El impacto de aumentar las asignaciones familiares

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Iván Cachanosky
Economista, colaborador de Libertad y Progreso

Lic. en Administración de Empresas. Magister en Economía Aplicada de la UCA. Doctorando en Economía en la UCA.

EL CRONISTA.COM.- Ya concretado el aumento del salario mínimo, en dos tramos (pasará a ser de $2.875 en febrero 2013), el gobierno deberá incrementar las Asignaciones Familiares y la Asignación Universal por Hijo (AUH) dado que se estima que aproximadamente 1,74 millones, de los 4 millones que cobran dichas asignaciones, dejarían de hacerlo debido a que el nuevo salario mínimo sobrepasa los $2.800, que es el primero de los tres topes para poder cobrar las asignaciones. Esta “inconsistencia” numérica tendría efecto a partir de febrero cuando el nuevo salario mínimo ya se encuentre implementado en su totalidad.

Puede observarse de esta manera que el kirchnerismo entró en un círculo vicioso para mantener su sistema. En el caso de la AUH, el último aumento realizado por el gobierno fue de $230 a $270 por hijo. De mantenerse el mismo margen de aumento ($50) para resarcir a las 1,74 millones de personas que se verían afectadas, el gobierno incurriría en un nuevo costo de $87 millones mensuales.

Sin embargo, aún más grave que el efecto en la caja, es el daño que genera el sistema armado de esta manera desencadenando repercusiones en la educación, mercado laboral y en la inseguridad. Tomando de ejemplo la AUH, en la actualidad, una persona con un salario inferior a $2.800 (al igual que los desocupados, los trabajadores no registrados y monotributistas sociales) tiene derecho a cobrar $270 por hijo existiendo un límite máximo de 5 hijos. El jefe de familia tiene garantizado el 80% del monto de la AUH, el 20% restante se cobrará si se demuestra que el niño efectuó el ciclo escolar y si cumplió con el plan de vacunación. Así, una persona con 5 hijos, podría llegar a cobrar un máximo de $1350, sabiendo que como mínimo obtendrá $1080; el resto ($270 equivalentes al 20%) lo cobrará si se cumplen las condiciones educativas y sanitarias.

Ante situaciones de pobreza cabe preguntarse si $270 es incentivo suficiente para que los chicos finalicen el colegio o si por es más rentable que trabajen y generen ingresos adicionales. De encontrarnos en la segunda opción se estaría dañando a la educación ya que los estudiantes no estarían finalizando el secundario.

Casualmente es la educación, un punto clave para salir de la situación de pobreza. Según un estudio realizado en el 2011 por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino, cerca del 46% de la Población Económicamente Activa (PEA) posee secundario incompleto. Esas personas sólo pueden trabajar en el sector “no calificado”. Sin embargo, en la estructura laboral, el sector no calificado demanda aproximadamente al 19% de la PEA.

Con otras palabras, en una población donde la PEA es de 1000 personas, 460 no finalizaron sus estudios y el mercado tiende a demandar 190 trabajadores no calificados. De continuar por el camino del abandono escolar, el mercado laboral acentuará esta divergencia y tendrá un fuerte problema en los años venideros. Es por esta razón que es de suma importancia incentivar la educación y no el asistencialismo. Además, las personas de menores recursos que precisan de estos planes son los más perjudicados por la inflación del 25%.

Aquí no finalizaría esta cadena de deterioro. Con el tiempo, mayores tasas de desempleo llevarían a una creciente ola de delitos generando una inseguridad mayor. Es de destacar, que la inseguridad ya se encuentra con las alarmas encendidas. Según el Centro de Estudios Nueva Mayoría, en todo el 2011 los policías en acción que fallecieron fueron 14 mientras que en lo que va del 2012 la cifra asciende a 20. Ya en mayo se había superado la marca del 2011. Estos números brindan una idea del crecimiento de inseguridad que se vive en el país.

El camino del desarrollo debe vincularse con el capital humano, y éste aumentará con una sociedad más educada. Un sistema asistencialista en donde hay más incentivos para que el estudiante trabaje y no pueda finalizar sus estudios agrava el problema. La estructura laboral de Argentina demanda cada vez menos personal no calificado y es ese el que más está aumentando.

 

*PUBLICADO EN EL CRONISTA.COM
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