El Gobierno prevé llegar al equilibrio fiscal mitad con ajuste, mitad con impuestos

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Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. 

YAHOO – Luego del acuerdo con la mayoría de los gobernadores para enviar al Congreso un proyecto de ley de presupuesto 2019 con déficit cero, el gobierno de Mauricio Macri se propuso lograr el equilibrio fiscal con una reducción del gasto de $196.560 millones, más un aumento de ingresos por una cifra igual, derivada de la suba de retenciones e impuestos .

El ahorro por baja de gastos e ingresos arrojaría una reducción del déficit fiscal de 393.120 millones, o sea un 2,6% del PBI, si se tiene en cuenta que 1% del PBI son 151.200 millones.

“Todavía estamos terminando de cerrar los números y algunos pueden cambiar. Pero básicamente son así, la mitad es por gastos y la mitad, por ingresos, la forma de pasar del déficit del 2,6% a cero”, confirmó a LA NACION una alta fuente oficial.

Este ajuste por impuestos generó críticas entre economistas y tributaristas. Señalan que era necesario cortar más gastos que aumentar impuestos que desalientan la rentabilidad, las inversiones y la creación de empleo.

No obstante, todos los consultados por LA NACION reconocieron que en la urgencia de la crisis de desconfianza y volatilidad cambiaria, y en la necesidad de acordar el adelanto de fondos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), resultó necesario aumentar los ingresos porque no se logró antes reducir el gasto.

Según los números del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne , el ahorro de erogaciones se dará en la poda de 0,7% del PBI en gastos de capital, $105.840 millones; del 0,5% en subsidios a la energía y el transporte, $75.600 millones; del 0,2% en gastos operativos, $30.240 millones, y del 0,2% en gastos corrientes, $30.240 millones.

A ese ahorro se le debería restar un gasto adicional en prestaciones sociales en 2019 de 0,3% del PBI, es decir $45.360 millones. Por lo cual, el ahorro del gasto neto será de $196.560 millones, es decir, 1,3% del PBI.

En el capítulo del aumento de los ingresos, Dujovne anunció entradas de recursos adicionales por impuestos del 0,2% del PBI, $30.240 millones, y un 1,1% de ingresos adicionales por retenciones a las exportaciones, $166.320 millones. El total de los ingresos adicionales es de 196.560 millones, el 1,3% del PBI. Es por eso que la baja del gasto más la suba de ingresos dará un ahorro neto de $393.120 millones, o sea, un 2,6% del PBI, para llegar a déficit cero.

El tributarista César Litvin dijo que “el objetivo del Gobierno cuando asumió fue bajar la presión tributaria del 40% del PBI un 5% en cinco años con la reforma tributaria y consenso fiscal de 2017”. Y señaló que “si dejamos de lado esa baja de la presión fiscal, en lugar de usar el sistema tributario como una herramienta al servicio de la actividad económica, la estaríamos usando como un verdadero espantapájaros de inversiones”.

El economista Marcelo Elizondo señaló que “el equilibrio presupuestario es una urgencia, porque es la causa de las volatilidades que hemos tenido y tiene que ser una prioridad”. Pero opinó también que “sería bueno que el desequilibrio presupuestario se enfocara más por el lado de la reducción de gastos que por el lado de nuevos impuestos”.

Su par Agustín Etchebarne dijo que “el ajuste salvaje es producto de no haber hecho el ajuste racional”. Y explicó: “Es salvaje porque se da en parte por la devaluación que reduce los salarios y las jubilaciones públicas en términos reales, generando un ahorro”.

Miguel Boggiano, otro economista, aseguró que “la Argentina se enfrenta a que después de la devaluación la solución más fácil y simple es poner el impuesto a las retenciones”. Por su parte, Camilo Tiscornia dijo que “toda la parte del ajuste de gasto fue lo que se intentó acordar con el FMI”.

Cynthia Moskovits, de FIEL, señaló que “es razonable utilizar un mal impuesto como los derechos de exportación en forma transitoria, como ha sido planteado”.