviar los vencimientos de deuda en pesos de agosto a diciembre de este año en 2 billones de pesos, pero al costo de trasladar hacia mediados de 2023 vencimientos por (el equivalente a) 15,5 mil millones de dólares”, agregó.

El ministro de Economía Sergio Massa, se comprometió a bajar el déficit fiscal, fortalecer las reservas del Banco Central, disminuir la inflación e impulsar las exportaciones. El titular del palacio de Hacienda designó esta semana al experto Gabriel Rubinstein como secretario de Programación Económica, cargo que de hecho actúa como segundo en el Ministerio.

La creciente deuda indexada por inflación y por devaluación agota las instancias para que el gobierno del Frente de Todos pueda eludir un ajuste fiscal

“Lo que buscará Sergio Massa es poder compatibilizar el nuevo plan de ajuste con una futura candidatura”, dijo el politólogo Pablo Touzón. “El Frente de Todos funciona mal porque funciona como una especie de nivelar para abajo”, agregó.

“Es necesario avanzar, como mínimo, en una reforma de la carta orgánica que de independencia real al Banco Central y permita focalizar los esfuerzos de la autoridad monetaria en la lucha contra la inflación. Pero también en una reforma fiscal que reduzca el déficit y de haga creíble la promesa de que se dejará de depender de la emisión monetaria para financiar el gasto”, estimó Eugenio Marí , economista de la Fundación Libertad y Progreso.

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