REPÚBLICA ECONÓMICA – George R.R. Martin durante una década nos ha sumergido a cientos de miles de personas en un apasionado mundo en donde Siete Reinos se disputan el trono de hierro. Daenerys Targaryen, Jon Snow, Cersei Lannister, Arya Stark, Tyrion Lannister, Sansa Stark, etc, son algunos de los personajes que han despertado pasiones por todo el mundo ya sea por sus historias, sus ambiciones o sus estrategias para gobernar Poniente.
Juego de tronos no es sólo un libro de ciencia ficción sino que logra a través de sus páginas poner sobre la mesa temas de índole filosófica, política, psicológica y, por supuesto, económica. Dichos temas despiertan los sentidos reflexivos del lector, generando debates acalorados entre sus fans.
Sólo basta recordar algunos de los diálogos que tuvieron los personajes para entender las profundas discusiones que pueden despertar cada uno de los capítulos. Entre ellas, la épica frase de Tyrion a Jon Snow: “Nunca olvides qué eres, porque desde luego el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil.”O los dichos de Daenerys: “No voy a detener la rueda. Voy a romper la rueda.” Y nuevamente de Tyrion: “El corazón miente y la mente engaña, pero los ojos ven. Mira con los ojos. Escucha con los oídos. Saborea con la boca. Huele con la nariz. Siente con la piel. Y sólo luego piensa, y así sabrás la verdad”. Estas y muchas más analizan determinados aspectos del individuo que ponen en vilo a los lectores y espectadores de todo el mundo.
Claramente la libertad también ha sido tratada por el libro en innumerables ocasiones. “Se acerca el invierno” ya es el himno base del libro, augurando que el destino ya estaba escrito y se venían las consternaciones del invierno. Es la idea de fatalismo, de que no hay nada que pueda hacer el personaje para cambiar lo que ya está escrito. El fatalismo implica determinismo pero no viceversa. El primero es una telaraña de relaciones causales en las que no se puede definir una única relación lineal de causa y efecto, mientras que en el segundo caso la relación es lineal. Por lo tanto, si todo en el Universo se encuentra relacionado con todo entonces nada se puede hacer por ello.
Si no se puede transformar el futuro entonces el rol del individuo pasa de un estado activo a pasivo y la libertad que pueda llegar a profesar se vuelve ilusoria. El fatalismo se opone a la libertad humana ya que ¿cómo se logra cambiar el futuro si ya está escrito? Jean Paul Sartre, filósofo francés, postula que la libertad del individuo se manifiesta cuando actuamos. Es decir, detrás de toda acción existe una motivación que le otorga al individuo la capacidad de decidir. Y es en ésta elección cuando el individuo es completamente libre. La Acción Humana tal como la plantea Ludwig von Mises nos hace libres.
Daenerys Targaryan, prácticamente huérfana y dada a Khal Drogo como esposa, estaba destinada a ser la “esposa sumisa”: tímida, sin inmiscuirse en las conversaciones de los hombres, dedicándose a ser madre y aceptando los designios de su marido. Sin embargo, por medio de las decisiones que fue tomando comenzó a desarrollar una personalidad fuerte hasta convertirse en el personaje que es hoy y disputándose el trono de hierro.
Por otra parte, si el fatalismo es cierto entonces le quita tanto libertad como responsabilidad al individuo. Si todo está dado entonces no existe ningún incentivo a que el individuo actúe. Si Daenerys se hubiese quedado cómoda y confiada en que estaba destinada a gobernar Poniente entonces jamás hubiese salido de Mereen. Si Daenerys no hubiese salido de Mereen no lograría gobernar Poniente. Se hubiera quedado cómoda sin lograr nada. Es por ello que es tan fundamental la elección del día a día. Que el sujeto se haga protagonista de su propia historia.
En la Argentina sucede algo similar, tenemos un montón de políticos que no se animan a cambiar la historia porque creen que ya está escrita. Se conforman con vivir holgadamente de una presión tributaria cada vez más elevada. Miles y cientos de argentinos, tal cual los Inmaculados, quedan esclavizados, trabajando la mitad del año para el Estado.
Pareciera que la Argentina se encuentra destinada a sufrir los horrores del invierno una y otra vez. Sin embargo, existe libertad ya que hay elección: llevar adelante las reformas. Y es en esa obstrucción del fatalismo que hay que luchar para sobreponerse.
*Natalia Motyl es Licenciada en Economía y se desempeña en la Fundación Libertad y Progreso.