Mayo récord para el BCRA: nunca compró tantas reservas ni contrajo tanta deuda

Director General en

Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. 

LA NACIÓN El Banco Central (BCRA) transita un mayo récord: por el boom de las commodities, apunta a cerrar el mes con la mayor recompra de reservas para esta época del año desde que comenzó a publicar el nuevo registro de sus variables monetarias en 2003. A la vez, su deuda remunerada -compuesta por las Letras de Liquidez y préstamos que toma de bancos para sacar parte de los pesos que emitió de circulación- no deja de crecer.

La entidad que conduce Miguel Pesce saca buen provecho de las múltiples regulaciones impuestas el año pasado, que le ayudaron a generar las condiciones para que la plaza opere en condiciones de dejarle un saldo comprador en la mayoría de las ruedas: lleva adquiridos US$2003 millones en lo que va del mes, tras los US$17 millones que sumó hoy, poco menos del 8% de los US$216,4 millones que se operaron.

La cifra, que indica que hasta aquí adquirió a razón de US$111,3 millones por rueda, permite al mes ubicarse por ahora como uno de los cuatro períodos en que la entidad se alzó con más de US$2000 millones por intervenciones sobre el mercado en los últimos 18 años. Sin embargo, difícilmente supere los US$2202 millones que adquirió en noviembre de 2019, cuando las liquidaciones exportadoras se aceleraron ante el cambio de gobierno a sabiendas que la administración Fernández aumentaría las retenciones.

Semejante nivel de intervención sobre el mercado tiene como contrapartida una emisión de pesos de tal nivel ($175.000 millones en lo que va del mes) que supera largamente a los $100.000 millones promedio que emite mensualmente para pagar los intereses de su deuda y transformó al canal cambiario en el principal factor de explicación de suba de la base monetaria (BM) en lo que va de 2021.

En especial, porque esas operaciones, a su vez, potenciaron a la “bola de Leliqs y pases” que el pasado viernes ya superó los $3,7 billones, marcando también un nuevo récord. Así, los pasivos remunerados del BCRA ya representan un 150% de la BM, al crecer 35% en menos de cuatro meses.

Este fenómeno fue impulsado porque la administración Pesce se preocupó en aspirar buena parte de lo emitido para tratar de restar combustible a una inercia inflacionaria que ni las postergaciones de ajustes tarifarios ni el freno impuesto al dólar oficial ni los acuerdos de precios por ahora consiguen frenar.

“¡Está volando el endeudamiento del Central!. A este ritmo, En un trimestre más llegamos a los 4 billones de pesos. En ese momento costará $150.000 millones de intereses por mes!”, hizo notar por redes el economista y director general de la Fundación Libertad, Agustín Etchebarne.

“Pesce aplicó un fuerte ajuste monetario: ya absorbió unos $909.000 millones en lo que va de 2021, entre colocación de Leliqs, toma de Pases y venta de bonos en cartera”, explicó el economista Amílcar Collante del Centro de Estudios del Sur (CeSur).

La mayor parte de los analistas admite que, pese a la dimensión que va alcanzando, la deuda del BCRA es hoy aún menos “peligrosa” de lo que era en 2018 con un esquema de libre movimiento de capitales y, además contraída mayoritariamente contra privados que no estaban bajo su regulación.

“Preocupa el aumento de los pasivos remunerados del BCRA, que ya está en niveles máximos y son la principal fuente de expansión de la base monetaria. Aunque, por ahora, esa dinámica parece estar siendo neutralizada con una esterilización que no necesita esfuerzos [suba de tasas] para lograr ese cometido”, observó la consultora LCG en un reciente informe.

A la vez advierten que su dinámica es inquietante, dado que es una bola que cada vez se hará más difícil de desarmar; sobre todo con una inflación en elevado nivel y sin poder acudir a una devaluación para licuarla, dado que eso tornaría mucho más complicado el problema inflacionario.

Esta situación se da además cuando, pese al rebote de actividad que captan las estadísticas oficiales, la demanda de pesos no reacciona. Por el contrario, los argentinos perdieron hasta la precaución de atesorar más, que mostraron al comienzo de la pandemia. Ni con la reinstalación de restricciones, al quedar elocuentemente a la vista de que quien mantiene pesos, resigna marcadamente poder de compra. No es algo nuevo, pero no da respiro. El economista Nery Persichini recordó, por caso, que quien haya encontrado por estos días un billete de $100 en un jean que no usaba desde 2002 sólo tiene $1,55 de aquel entonces en realidad (-98,45%). Y si quiso resguardarse colocándolos a plazo fijo, la inflación también lo pulverizó dejándole sólo el equivalente a $49,50 (-50,5%) a precios constantes”.

“Dentro de todo, la emisión monetaria realizada por la compra de dólares, que llega a los $493.000 millones en el año es, digamos, benigna. El tema es que al no reaccionar la demanda de pesos, y para que el excedente de circulante no presione más sobre la inflación ni la brecha cambiaria, el BCRA se ve obligado a hacer trabajar a destajo la aspiradora de pesos. Eso aumenta su deuda remunerada y deja a la vista los límites que tiene para coordinar expectativas con su política monetaria, en especial, porque no pasa desapercibido lo golpeada que está su hoja de balance: la masa total de BM más pasivos remunerados convertida a dólares al tipo de cambio oficial es doce veces mayor a su tenencia recompuesta de reservas netas”, explicó el economista Federico Furiase, director del Estudio Eco-Go.

“Si reaccionara la demanda de pesos ayudaría, pero sigue muy débil”, remarca.

Andrés Borestein, economista asociado a la consultora EconViews, estimó que lo positivo es que la deuda del BCRA no enfrenta en el corto plazo “riesgo de desborde”, mientras siga recomponiendo reservas y pagando por ella una “tasa de interés negativa, como la actual”. Pero coincide con Furiase: los récords de mayo muestran los límites que tienen el esquema en que debe moverse el BCRA en el actual contexto.

Por lo pronto, la sostenida compra de dólares le permitió recomponer su tenencia de reservas netas al nivel de septiembre de 2020, cuando se dio una vuelta de tuerca más al cepo para frenar un drenaje que las dejaría tocando un piso de US$3500 millones poco después. Eso sí, su deuda total remunerada, que andaba por los $2,5 billones, ya supera los $3,7 billones. Se sabe además que se mantendrá en alza, lo que puede complicar las cosas si la oferta de dólares, pasada la temporada alta de liquidaciones del agro, vuelve a ralear.

Las dudas que asoman en el mercado al respecto se expresan en la renovada tendencia alcista que muestra la brecha cambiaria en las últimas semanas, pese a los esfuerzos del propio BCRA para mantener a raya a los dólares financieros (CCL y MEP), que cada día desafían al “solidario” y relativamente al sosegado blue, que hoy alcanza su mayor nivel en el mes (se ofrece a un promedio de $165 para la venta). “En estos niveles de inflación, un salto en el dólar paralelo podría afectar a la política anti inflacionaria tirando por la borda incluso el plan de anclajes que se está utilizando para contener los precios durante 2021″, advierte LCG.