Conflicto en Ucrania impulsa fuerte los commodities 

ÁMBITO FINANCIERO – La invasión de las tropas rusas en Ucrania sacudió a los mercados mundiales y, durante la jornada de ayer, los precios de los commodities se dispararon. El trigo trepó más de 5% en Chicago para alcanzar su máximo en nueve años, mientras que el maíz subió 1,6% y el petróleo trepó casi 7% para superar los u$s103 por barril. En tanto, el precio del gas en Europa saltó un 40%. Y, si bien cerró a la baja por toma de ganancias, durante la jornada la soja llegó a tocar su récord desde 2012.

Esto plantea un escenario paradójico para la economía argentina. Es que, si bien por un lado se pude ver beneficiada por el aumento de los commodites agrícolas, la suba de los hidrocarburos hará que sea más costoso importar energía durante el próximo invierno. A su vez, una mayor inflación global sumará presión a las mediciones locales y una política monetaria aún más contractiva de los Bancos Centrales puede encarecer el crédito.

“Todavía es muy pronto para saber cómo se van a terminar compensando dos efectos: por un lado, los efectos negativos son que hay una mayor presión sobre la inflación importada; el precio de la energía estaba traccionando fuertemente la inflación en Europa y esto no va a hacer otra cosa más que profundizarlo”, señaló a Ámbito Claudio Caprarulo, director de Analytica, quien agregó: “Entonces, no sólo impacta en que se va a importar mayor inflación del exterior, lo cual dificulta que Argentina encare un proceso de estabilización de precios. Al mismo tiempo, esto va a llevar seguramente a que los Bancos Centrales de los distintos países profundicen su política monetaria contractiva y eso lo que puede generar es, obviamente, un encarecimiento mayor del crédito. Y restringe, sobre todo, el costo que van a tener las empresas argentinas, en primera instancia, y más adelante el Gobierno argentino, cuando tenga que volver a endeudarse en dólares”.

“Por otro lado, el único efecto que va a compensar esto es la suba en el precio de los commodities del agro. Habrá que analizar qué va a terminar pesando más en la balanza. Recordemos que gran parte del consumo de energía de Europa proviene de Rusia y al mismo tiempo es el principal exportador mundial de trigo. Claramente la situación no sólo a nivel humanitario es muy compleja. También a nivel económico en un contexto de economía mundial que está saliendo de la pandemia y que arrastra problemas derivados de la misma como por ejemplo las tasas de inflación”, agregó Caprarulo.

“El aumento de los precios de las materias primas de origen agrícolas es alentador porque se traduce en mayor nivel de exportaciones. Es decir, una mayor oferta de divisas, matizando las tensiones de la cuenta financiera del Balance de Pagos y, en definitiva, el saldo de las reservas del Banco Central”, señaló Martín Calveira, investigador del IAE Business School, Escuela de Negocios de la Universidad Austral, quien por otro lado advirtió que “un mayor impulso inflacionario en el mundo por aumento de costos de energía, pueden activar un sendero de subas de tasas de interés y flujos de capitales hacia activos seguros en lugar de economías emergentes”.

Energía

“Es lógico que, si dos de nuestros competidores en el mercado de granos y oleaginosas entran en guerra, tengamos de golpe el ‘beneficio’ de que nuestros productos van a ser más demandados y mejor pagados. Eso es cierto, por un lado. Pero por el otro lado es cierto que este año vamos a necesitar importar un montón de gas, que la provisión de gas que se espera de Bolivia va a ser menor, por lo que va a haber que salir a buscarla en el mundo. Y hay que traerla en barco, algo que ya es caro, y con esto se va a poner mucho más caro. Porque también Rusia es uno de los principales productores de hidrocarburos y eso hace que suba el precio de lo que vamos a tener que pagar”, señaló por su parte Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso.

“Si bien es cierto que vamos a tener que importar más caro, eso genera también un problema en término de los subsidios a la energía. Más cuando el Gobierno propone aumentar las tarifas de la energía muy por debajo de lo que va a ser la inflación del primer semestre: con lo cual, al final del primer semestre, las tarifas en términos reales van a ser menores que a finales del año pasado. Si encima el gas sube mucho, el desbalance va a ser mayor”, detalló Abram.

En la misma sintonía opinó Luis Argüero, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Belgrano: “En un contexto de debate interno sobre los subsidios al consumo energético, el incremento en los costos de generación hará prácticamente imposible que estos subsidios bajen en términos reales en 2022”.

De todas formas, en materia energética, Argüero también destacó que, en el largo plazo, el conflicto puede presentar una oportunidad para Argentina: “Europa limitará sus importaciones de energía desde Rusia, y necesitará importar desde otros orígenes. El potencial que tiene Argentina en el sector y la histórica buena relación entre nuestro país y el continente europeo lo presenta como una interesante opción para suplir parte de esa futura demanda”.