Si todo sale bien, aún le faltan al Gobierno u$s19.000 M en 2019

Aldo Abram
Director Ejecutivo en Libertad y Progreso

ÁMBITO FINANCIERO – Tras la corrida cambiaria y el auxilio del FMI, la economía argentina se encuentra atravesando un desierto con la esperanza de poder volver, lo antes posible, al oasis de los mercados de capitales internacionales. Esa es la llave del acuerdo con el FMI, ya que el monto de la ayuda pactada cumple la finalidad de tender, precisamente, un puente hacia el acceso a los mercados de deuda. No son para usarlos, como muchos creen. Son como un arma cargada puesta en el escritorio a modo de disuasión. Un mensaje, una señal para los inversores, sobre la solvencia del país.

Lo cierto es que, si todo sale bien, es decir, si se cumple el ajuste fiscal pactado, este y el próximo año, y por ende llegan los desembolsos del FMI correspondientes, así y todo, el Gobierno todavía deberá conseguir financiamiento para cubrir sus necesidades de 2019 por un monto de más de u$s19.000 millones. Es lo que estiman, bajo algunos supuestos, por ejemplo, los economistas de la Fundación Libertad y Progreso dirigida por Aldo Abram como los del Estudio Broda. En este último caso, el monto estimado presupone que algunas metas monetarias (como la no cancelación del crédito del Tesoro con el BCRA, o que desembolsos pendientes se usan presupuestariamente). Pero quizás lo más relevante es que la estimación de los privados está en línea con la del Palacio de Hacienda. Algo de ello les dejó pispear el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, a sus pares provinciales en recientes encuentros por la negociación del Presupuesto 2019.

Para algunos, suena exagerado ocuparse por cuánto financiamiento será necesario conseguir el próximo año, cuando aún se transita por el desierto, pero da una idea del desafío que enfrenta el Gobierno con miras a la próxima batalla electoral bajo el condicionante de cumplir con las metas del FMI. Se soslaya el cierre de las cuentas del 2018, dado que harían falta menos de u$s2.000 millones, un monto, más que factible a pesar de la travesía.

Entonces, si Dios quiere, y se cumplen los supuestos mencionados, en 2019 el Tesoro deberá salir a buscar no menos de u$s19.000 millones. Al respecto, hay que tener en cuenta además dos temas. Por un lado, detrás de ese monto se descuenta el roll over de las Letes. Un tema no menor, frente a la performance de las últimas licitaciones. Y por otro lado, que se trata de divisas, es decir, el Tesoro necesita dólares, no pesos, por lo que el mercado objetivo es el internacional. Urge, por ende, recuperar la confianza de los inversores internacionales, y por qué no también la de los locales y la población en su conjunto. Ya que si no mejoran las expectativas, mejor decir, la credibilidad en el Gobierno y en su política y estrategia, se dificultará el arribo al oasis. Y quedar en medio del desierto no será para nada agradable. Por lo que preocuparse por lo que hace falta para 2019 será una utopía.

La titular del FMI, Christine Lagarde, ya hizo su aporte, consiguió nada menos que u$s50.000 millones (más otros miles más de parte de otros organismos internacionales), podría decirse que fue el Plan A. De modo que si fallara el Plan A, es decir, que en 2019 no se llegara a conseguir el financiamiento requerido, alguien en el gobierno debería estar pensando en un Plan B. Y dadas las actuales condiciones, cuesta imaginar otra Lagarde. Por lo que, en caso de necesitarse un muletto, sólo quedaría recurrir directamente a la buena voluntad y condescendencia del presidente Donald Trump para con su par argentino. En ese caso apuntarían a un rescate del Tesoro de EE.UU. o de la Fed.

Los analistas consideran que será clave el primer trimestre de 2019 ya que, si se está cerca del oasis, los mercados internacionales comenzarán a poner el foco en las encuestas electorales y en particular en el protagonismo de la expresidenta Cristina de Kirchner, que entra a terciar en el ánimo de los inversores. ¿Sería entonces el momento de ir cerrando algo con el Tesoro o la Fed? Veremos. Claro que, obviamente, todas estas especulaciones sucumben, si todo sale bien, y los mercados vuelven a confiar en la Argentina y renuevan los votos matrimoniales para con Cambiemos. Pero la travesía por el desierto recién comenzó.

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