El Mundo en Crisis: Entrevista a Barry Eichengreen

Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso.

Profesor de Finanzas e Historia Económica, Director del Centro de Estudios de Historia Económica y miembro del Comité Académico del Máster de Finanzas de la Universidad del CEMA (UCEMA). Profesor de finanzas en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York (2013-14). Licenciado en Economía UBA (1985) Master of Business Administration (MBA) de la la Universidad de Chicago (1990). Autor de numerosos libros y artículos académicos sobre historia, economía y finanzas.

ÁMBITO FINANCIERO.- En esta nueva entrega de “El Mundo en Crisis”, Emilio Ocampo entrevista a Barry Eichengreen, profesor de economía y ciencia política en la Universidad de California, Berkeley, donde enseña desde 1987. Eichengreen obtuvo su doctorado en economía en la Universidad de Yale en 1979. Aunque es critico del Fondo Monetario Internacional fue asesor senior de esta institución entre 1997 y 1998. Es autor de doce libros y numerosos artículos sobre historia económica y economía internacional. Sus trabajos académicos se encuentran entre los más citados por sus colegas. Son especialmente reconocidos sus estudios sobre la Gran Depresión de 1930. Su libro más reciente se titula Exorbitant Privilege: The Rise and Fall of the Dollar and the Future of the International Monetary System, en el que explica el ascenso y la declinación del dólar en el sistema financiero internacional. Eichengreen escribe regularmente para el Wall Street Journal y Project Syndicate. Con el advenimiento de la crisis, se ha convertido en uno de los expertos más escuchados tanto en el mundo académico como entre quienes toman decisiones de política económica. Según una encuesta realizada por la influyente revista The Economist, Eichengreen es uno de los cinco economistas contemporáneos mas influyentes. La revista Foreign Policy lo elijió como uno de los cien intelectuales más influyentes de 2011.

¿Qué lo atrajo al estudio de la economía?

Fue mi interés por la historia lo que me llevó estudiar economía. La bibliografía histórica es demasiado amplia; todos necesitamos una estructura para organizarla. La economía me dio esa estructura.

¿Qué economistas lo influyeron en sus épocas de estudiante?

Cuando era estudiante en Yale, mis profesores Bill Parker, Jim Tobin [Premio Nóbel de Economía 1981] y Carlos Díaz-Alejandro. Parker fue el primer economista que utilizó la teoría económica moderna y los métodos estadísticos para explicar fenómenos históricos (seguramente Parker no tendría problema en compartir ese honor con Douglass North [Premio Nóbel de Economía 1993], que era su amigo y contemporáneo). Tobin fue el macroeconomista más importante de su generación y al mismo tiempo comunicaba un profundo sentido de responsabilidad social. Nos enseñaba que la economía debía ser utilizada para el bien público. Díaz-Alejandro demostró que era posible trabajar en la frontera entre la historia y la economía internacional, que es donde luego decidí ubicarme.

Se ha escrito mucho sobre la crisis ¿Al final de cuentas fue consecuencia de mucha o poca intervención del gobierno?

No estoy seguro de que me guste la formulación “mucha versus poca” intervención del gobierno. Los factores fundamentales que explican la crisis de Estados Unidos, comenzando con el más importante, fueron la inadecuada regulación de mercados e instituciones financieras, una política monetaria expansiva y la existencia de desequilibrios globales. En Europa los factores que explican la crisis fueron igualmente una inadecuada regulación de los bancos y los mercados financieros adecuadamente y la pasividad de las autoridades frente a los excesos en el mercado inmobiliario. Además, dentro de la eurozona hubo enormes desequilibrios, que probaron ser no sustentables, cuyos efectos sobre Europa fueron parecidos en cierto sentido a los que afectaron a Estados Unidos.

¿Qué encuentra de similar entre la crisis que afectó a Estados Unidos y la que afecta actualmente a Europa?

