Las 3 razones por qué la economía Argentina sigue sin despegar bajo Macri

Economista, colaborador de Libertad y Progreso

Lic. en Administración de Empresas. Magister en Economía Aplicada de la UCA. Doctorando en Economía en la UCA.

Desde hace siete años que Argentina se encuentra en una situación de estancamiento sin poder crecer sostenidamente.

En este lapso, el país se caracterizó por crecer en los años impares (electorales) y caer en los años pares (no electorales) cayendo preso de un ciclo político.

Entrando en el 2018 (año par), las perspectivas apuntan a que se romperá este ciclo y que se logrará un crecimiento, aunque uno muy leve (2.5%). Sin embargo, este crecimiento se debe en gran parte a capacidad ociosa existente ya que recién en noviembre se igualó el nivel máximo de actividad obtenido en junio del 2015.

Por otro lado, la recuperación de la actividad tuvo como gran protagonista en el último tiempo a la obra pública que lejos está de ser la fuente que genera un crecimiento sostenido. Este último rol lo cumplen las inversiones privadas que continúan sin aparecer.

¿Cuáles son algunos de los asuntos de fondo pendientes para resolver de Argentina en términos económicos para salir del estancamiento y volver a crecer?

Ante todo, es importante recordar que el gobierno de Cambiemos, al asumir el poder, heredó una situación bastante comprometida. Por suerte, esto permitió evitar una crisis por tomar decisiones acertadas: se salió del default, se eliminó el cepo cambiario, se realiza un saneamiento de las estadísticas, entre otras cosas.

Sin embargo, son condiciones necesarias pero no suficientes para garantizar el desarrollo económico sostenido. En este marco, el camino por recorrer aún es muy largo y el gobierno parece haberse adormecido al concentrarse exclusivamente en el corto plazo (o demanda agregada).

Débil Estado de derecho, prensa, y alta corrupción 

¿Cuál es la situación actual? Un puntapié inicial es observar el Índice de Calidad Institucional ya que tiene en consideración varios aspectos que hacen a las condiciones básicas para poder progresar. Las variables que se tienen en cuenta en este índice son: el Estado de derecho, voz y rendición de cuentas, libertad de prensa, corrupción, competencia global, libertad económica y facilidad para hacer negocios.

Lamentablemente, Argentina no se encuentra muy bien rankeada ubicándose en el puesto número 138 entre 191 países. Si se realizará el ranking teniendo en cuenta sólo los países de América Latina, Argentina se ubicaría en el puesto 29 de 34 países.

El avance de la corrupción hizo que Argentina retroceda muchos puestos, así como también la pérdida en los derechos de propiedad privada alejándose de los países de la región (especialmente aquellos pertenecientes a la Alianza del Pacífico).

alianza del pacifico

Interiorizándonos en el ámbito económico, los problemas continúan. El gasto público del gobierno general se encuentra en niveles muy elevados y está más que claro que no hay intenciones de bajarlo. Más bien la apuesta consiste en que el PBI crezca y que entonces, el gasto público sea menor en términos de proporción al PBI porque este último crece y no porque el gasto baje.

Sin embargo, la causalidad es a la inversa, es necesario bajar el gasto público para así poder bajar la presión tributaria (récord en la región) y entonces así atraer las inversiones que generan el crecimiento de largo plazo impactando en la oferta agregada.

El “pecado original” de los desbalances macroeconómicos se encuentra en el elevado gasto público, allí la génesis del problema.

El “pecado original” del gasto publicado

Según datos del FMI, el gasto público del gobierno general estimado para 2017 es del 41.7 % del PBI en Argentina mientras que el promedio de los países que integran la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia y Perú) es de 32.4 %.

En otras palabras, Argentina tiene una presión tributaria que supera al de la región mencionada en 9.3 %. Desde luego que los inversores se verán tentados de dirigir sus capitales a los países vecinos, quienes además se ubican en mejores posiciones en el Índice de Calidad Institucional y, por ende, hay mayor previsibilidad en los contratos.

Por más saneamiento institucional que se haga, mientras el gasto público y la presión tributaria continúen en niveles records, menor será la porción de inversiones que ingresarán al país. Muestra de ello es la inversión extranjera directa, que en el 2017 representó sólo el 4.4 % de la importación de capitales, mientras que el endeudamiento del sector público (casualmente para financiar el déficit) fue del 60 %.

Esto no es sostenible en el tiempo y debe tomarse nota de ello. Para revertir esta situación (que haya más inversión extranjera y menos endeudamiento) debe disminuirse el gasto público y principalmente los costos laborales que en Argentina continúan siendo elevados haciendo poco rentables los negocios.

Se sigue sin alcanzar la apertura económica

Por último, otro asunto pendiente es dirigirse hacia una mayor apertura económica. Los países crecen comerciando al explotar sus ventajas relativas. En este sentido, también falta mucho por hacer.

Según el Sistema de Información del Comercio Exterior (FTIS por sus siglas en inglés) Argentina posee, a través del Mercosur, sólo cinco acuerdos de libre comercio, mientras que nuestros vecinos de la Alianza del Pacífico poseen mayores acuerdos: Chile (21), Perú (16) y Colombia (10).

Una manera alternativa de ver el mismo punto es a través de la apertura comercial (exportaciones + importaciones en proporción del PBI), donde Argentina ronda en torno al 20 %, ubicándose también por debajo de sus países vecinos: Chile (47 %), Perú (37 %) y Colombia (27 %).

En resumen, salir del estancamiento requiere cambios de fondos institucionales, que tuvieron un buen arranque con el inicio de la gestión de Cambiemos pero que fueron perdiendo fuerza. Ese camino debe continuarse.

Pero además es necesario reformas de fondo económicas para alcanzar el desarrollo económico sostenido. Para esto es indispensable reducir el gasto público, para así poder disminuir también la presión tributaria (ambos en niveles récords).

Esto permitirá por un lado disminuir el déficit fiscal total y hacer más atractivo el país para las inversiones, rol clave para el crecimiento. Finalmente, la integración al mundo y salir del aislamiento es clave incrementando los tratados de libre comercio y la apertura comercial.

Publicado en Panam Post.-