“Suben el gasto público para atraer más votos porque hay una demanda de populismo”

Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso. Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Es consultor económico y Profesor titular de Economía Aplicada del Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica del Master de Economía y Administración de CEYCE.

LOS ANDES Siempre es grato venir a Mendoza”, sostiene. En el hall del hotel Hyatt, una larga fila de gente está terminado su acreditación para participar en la conferencia “La Argentina que viene”. Son cerca de 500 personas que asistirán al evento que organizó UCIM para celebrar sus 104 años. Roberto Cachanosky es uno de los oradores invitados. En el mientras tanto, minutos antes del inicio del evento, en el espacio adjunto al salón de los espejos, el economista habló con Los Andes sobre la actualidad, las causas de la inflación, la pérdida del salario real y sobre la luz a la salida del túnel.

-En el marco de la Argentina que viene, no le puedo escapar a esa pregunta.

-Pero antes de hablar de la Argentina que viene, tenemos que hacerlo sobre el terreno en el que estamos parados hoy, que es una situación de alta inflación, de desocupación, de atraso del tipo de cambio oficial, de falta de inversión y un banco central que está muy complicado.

Lo que viene, en los próximos meses, es una economía sumergida en un proceso inflacionario con un menor nivel de actividad por falta de dólares para importar insumos y obviamente con problemas de caída del salario real.

-Si planteamos una metáfora y comparamos la situación de la inflación con la del gato y el cascabel. ¿Cuál sería el cascabel?

-¿El gasto público?

-¿El gasto público sería ese cascabel?

-En realidad en el fondo es un problema de valores, porque puedo empezar diciendo –desde el punto de vista económico- que el problema fundamental es el gasto público y los recursos tributarios que no alcanzan para financiar ese gasto y entonces se emite moneda, se toma más deuda, etc., etc., etc. Esa es una explicación, pero si profundizamos nos preguntamos ¿por qué aumenta el gasto público? Y ahí entramos en otro debate de corte político-sociológico. Porque los políticos aumentan el gasto público para atraer votos y ampliar su clientela política, pero al mismo tiempo hay gente que los vota. Esto quiere decir que hay oferta de populismo porque hay demanda de populismo.

Los problemas económicos no son separables de los institucionales, de los valores que existen en la sociedad, nuestro problema no es económico sino de valores y esto impacta en nuestra economía.

-¿Cuál es el punto más fuerte de su análisis?

-Mi punto central es mostrar que el problema de la inflación no es múlticausal como se dice, porque hay evidencia -a través de los datos que el mismo Gobierno publica-, que muestran que el problema inflacionario, de caída de la moneda, de que la gente se saque los pesos de encima, es un problema de derroche, en materia de gasto público.

Un gasto público, atribuido al gasto social, que ha crecido desde 1980 en forma exponencial, mientras que del otro lado de la ecuación tenemos jubilados cada vez más pobres… menor calidad de educación, de salud y se podría seguir ahondando con ejemplos.

-El rol del Estado…

-Lo que se supone que es un Estado benefactor se ha trasformado en uno que no deja trabajar, que destruye la riqueza, aumenta los niveles de pobreza e indigencia, de desocupación y a los jubilados los tiene muy golpeados.

-¿Cómo se puede desandar ese camino?

-Para hacerlo, primero se requiere de una dirigencia política que no esté mirando las próximas elecciones sino el país 20 años más adelante. Que haya una continuidad de políticas públicas, un profundo ejercicio de docencia económica para que la gente entienda cual es el problema y después un plan económico muy consistente; para llevarlo adelante es necesario un equipo que tenga trayectoria, que sepa comunicar muy bien la situación y tenga la suficiente audacia y decisión para aplicarlo. Y claro el apoyo político.

-¿Argentina está preparada para lograr ese consenso?

-Cuando veo los casos de otros países, como el de España, después de la muerte de Franco, el de Irlanda, el sudeste asiático, e infinidad de ejemplos más… Se va a encontrar con que es posible, pero lograr un consenso político con el kirchnerismo se hace más difícil. Porque son proyectos políticos hegemónicos diferentes, pero dentro de los que podríamos poner como radicalismo, coalición cívica, pro y el liberalismo… no los libertarios, ahí puede haber coincidencia de políticas públicas mínimas y necesarias para sacar el país adelante.

-¿Sobre qué bases tendrían que desarrollarse esas políticas mínimas?

