El despropósito fronterizo de Trump

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Ian Vásquez

Ha publicado artículos en diarios de Estados Unidos y de América Latina y ha aparecido en las cadenas televisivas.

Es miembro de la Mont Pèlerin Society y del Council on Foreign Relations.

Recibió su BA en Northwestern University y su Maestría en la Escuela de Estudios Internacionales de Johns Hopkins University.

Trabajó en asuntos interamericanos en el Center for Strategic and International Studies y en Caribbean/Latin American Action.

CATO – El presidente estadounidense, Donald Trump, ha vuelto a amenazar a México y Centroamérica. Dice que EE.UU. está siendo “invadido” por inmigrantes, muchísimos de ellos peligrosos, y que les corresponde a los países al sur del Río Bravo pararlos. Como no lo hacen, está cortando la ayuda externa a El SalvadorGuatemala y Honduras, y está considerando cerrar la frontera con México.

La demagogia antiinmigrante de Trump se caracteriza por ignorar los hechos, fabricar una crisis y promulgar políticas que no harán nada para resolver el supuesto problema. De hecho, EE.UU. podría terminar con mayores flujos migratorios desde México y Centroamérica. política internacional

No hay una invasión migratoria acechando a EE.UU. La llegada de inmigrantes no es alta; su flujo como porcentaje de la población está por debajo del promedio histórico.

Trump y sus aliados dicen que entre quienes vienen de México y Centroamérica están incluidos muchos criminales y hasta terroristas del Medio Oriente. Pero los estudios indican que los inmigrantes no suelen ser más delictivos que los ciudadanos nacidos en EE.UU. Un análisis reciente encuentra que la tasa de encarcelamiento de inmigrantes de México y Centroamérica es del 35% por debajo de la tasa que corresponde a los estadounidenses nativos.

¿Las caravanas migratorias que tanto teme Trump llevan consigo terroristas? No hay pruebas de que así sea. Con el fin de entrar a territorio estadounidense, estos migrantes, o aplicarán para asilo, o intentarán entrar de manera ilegal. Según el analista Alex Nowrasteh, “entre 1975 y finales del 2017, 9 estadounidenses fueron asesinados en ataques en EE.UU. por 20 terroristas extranjeros que entraron de manera ilegal o en forma de asilo”. La probabilidad de morir en un ataque terrorista a manos de tales inmigrantes durante ese período era uno en 1.300 millones por año. Durante el mismo período, no entró ni un solo terrorista desde México o Centroamérica.

No importan los hechos. Trump esta semana amenaza con cerrar la frontera con México para que pare la migración. Pero prohibir la emigración va contra el derecho internacional, por lo que ni México ni Centroamérica pueden hacer mucho al respecto.

Cerrar la frontera sería una medida drástica que además haría tremendo daño a EE.UU. México es el tercer socio comercial más importante de EE.UU. y es su segundo mercado de exportaciones más importante. Más de 6 millones de camiones comerciales entran por la frontera con México al año, así como 190 millones de personas. Unos US$500.000 millones en comercio cruza esa frontera anualmente.

Cuando el puerto de San Ysidro en California cerró por un día el año pasado, generó US$5,3 millones en pérdidas comerciales. Una clausura, aunque sea temporal, en toda la frontera costaría muchísimo más que eso.

Dispararse en el pie de esta manera no tiene sentido, pero el costo para México será mayor que para EE.UU. dado que el vecino del norte es por mucho el socio comercial más importante de México. Cerrar la frontera sería un despropósito, pues empeoraría las condiciones económicas en México y alentaría la inmigración ilegal hacia EE.UU.

De la misma manera, condicionar la ayuda externa al control sobre la migración no tiene sentido. Los inmigrantes centroamericanos huyen de los altos niveles de violencia y, en el fondo, la debilidad institucional de sus países. La ayuda externa difícilmente puede arreglar ese problema. Puede que haya otras razones por las que se debería recortar la ayuda externa, pero pensar que esto influirá en la migración es ingenuo.

Resulta patético que el problema imaginario de la inmigración termine con la posibilidad de reducir la prosperidad y violar las libertades económicas, entre otras, de cientos de millones de norteamericanos.

Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 2 de abril de 2019.

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