¿Nadie vio venir la crisis?

Director en Iván Carrino y Asoc. | Website

Subdirector de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE.

Predecir el momento exacto en que aparece una crisis no es tarea fácil, pero las condiciones para que ocurra siempre estuvieron a la vista.

En el Diario Clarín de hoy se publicó una polémica nota titulada “¿Por qué nadie vio venir la crisis Argentina?”.

Obviamente, en las redes sociales el título fue vilipendiado, tanto desde la izquierda como desde el liberalismo, ya que fueron muchos los que dijeron que el modelo gradualista de Macri no iba a salir bien.

En un párrafo de la nota, se afirma:

El Gobierno falló, los inversores no la vieron. ¿Y los economistas? Lo mismo. De vuelta: el que dice que vio venir esta crisis falta a la verdad.

Predecir un evento concreto, como una crisis o el precio exacto del dólar, en economía, es algo realmente complicado. Son muchos los factores que juegan para uno y para otro lado. Sin embargo, hay leyes que son inexorables.

Una de esas leyes diría algo así como: “si un país tiene necesidades de financiamiento que no pueden ser cubiertas, entonces enfrentará una crisis de deuda”. Como verán, las predicciones son condicionales, “si sucede tal cosa, entonces ocurrirá tal otra”.

Dicho esto, busqué hoy entre mis viejos (aunque no tanto) informes semanales enviados a mis suscriptores. Allí, encontré uno donde evaluaba la Gestión Macri a dos años de su asunción (diciembre de 2017).

Como “luz roja” del período seleccioné el no ajuste del déficit fiscal y sus posibles consecuencias:

Estos niveles de desequilibrios fiscales no son comunes en el mundo. Para peor, en Argentina han estado directamente ligados a episodios de crisis.

Dados los cambios institucionales que el gobierno ha impulsado, las reformas liberalizadoras, el pago a los holdouts y el distinto posicionamiento internacional, hoy el país inspira la confianza necesaria para evitar una crisis de corto plazo . Sin embargo, no podemos dejar de destacar que esta es una luz roja en la evaluación del gobierno de Cambiemos, ya que nos expone a una elevada vulnerabilidad.

Imagínese lo que le pasa a una persona en su vida cotidiana. Si tiene una deuda importante, cualquier sobresalto (la pérdida de un trabajo,  la rotura del auto, la enfermedad de un familiar) puede llegar complicarle toda la economía.

Lo mismo sucede con el país. Estos niveles de déficit generan la necesidad de tomar grandes cantidades de deuda, lo que expone a una gran fragilidad a la estabilidad del esquema macroeconómico.

En conclusión, los dos años de gestión de Cambiemos reciben una evaluación positiva en términos generales, pero con algunas cuentas pendientes y luces rojas de atención inmediata.

Meses más tarde, en un Informe escrito a fin de enero sobre las condiciones internacionales para Argentina en 2018, mostré preocupación por la situación financiera:

Sin embargo, hay una luz roja en el tablero de comando que es la de las condiciones financieras mundiales. Con la Fed subiendo la tasa, y la política fiscal de Trump presionando al alza las tasas de largo plazo, podríamos estar llegando a ver el final de un larguísimo mercado alcista de acciones y bonos.

Si llegáramos al escenario de “pinchazo de la burbuja”, las ganancias que podríamos obtener por el comercio con nuestros vecinos y socios, se verían en gran parte contrarrestadas por el endurecimiento de las condiciones financieras internacionales.

El crédito se encarecería para Argentina, el tipo de cambio subiría, y probablemente el gobierno de Macri debería profundizar (o comenzar) una política de fuerte ajuste fiscal para pasar la tormenta.

Sinceramente, no creo que sea justo decir que yo anticipé la crisis… De hecho, no tenía a este escenario como primera posibilidad.

Sin embargo, nunca saqué de mis análisis los riesgos del gradualismo, e incluso llegué a anunciar con bastante exactitud qué pasaría si el mundo comenzaba a endurecer su generosidad financiera.

Esperemos que los nuevos cambios sirvan para restablecer la confianza y estabilizar los nervios  de los mercados. Esa es, ahora, la primera prioridad.