-El consenso de la política en materia económica se tiene que lograr en siete medidas básicas. La reforma monetaria, la desregulación de la economía, la reforma laboral (para terminar con la industria del juicio), la reforma del estado, en tamaño y calidad, la reforma impositiva, incorporar la economía argentina al mundo para que exporte e importe más, y trasformar en trabajo los planes sociales. Este sería el enumerado, después hay que debatir cada uno de los puntos para lograr el acuerdo.

Claro que cada una de esas medidas tiene una velocidad distinta de implementación. Una reforma monetaria es mucho más rápida que una reforma del estado. Una desregulación de la economía es mucho más rápida que una reforma impositiva. Pero lo importante es generar un shock de confianza para que la población vea y entienda que hay un camino que no va a ser fácil, pero al final del túnel hay una luz de salida y que no es la de un tren que viene de frente. Esa salida es posible, yo creo que sí, sino no estaría acá hablando.

– Hay una visión optimista, al cambiar la luz del tren por la luz del final del túnel.

-Lo mío no es vender humo de optimismo, creo que es posible, lo que hay que hacer es un ejercicio de trasmitir ideas y conceptos básicos y hacerle entender a la gente que esto no se arregla ni en cuatro años ni en ocho. En cuatro años se empieza a caminar, en ocho se acelera, en 12 vamos a estar en velocidad de crucero y en 16 años Argentina puede ser una potencia.

-Volviendo al tema de la moneda y a las acciones de corto plazo, que mencionó. Tras los ejemplos del Austral y el Peso, ¿qué se puede sacar en positivo?

-No estoy pensando en sacarle ceros a la moneda, que habrá que hacerlo porque esto ya es inmanejable. Pero cuando hablo de reforma monetaria pienso en sacarle el curso forzoso al peso y darle curso legal a otras monedas para que la gente elija que tipo de transacciones puede hacer, esto tiene que estar integrado a una reforma de carácter financiero donde los que tiene dinero afuera puedan usarlo para hacer transacciones acá sin necesidad de traer el dinero y eso podría generar un impulso a la actividad bastante rápido.

Obviamente que si no hay seguridad jurídica y no se hace todo lo otro, no tiene sentido. Pero en la reforma monetaria que estoy pensando no es una dolarización, sino permitirle a la gente que haga transacciones en la moneda que quiera, la va a hacer en dólares, eso es obvio.

-¿Se blanquería la economía?

-Eso se lo vamos a dejar a la gente, no creo que haya que dinamitar el Banco Central ni cerrarlo, simplemente lo pongo a competir… si produce un producto de mala calidad como lo es el peso, no lo va a querer nadie y cerrará solo. Aparte, dolarizar no se puede porque no hay dólares suficientes en el Banco Central para poder sacar los pesos de circulación.

-Quiero que me cuente el final de la película, el de Argentina como una potencia.

-Creo que Argentina puede tener un ingreso per cápita similar al de España hoy en día. Si bien España tiene problemas está mucho mejor que nosotros, pasaríamos de tener U$S 8.000 a entre 25 y 30 mil dólares per cápita. Es duplicar el ingreso por habitante. Eso generaría inversiones, puestos de trabajo, mejoras. No estoy pidiendo el premio Novel por lo que digo, simplemente veo la evolución de otros países que no tienen los recursos naturales que tiene Argentina, por ejemplo Irlanda que no tiene ni vaca muerta, ni la pampa húmeda, ni el litio, y hoy con un territorio más chico que el de Formosa, con 4,8 millones de habitantes, hizo reformas estructurales como las que mencioné a finales de los ‘80, y hoy tiene un ingreso per cápita de U$S70.000. Nosotros tenemos recursos naturales, y si a eso le agregamos la industria del conocimiento y otros sectores, Argentina tiene un potencial de crecimiento fenomenal.

-¿Minería?

-Es una posibilidad, pero por ahí choca con un tema ambiental. Creo que cuidando el medio ambiente, se puede hacer minería y desarrollar riqueza. Ahora si vamos a trabar todo, no podremos hacer nada.

-Una cosa seria extraer el mineral y otra industrializarlo

-La verdad es que no me animo a decir que tiene que hacer Argentina, pero del otro lado de la cordillera, hay los mimos minerales que de este lado y los están explotando. Chile, hasta donde yo sé, no tiene problemas ambientales serios. No veo por qué de este lado no se pude hacer minería.