Ambas crisis tuvieron en su raíz una burbuja inmobiliaria, en Estados Unidos en los llamados estados arenosos (Arizona, California y Florida), y en Europa en Irlanda y España. Ambas burbujas fueron alimentadas por una política de tasas bajas, atribuibles en el primer caso a la política de la Reserva Federal y en el segundo a la “convergencia” de las tasas de interés de los países periféricos a los niveles de Alemania. En ambos casos, las autoridades regulatorias permitieron a los bancos apalancarse peligrosamente y tomar demasiado riesgo crediticio del sector inmobiliario, tanto a través de préstamos hipotecarios como de créditos a empresas constructoras o a través de productos estructurados en base a hipotecas (MBSs y CDOs). En ambos casos, los bancos transfirieron temporariamente esos riesgos fuera de su balance mediante la creación de vehículos especiales (SPVs) y fideicomisos de titulización de préstamos hipotecarios. Los bancos norteamericanos participaron desproporcionadamente en la creación de esos productos derivados, mientras que los bancos europeos fueron los que compraron desproporcionadamente esos productos. En ambos casos, la preocupación de los respectivos gobiernos y bancos centrales respecto al riesgo moral profundizó la crisis. Fue el temor al riesgo moral lo que llevó a la administración Bush y la Reserva Federal de Nueva York a permitir que Lehman Brothers cayera, lo que tuvo consecuencias catastróficas. Es el mismo temor al riesgo moral lo que impide al gobierno alemán y al Banco Central Europeo prestar más ayuda financiera a los bancos y países del sur de Europa que se encuentran en problemas.

El profesor Simon Johnson de MIT sostiene que en Estados Unidos los banqueros tienen demasiado poder político. ¿Cree Ud. que esto es así?

¿Hay algo malo con los incentivos, la estructura de capital y la regulación de los bancos en el mundo desarrollado? Sin ninguna duda. Los bancos demasiado grandes para caer (too big too fail) obviamente tienen un incentivo a asumir riesgos excesivos. La manera en que son compensados los ejecutivos de los bancos e instituciones financieras agudizan el problema. Ni siquiera bajo las nuevas reglas de Basilea III, se requerirá a los bancos a mantener niveles de capital adecuados. Aún se les permite utilizar dudosos métodos internos como base para determinar la ponderación de riesgos y establecer sus niveles de capitalización. ¿Si los banqueros tienen demasiado poder? Ciertamente la industria financiera de Estados Unidos controla ciertos comités de acción política (PACs) muy poderosos. Nadie niega que ejercen influencia considerable sobre el proceso legislativo. Cambiar esto requeriría modificar las leyes de financiamiento electoral, lo cual es mucho más fácil decir que hacer. Finalmente, me pregunta si Estados Unidos se está moviendo hacia un sistema menos favorable a los derechos y libertades individuales. Ciertamente me preocupa la consecuencia de la decisión de la Corte Suprema de 2010 que permitió la creación de comités de acción política (Super PACs) que pueden aceptar donaciones y gastar sin limites a favor de causas y candidatos. No hay duda que esto ha permitido a ciertos individuos muy ricos a ejercer una influencia indebida sobre el proceso político.

¿Cómo ve la economía mundial de acá a diez años? ¿Cuáles países serán ganadores y cuáles perdedores una vez que el mundo salga de la crisis?

Al igual que no me gustaba el planteo de “mucha versus poca” intervención del gobierno, tampoco me gusta el de “ganadores y perdedores” de acá a diez años. No hay duda de que con esta crisis financiera Estados Unidos, Europa y Japón se han metido en un gran foso del cual les resultará difícil salir. Pero China también enfrenta desafíos como consecuencia de una brusca desaceleración del crecimiento de su fuerza laboral. Y lo que es cierto para China es también cierto para otros países de Asia, como por ejemplo Corea y Taiwan. Brasil invierte demasiado poco en educación. Argentina y Venezuela tienen problemas de calidad institucional. Si tuviera que apostar, diría que la región que crecerá más rápidamente en la próxima década será África. Los países africanos están empezando desde muy atrás y tienen todavía mucho camino para recorrer si consiguen implementar aunque sea políticas moderadamente adecuadas.

¿Cómo ve el problema del calentamiento global?

Dado el poder político de quienes niegan el calentamiento global en Estados Unidos y la incapacidad de los países emergentes y los más avanzados de ponerse de acuerdo respecto a como reducir la emisión de dióxido de carbono es difícil ser muy optimista respecto a este tema. Si no es esto lo que me quita el sueño, me preocupa el aumento del extremismo político en Europa, como la dura situación económica está socavando el consenso y creando divisiones entre los distintos miembros de la Unión Europea. Y también me preocupa el impacto que los recortes en los gastos en educación, investigación y desarrollo y la inversión en infraestructura van a tener en las economías avanzadas.

