¿Iguales? No, seamos diferentes

LA OPINIÓN – Afortunadamente no somos iguales entre nosotros. Me considero ferviente admiradora de la diferencia, ya que en ésta se encuentra la esencia cabal de las personas. Existe un dicho muy conocido que plantea el estado de “enamoramiento” como la conciencia interna de que el otro es un ser diferente, es decir, nos damos cuenta de que estamos enamorados cuando pensamos que la otra persona es distinta a todas las demás.

Sin embargo, los socialistas, dada su particular forma de concebir la existencia humana, perciben la condición de diferencia de forma totalmente aborrecible. No hablamos de una forma particular de explicar los fenómenos que ocurren en el mundo, sino de que el socialista, en tanto ser pensante, es dogmático en su incapacidad de tolerar la diferencia en otra persona.diferencias de genero o igualdad

Los individuos somos diferentes entre nosotros. A pesar de que existen ciertos rasgos y reacciones similares, lo cierto es que siempre se halla “algo” que nos diferencia a unos de otros. No es la parte física, ni el lenguaje verbal o la indumentaria utilizada la que nos brinda identidad sino todo aquello que es inherente a nosotros desde el momento cero.

Es complejo poder determinar a ciencia exacta que es la esencia de una persona, ya que la misma varía en cada uno y abarca más de un aspecto. Podríamos referirnos a la esencia como la forma de vivir y sentir la vida, aquello que nos apasiona, lo que nos moviliza, lo que nos aterra, etc.; es decir, todo lo que por separado no encaja y, en una sola unificación, nos convierte en seres perfectos. Somos gotas de agua diferentes entre sí, pero que en su conjunto reflejamos uno de los fenómenos más maravillosos del mundo: la lluvia. Nadie se detiene a reflexionar si cada una de las gotas de lluvia deberían ser iguales o no entre sí, pero al cerrar el paraguas y mirar hacia arriba sólo podemos sentir el goce más espectacular del mundo porque es tal su perfección que no lo necesitamos saber.

Muchas veces uno es juzgado por tomarse la vida con mucho amor y optimismo. Y es cierto, cuando uno puede despertarse y comprender la perfección que existe en la diferenciación podrá agradecer cada uno de los segundos de este presente y defender con todas sus fuerzas lo espontáneo en cada diferenciación.

Existen muchos órdenes espontáneos en el mundo, por ejemplo, el mercado. Sin embargo, el más obvio y trascendental es la existencia del ser humano. La esencia del individuo es espontánea. Uno no puede afirmar que un individuo es idéntico a otro, siempre hay algo que lo diferencia del resto. Tampoco se puede, y es el error en el que caen muchos individuos, que lamentablemente no desarrollaron una fuerte aceptación de uno mismo durante toda su infancia, intentar copiar la esencia de otra persona.

Atrozmente a lo largo de la historia se presentan muchos comportamientos de manada. Muchos individuos, que no lograron desarrollar un pleno conocimiento sobre su esencia, intentan desesperadamente copiarse de otra persona. No obstante, la esencia no puede ser clonada ya que sencillamente ésta no es algo que se pueda reproducir dado su solipsismo hacia el individuo al cual pertenece. Personalmente, me entristece de sobremanera observar a individuos que desean ser otra persona que no son. El rechazo hacia lo propio y diferente es la base existencial del socialista promedio.

El socialista no comprende su esencia e intenta, a la fuerza, amoldarse a una esencia única modelizada por un tercero. Lo que termina sucediendo es que el individuo deja de tener conciencia plena sobre su propia identidad y comienza a pensar, por consiguiente a accionar, de forma automática, libre de disgregación hacia el ser particular. El individuo intenta reemplazar lo que lo hace único por la utopía de lo “igual”.

Obviamente, a aquellos entes que manipulan masas les es conveniente un todo amoldado a una sola figura porque así les vuelve más sencilla la labor. Para que las masas respondan sin cuestionar es necesario que respondan a ciertos estímulos de la misma forma. Si cada uno de los que se sienten parte de un colectivo socialista se pusiera a reflexionar sobre su entorno, dada su esencia, definitivamente comprenderían lo errados que se encuentran con la idea de lo “igual”. No somos iguales y ahí se encuentra el meollo de la cuestión, no es necesario ser “iguales”, no lo necesitamos ya que en la diferenciación se encuentra la perfección.