Roberto H. Cachanosky
Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso. Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Es consultor económico y Profesor titular de Economía Aplicada del Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica del Master de Economía y Administración de CEYCE.
Estaba releyendo un discurso de Débora Giorgi sobre inversiones en el país. Debo confesar que mi ex compañera dela UCA parece ser más cristinista que la misma Cristina Fernández porque nos muestra un país que, según ella, es mejor que el que nos pinta CFK. Para ser justos, en rigor, cuando uno escucha a los funcionarios del gobierno, parece estar viendo una competencia para ver quién de ellos se deshace en alabanzas al modelo y a la gestión del kirchnerismo.
Pero bueno, cada uno tiene sus propias ideas y visión del mundo y no hay por qué molestarse. Lo cierto es que en ese discurso Giorgi sostuvo que: “la Argentina registró la tasa de inversión más alta de los últimos 30 años en el tercer trimestre de 2011, que llegó al 26,2 por ciento del PBI”. Debo confesar que me sorprendió que no dijera en los últimos 200 años como dice Cristina. Ahí se quedó corta en sus alabanzas al modelo. La próxima vez que se acuerde que tiene que decir que todo es mejor que en los últimos 200 años porque en el relato kirchnerista nadie puede superar lo hecho por el matrimonio desde 2003 ala fecha.
Pero volviendo al discurso, agregó: “Esto es producto del proceso de reindustrialización del país que permitió, desde 2008, sustituir importaciones por más de 10.000 millones de dólares”. Otra pifiada, tiene que recordar que todo lo bueno en Argentina comenzó en 2003. Nunca antes ni después que Néstor Kirchner llegó al gobierno gracias a la genial jugada política de Duhalde, el que, como gran jugador de ajedrez, pensó veinte jugadas adelante y Néstor le cantó mate en 2 jugadas.
Sigo con el discurso de Giorgi. Según la Ministro, el 28% de las inversiones anunciadas en 2011, que llegaron a los U$S 35.000 millones, según la información oficial, fueron destinados al sector de gas y petróleo.
El primer dato curioso de Giorgi es que no habla de inversiones realizadas por U$S 35.000 millones, sino que habla de ANUNCIOS de inversión. Me parece que hay una gran diferencia entre ANUNCIAR una inversión e INVERTIR. Dicho en castellano básico para que hasta un k pueda entenderlo: una cosa es decir y otra es hacer. Y la Ministro, siempre atenta a los discursos de Cristina para ver cuándo tiene que festejarle con una risa algo que diga la presidente, debería poder distinguir entre ANUNCIAR una inversión y REALIZAR una inversión.
Pero vayamos al tema de la sustitución de importaciones por el cual, el modelo (que ahora necesita sintonía fina con pequeños y quirúrgicos ajuste de tarifas de algo más del 100% superando al rodrigazo del 1975) permitió sustituir importaciones por U$S 10.000 millones. Si este número, que solo Él sabe de dónde salió, es cierto ¿por qué a Moreno le agarró el ataque de cerrar herméticamente las importaciones?
Si tan exitoso fue el modelo en sustituir importaciones, hoy no estaría tan necesitado de divisas comerciales cerrando la economía. La verdad es que no se entiende. Por un lado el modelo es fantástico porque generó sustitución de importaciones y por otro lado tienen que cerrar las importaciones para defender el trabajo argentino, según dichos de los funcionarios kirchneristas. O las inversiones que permitieron sustituir inversiones por U$S 10.000 millones producen basura que nadie quiere y por eso crecen las importaciones o en el discurso oficial hay algún dato que está mal.
Es más, según Giorgi el 28% de las inversiones fueron destinadas a gas y petróleo. Si tal es la envergadura de las inversiones del sector: ¿por qué las importaciones de combustibles aumentaron el 110% en 2011 respecto a 2010? Justamente, el 28% del aumento de las importaciones del 2011 (unos U$S 17.000 millones más que en 2010) se explican por el aumento de las importaciones de combustibles gracias a la horrorosa política energética del gobierno.
Pero, por un lado Giorgi, en sus alabanzas al modelo, dice que el sector tuvo grandes inversiones y a los pocos días, Cristina Fernández despotrica contra el sector diciendo que porque no invirtieron hubo que aumentar las importaciones de combustibles en un 110%. Me parece fantástico que los funcionarios kirchneristas les canten loas al modelo y a Cristina Fernández en particular. Si se sienten cómodos en el papel de grandes aduladores, al punto de hacer el ridículo, es algo que no me corresponde juzgar porque cada uno elige el grado de dignidad con que quiere vivir, pero, por lo menos, que sean un poco más prolijos cuando dan datos y dicen cosas, porque finalmente uno se termina confundiendo.
Gorgi dice que el sector de gas y petróleo bate récords de inversión y Cristina Fernández se queja porque las inversiones del sector no alcanzan y hay que importar más combustibles. Obviamente que la culpa nunca es de ellos, sino que siempre hay algún desestabilizador y conspirador que quiere terminar con la felicidad del pueblo argentino que el modelo, Él y ella le dieron al pueblo.
Cuando me tope con estas groseras contradicciones y falaces anuncios, porque, como decía antes, una cosa es ANUNCIAR inversiones y otra INVERTIR, me acordé de una película que estaba viendo con mi hijo por televisión. La película se llama La Invención de la Mentira (The Invention of Lying en inglés). En la película se plantea un mundo donde nadie miente. Nadie conoce la mentira. Si uno va a un banco y pide retirar un monto de dinero mayor al que dice el sistema que dispone, la cajera le entrega el dinero porque asume que el sistema está fallando y el cliente no miente.
En ese mundo en el que nadie miente, el personaje principal descubre que mintiendo puede obtener grandes beneficios en ese mundo en que nadie miente. Justamente lo descubre cuando va al banco a retirar un monto mayor al que tenía en su cuenta y la cajera le entrega la suma porque asume que el sistema falló. El personaje sigue mintiendo y ve cómo puede beneficiarse de la mentira, pero por momentos entra en contradicciones y tiene que inventar más mentiras para sostener la primera.
La película, que es una comedia, termina con un final feliz. La diferencia con la realidad argentina es que en la versión oficial The invention of lying es tan grande que cada vez tienen que inventar un lying mayor para poder justificar la lying anterior.
Debo reconocer que, por ahora, la invención de la mentira del modelo le está dando muy buenos resultados de apoyo de la gente. Eso sí, cada vez tendrán que agrandar la siguiente mentira para poder sostener el discurso de una realidad que no es tal, con lo cual, en algún momento la gente descubrirá The Invention of Lying del modelo. Lo que falta por ver es si tanto invento de mentira tiene un final feliz como el de la película, porque una cosa es la ficción de la película y otra la ficción que nos presenta el gobierno.
Como decía Lincoln: “Se puede mentir a pocos, mucho tiempo. Se puede mentir a muchos, poco tiempo. Pero no se puede mentir a todos, todo el tiempo”.