¿Cuál es la relevancia de Keynes hoy?

El tiempo ha demostrado que Keynes tenía razón al enfatizar la efectividad de la política fiscal en situaciones de trampa de liquidez como la actual [cuando las tasas de interés cercanas a cero y la política monetaria deja de ser efectiva]. El paquete de estímulo fiscal de la administración Obama en 2009-2010 tuvo un impacto positivo sobre la recuperación económica, y los “austerios” de acá y Europa están pagando el precio de ignorar esta verdad.

¿Las teorías del economista Hyman Minsky son útiles para entender la dinámica de la crisis actual?

El hallazgo conceptual de Minsky fue que los mercados financieros tienden a sobrereaccionar tanto para arriba como para abajo. Tienden a tener períodos de excesivo optimismo seguidos por períodos de excesivo pesimismo. Minsky intentó endogeneizar esos ciclos, anticipando el trabajo posterior de Joe Stiglitz, George Akerlof y Bob Shiller, entre otros. Me atrae más su idea fundamental que su formulación teórica. Las ideas de Minsky son valiosas pero la manera en que las explicó bordea lo incomprensible. Por esta razón su trabajo fue mayormente ignorado hasta que estalló la crisis. Si las ideas de Minksy tuvieron algo de difusión fue gracias a que tuvo un promotor talentoso en Charles Kindleberger, un economista e historiador que sabía escribir bien.

En un interesante artículo que Ud. escribió con Peter Temin sobre el Patrón Oro y la Gran Depresión de 1930, identificó la rígida mentalidad de los políticos europeos de aquella época como uno de los factores que contribuyó que una recesión se convirtiera en una recesión. ¿Cree Ud. que está sucediendo lo mismo ahora?

Básicamente la misma ideología (“minimizar la intervención gubernamental, dejar que los mercados operen libremente y enseñar lecciones dolorosas al mercado para evitar el riesgo moral”) predomina hoy en Europa. Pronto saldrá un articulo en el Oxford Review of Economic Policy en el que intento hacer explicita esta conexión.

Joseph Schumpeter predijo que el capitalismo sembraría las semillas de su propia destrucción. ¿Esta crisis significa el fin del capitalismo?

El capitalismo desenfrenado y en especial los mercados financieros regulados inadecuadamente pueden convertirse en armas de destrucción masiva para la economía, pero no está muy claro que puede reemplazarlos. ¿Un capitalismo más regulado? ¿Una economía social de mercado? ¿El socialismo tal como lo concebía Schumpeter? Es tentador parafrasear lo que Winston Churchill dijo sobre la democracia: el sistema de economía de mercado es el peor de los sistemas con excepción de todos los otros.

En “El camino de la Servidumbre” Friederich von Hayek sostenía que uno de los problemas de las economías colectivistas es que atraerían la “peor” gente al gobierno. ¿Está pasando lo mismo con la democracia moderna?

Cuando pienso en Estados Unidos me preocupa que las dificultades de organizar y financiar una campaña electoral son tales que desalientan a los mejores a meterse en la política. De la misma manera, me preocupa que la manera en que son compensados los ejecutivos en la industria financiera, combinada con un código impositivo favorable, alienta a muchos jóvenes brillantes a trabajar en bancos y fondos de inversión en vez de en la Reserva Federal, la SEC [Comisión de Valores] y en general en organizaciones sin fines de lucro.

La tecnología permite hoy a los gobiernos tener más información sobre los ciudadanos que la que ningún dictador hubiera imaginado hace 50 años. ¿Cree Ud. que en el futuro veremos una mayor intromisión del estado en la vida de los individuos y consecuentemente a una menor libertad política? ¿De ser así, cree Ud. que puede afectar el crecimiento económico?

El acceso a la tecnología también permite a los individuos extender su influencia más allá de lo que nadie hubiera imaginado hace medio siglo. Ud. puede decir lo que quiera respecto a Wikileaks pero ha echado luz sobre operaciones del gobierno precisamente gracias a la tecnología. O considere los bloggers chinos, que usan la tecnología para combatir un gobierno arbitrario. Y aunque me preocupa que el gobierno pueda seguir cada uno de mis movimientos, también me preocupa que lo haga Google.

