Argentina: “La grieta” explicada a los extranjeros

Para un argentino explicar “la grieta” por la que se encuentra dividida la sociedad puede ser complejo e interminable. Desde recuerdos históricos personales hasta empatías o antipatías recientes. Desde hechos dudosos del pasado hasta las quimeras relatadas del presente. Todo puede dividir irreconciliablemente a los argentinos. Pero si debiéramos explicar a un extranjero qué es la grieta quizás debamos tomar un poco de distancia de nuestras memorias, afectos y resentimientos personales.

A través de los años en la Argentina se ha edificado una cultura de vivir con lo ajeno. Es “moral” para muchos argentinos recibir prestaciones a cambio de nada. La palabra “empleo” sustituyó a la palabra “trabajo”.

El estado fue creciendo pari pasu entregaba más y más subsidios, prestaciones, asignaciones y “empleos”.

El estado crecía y cada diez años tenía una crisis de financiamiento que parecía detener la historia. Sin embargo en el kirchnerismo (2003/2015) sucedió algo inédito. Los precios internacionales de los commodities sumado a las bajísimas tasas de interés en un contexto de default de las obligaciones externas permitieron un crecimiento exponencial del gasto público y por lo tanto del hecho de “vivir de lo ajeno”.

En 2008, el conflicto con el campo debido a las exorbitantes tasas de impuestos pretendidas (65% del precio de la soja a través de las retenciones móviles de Marzo de 2008) dio origen a “la grieta”.

Los que pretenden vivir con el esfuerzo ajeno se encontraron con que los dueños del esfuerzo dijeron “basta”. Fue la primera rebelión fiscal de la historia argentina. Y a pesar de la reelección de 2011 luego vinieron las manifestaciones, el revés electoral de 2013, el fin del sueño de la reelección eterna y la derrota final en 2015. Los dueños del esfuerzo dijeron basta. Nació la grieta.

“La grieta” no es otra cosa que la ruptura irreconciliable entre los que se esfuerzan y los que pretenden robar el producto de dicho esfuerzo. Esa relación injusta e inmoral existió desde la década de 1930. Quizás antes. ¿Qué cambió durante el kirchnerismo? Por un lado el nivel de exacción fiscal. Los impuestos llegaron al 45% del PIB que con una evasión promedio del 40% quiere decir que la mitad de los argentinos que paga impuestos tiene una tasa efectiva claramente confiscatoria. Según un estudio del Ieeral la tasa legal de impuestos en Argentina es claramente superior a las escandinavas.

Por otro lado el nivel de inutilidad del gasto sumado a las sospechas (¿fundadas?) de enormes grados de corrupción en todos los niveles y el grado de politización ideológica rompieron la relación contribuyente – estado.

Los beneficiados resultaron ser muchos más que los contribuyentes. En una relación de alta conflictividad. El discurso impuesto desde el gobierno por el cual los contribuyentes son los responsables de las penurias de los beneficiados no coincide con el dato objetivo que por cada persona que contribuye al estado hay tres que se benefician de él.

La grieta es producto del hartazgo de los que ponen versus el  deseo irrefrenable de quienes sacan. La asimetría rompió todo pacto solidario (voluntario o no) que rigió en la historia argentina del siglo XX.

La extralimitación del subsidio y de la exacción fiscal rompieron a la sociedad. La partieron en dos. Todavía no se desató la rebelión de los productivos. Pero no estamos lejos.

La grieta no tiene punto de contacto. La sociedad está partida. Sólo hay una solución posible y es el cambio cultural de una sociedad que debe comprender que no es ético vivir del esfuerzo ajeno.