La deuda remunerada supera los $10 billones

Si se mantuviera la tasa de emisión de 2022, mayormente entre 40%-50%, y sólo se usara para el pago de los intereses de la deuda del BCRA, el porcentaje de sus pasivos remunerados respecto a la base monetaria se elevaría a entre 266% o 247% respectivamente.

Según datos del Banco Central (BCRA), la deuda remunerada alcanzó los $10,4 billones. Este valor representa el 198% de la base monetaria y equivale al 8,6% del PBI. Manteniendo la política monetaria actual, llegaría a $17,9 billones a fin de año.

DEUDA REUMUNERADA SOBRE BASE MONETARIA

En %. Diciembre 2015 – diciembre 2024.

Fuente: Libertad y Progreso en base a BCRA y estimaciones propias.

El stock de deuda remunerada continúa acrecentándose fomentada por el aumento de la tasa de interés. En el último año, la tasa de política monetaria pasó del 38% al 75% (TNA), mientras que la tasa de Pases Pasivos se elevó desde 32% hasta 70% durante el 2022 y en los últimos días alcanzó el 72% (TNA). Por su parte, la TEA se ubica en 107,35% para el primer caso y en 105,3%, para el segundo. En consecuencia, se encarece la deuda remunerada del Banco Central y su stock crece a una mayor velocidad. Así, es como pasó de $4,7 billones a comienzos del año pasado a $10,4 billones en la actualidad.

Esta situación coloca al BCRA es una gran encrucijada, dado que actualmente el cociente entre deuda remunerada y base monetaria se ubica en 198%. Es decir, que supera ampliamente al máximo alcanzado en marzo del 2018 con el auge de las Lebacs (151%). Vale la pena mencionar que el promedio de diciembre se ubicó en 207% y que la pequeña baja en el mes corriente no se debe a una disminución del stock de deuda, sino a un incremento de la base monetaria. El problema es que para generar dicha merma debe acelerarse el ritmo de emisión, cosa que es lo que se hizo, y, por ende, el peso pierde poder adquisitivo más rápido, presionando al alza de los precios de los bienes y servicios.

Dos escenarios: el malo y el peor

Aquí es donde comienza a verse el problema, dado que, si el BCRA no quiere continuar con el crecimiento explosivo de la deuda remunerada, deberá incrementar su ritmo de emisión y, en consecuencia, estar dispuesto al consecuente aumento de precios. Por el contrario, si mantiene el actual ritmo de emisión o si decide disminuirlo, la dinámica de la deuda remunerada seguirá un camino peligroso. Haciendo que el BCRA, que ya es insolvente, lo sea mucho más aún; lo que podría derivar en su futura quiebra y en una gran crisis monetaria y cambiaria. Cabe aclarar que esto ya ha sucedido demasiadas veces en la historia argentina.

Si se toma la primera estrategia, en la cual el Banco Central mantiene el actual ratio de deuda remunerada sobre base monetaria, debería incrementarse la emisión a un ritmo de 79% interanual para octubre y cerrar el año con una tasa de crecimiento de 71%ia. Desde luego que esto no solo es incompatible con una baja de la inflación, sino que provoca un aumento de la misma, teniendo en cuenta que el ritmo de emisión actual se encuentra en 43% interanual.

Por el contrario, se puede observar qué ocurriría con el stock de deuda remunerada si se decide mantener el nivel de emisión en los porcentajes del año pasado, para no presionar aún más a la inflación. En este escenario, la base monetaria aumentaría entre un 40%ia y 50%ia. Ubicándose en el extremo inferior del intervalo, la deuda remunerada cerraría el año en $17,92 billones, elevando el ratio hasta 266%. Mientras que, si emite a un ritmo de 50%ia, el stock se elevaría a $17,88 billones y representaría el 247% de la base monetaria.

En definitiva, lo que se observa es que el aumento de tasas de interés impulsado desde mediados del año pasado para contener la demanda de pesos, evitar una mayor escalada de inflación y un salto en el tipo de cambio, trajo como consecuencia un crecimiento acelerado de la deuda remunerada y empeora la solvencia del BCRA. Por lo pronto, el dilema al cual se enfrenta el Gobierno es dejar que siga la dinámica creciente de la deuda remunerada con el fin de que no se dispare la inflación en año electoral, o si, por el contrario, está dispuesto a emitir a un mayor ritmo para contener la deuda remunerada, a costa de una mayor alza de los precios.

Para Lautaro Moschet, Economista de la Fundación Libertad y Progreso “la situación del Banco Central es crítica y tiene un potencial muy peligroso. El ritmo de crecimiento al cual crece la deuda remunerada es insostenible, dado que la posición de los bancos en Leliqs no puede ser infinita y en algún momento esa deuda se va a convertir en emisión monetaria”. Además, sostuvo que “cualquier factor desestabilizante que genere un rechazo en la renovación de estos activos, desataría una escalada inflacionaria extraordinaria”.

Aldo Abram, director de la Fundación dijo: “Para no intensificar la depreciación del peso y la inflación, el BCRA ha estado financiando al Tesoro, no sólo con emisión, sino tomando recursos del mercado con Leliqs y pases pasivos. El problema es que esta deuda devenga intereses y hay que refinanciarlos para no presionar sobre los precios emitiendo; por lo que tiene su propia dinámica de crecimiento. Así se vuelve una “bomba de tiempo” que lleva a peores niveles de quiebra al BCRA; lo que vuelve más difícil y costoso salir del cepo. Por otro lado, si se lo intenta sostener en el tiempo, hará que el estallido sea mucho más fuerte y empeorando el nivel de pobreza que, como consecuencia, tendrán que pagar los argentinos.” Agregó “Cabe recordar que los 21 cepos que se intentaron sostener en el pasado terminaron en crisis monetarias y cambiarias y, tres de ellos, en las tres hiperinflaciones que tuvimos. Por lo tanto, es un tema que debería preocuparnos mucho a todos los argentinos. La única solución es hacer lo necesarios (reformas estructurales) para poder salir lo más rápido posible y con el costo más bajo, que siempre será infinitamente menor que el de una crisis” .