¿Es sostenible el crecimiento económico que China ha experimentado en las últimas dos décadas?

Ninguna economía puede crecer a tasas de dos dígitos para siempre. Junto con los economistas Kwanho Shin y Don Park realizamos un estudio que demuestra la tendencia de las economías que crecen muy rápido a desacelerar su crecimiento cuando llegan a los niveles de ingreso per capita que China alcanzará en 2015. Demostramos que la desaceleración es mas probable en países con una situación demográfica desfavorable. Demostramos que la desaceleración es más probable en países con tasas de inversión muy altas. Y demostramos que la desaceleración es más probable en países con un tipo de cambio subvaluado. Todo esto suena a China. Esto me hace pensar que la desaceleración de la economía china va a ocurrir más pronto de lo que muchos piensan.

¿Cómo explica la decadencia económica argentina a partir de 1930?

De la misma manera en que China no puede crecer indefinidamente gracias a una abundante fuerza laboral, Argentina al principio del siglo XX no podía continuar creciendo indefinidamente gracias a la abundancia de tierra agrícola. La concentración de la propiedad de la tierra impidió que el país se apartara del modelo imperante y luego el peronismo subvertió las instituciones del gobierno.

El gobierno argentino actualmente utiliza medidas policiales para impedir que la gente compre dólares en el mercado libre. Muchas empresas no pueden importar insumos necesarios por las restricciones impuestas desde la Secretaria de Comercio. El sector agropecuario soporta una presión impositiva muy superior al resto de la economía. La estructura de precios del sector energético no refleja la realidad del mercado. Se ha expropiado una importante empresa extranjera. ¿Cree que este tipo de medidas contribuyen a promover el crecimiento?

Creo que estas medidas llevarán a un menor crecimiento económico.

¿Qué economistas contemporáneos tienen las ideas más claras respecto a como resolver la crisis actual?

Cuando pienso de que manera se pueden resolver nuestros problemas financieros y bancarios, recurro a quienes han estudiado la historia de la banca y los sistemas financieros. No siempre estoy de acuerdo con Charles Calomiris [Universidad de Columbia] pero presto mucha atención a lo que dice. Cuando pienso como resolver los problemas del sector inmobiliario y de la titulización, leo lo que escriben Ken Snowdon, Price Fishback y Eugene White. Y dado que esta crisis, al igual que la de 1930, tiene una dimensión internacional, leo los trabajos de Doug Irwin, Kevin O’Rourke y Alan Taylor, los historiadores de economía internacional más destacados. Si quiero entender Europa (la crisis actual en definitiva es sobre Europa) leo a Albrecht Ritschl y Harold James.

¿La crisis ha revitalizado la historia económica como sub-disciplina de la economía política?

La historia económica no necesitaba ser revitalizada. Ciertamente a raíz de la crisis aumentó el interés de la comunidad financiera por las “perlas de sabiduría” que la historia económica nos brinda. Si esto nos permite atraer más candidatos al programa de doctorado mucho mejor.

¿Qué le ha enseñado la crisis?

La crisis ha resaltado la importancia de dos cosas que yo creí que sabía pero a las que sin embargo no les había dado suficiente peso. Primero, lo que es muy obvio en retrospectiva no es tan obvio en perspectiva. Cuando uno estudia la Gran Depresión a veces resulta evidente que quienes tomaban las decisiones de política económica cometieron enormes errores y que deberían haber sido lo suficientemente inteligentes para evitarlos. Yo soy un estudioso de las crisis financieras y no vi venir esta crisis financiera con todas sus manifestaciones. Así que esta experiencia me ha enseñado, y espero también al resto de la profesión, un poco de humildad. La crisis también ha resaltado la importancia de las restricciones políticas sobre la política económica. Contrariamente a lo que uno usualmente escucha, hay una corriente principal en la ciencia económica, y yo diría que existe un amplio consenso entre quienes pertenecen a esta corriente sobre como hay que responder frente a la crisis. De hecho no es tanto el fracaso del análisis económico lo que ha impedido una respuesta más efectiva sino las restricciones que impone la política. Eso a su vez me ha llevado a darle más importancia al papel que esas restricciones tuvieron sobre las políticas económicas que se adoptaron frente a la Gran Depresión de 1930.

*Publicado en Ámbito Financiero, Buenos Aires