Atención, políticos: los precios no tienen guía ni dueño, son espontáneos

A diferencia de lo que creen los políticos, los precios son un resultado del orden espontáneo

VISIÓN LIBERAL.– Reiteradas veces se escucha referirse al sistema de precios como un instrumento de control que se puede manipular a su antojo. María Eugenia Vidal hace poco había dicho que ella iba demostrar a los empresarios que son los causantes de los incrementos de los precios. Mientras que desde el Gobierno se exige a los empresarios no aumentar los precios y que empiecen a rendir cuentas del por qué de los aumentos.Aumento de precios y grandes empresas

En mi opinión nadie conoce la importante función que ejercen los precios sobre la economía ni el origen de los mismos. Es por ello, que a falta de conocimiento se cae en falacias de todo tipo y se aplican políticas que terminan perjudicando a todos los individuos intervinientes dentro del sistema económico.

En principio, tal como plantea Friedrich August von Hayek, el conocimiento se encuentra disperso en la sociedad. Es decir, no se haya concentrado en un solo lugar sino que está diseminado entre los individuos, muchas veces fragmentado de forma incompleta.

Si seguimos la noción de Lionel Robbins de que la economía es la ciencia que se encarga del estudio de la satisfacción de las necesidades humanas mediante bienes que, siendo escasos, tienen usos alternativos entre los cuales hay que optar; es necesario aclarar que dichos recursos deben ser conocidos. Es decir, como postula Israel Kirzner siempre hay una ganancia a ser descubierta, nada es dado ya que el concepto de tiempo es insignia de la no permanencia. Por lo tanto, el conocimiento nunca es perfecto.

Por otro lado, la actividad económica implica planificar ya sea desde un único ente centralizado o desde la descentralización a partir de la acción individual de todos los sujetos económicos. Por ejemplo, Elena decide cocinar una torta, ese será su objetivo final. Sin embargo, para cocinar necesita hacerse de los ingredientes, sus medios, y deberá seguir las instrucciones de la receta para saber si va primero la harina o el azúcar. Para alcanzar su objetivo final Elena necesariamente planifica.

Cualquiera sea el camino que se escoja seguir la cuestión es la virtud del conocimiento para decidir, conocimiento que no es propiedad de un único individuo sino de todos.

Si Elena desea prepara la torta necesita de harina y esa harina la debe comprar a otro individuo que a su vez la adquirió de un tercero que sólo él sabe cuánto es que se debió producir esa temporada. Los individuos se encuentran interconectados entre sí y se comparten información todo el tiempo ya que el conocimiento que tiene uno probablemente no lo tenga el otro. Tampoco un solo individuo debe tener pleno conocimiento de todo ya que es absurdo considerar que Juan que está a dieta quiera saber sobre la torta de Elena o si el almacenero tiene o no harina. Es por eso que el individuo debe ser sabio en el área que requiere para actuar.

El canal por el cual se comparte información y los individuos interactúan es el sistema de precios. Los precios permiten que de forma espontánea la información le llegue al sujeto que la necesite. Elena cuando quiere cocinar va al almacén y compra un kilo de harina a un precio determinado. Si varios individuos llegan y demandan harina por encima de la oferta es probable que el precio suba. De esa forma, cuando el precio suba, el productor sabrá que deberá producir más harina la próxima temporada. Los precios sirven para regular las acciones entre los diferentes individuos.

Un punto para destacar, es que los precios son resultado de un orden espontáneo provocado por las constantes acciones del individuo. Un orden espontáneo es producto de la interacción de los individuos, no es premeditado y emite beneficios para todos los involucrados. Al igual que el mercado, los individuos adoptaron estos símbolos matemáticos para mensurar, emitir y reproducir conocimiento. Fue una evolución de época en época a partir de ensayo y error.

Por lo tanto, atribuirle una propiedad ajena a las decisiones individuales es completamente erróneo. Imagínense que el sólo hecho de controlar algo que nace de las raíces de la acción individual es imposible. Además la sólo concepción de la actual civilización sin un sistema de precios que la guíe es ilusoria. La división del trabajo que permite que una persona no tenga que salir a cazar un ciervo para comer y se dedique a una específica tarea sólo es posible gracias a que existe un sistema de precios previo que coordina el mercado.

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