Actualidad y proyección de la economía Argentina

-Entrevista con Informe Asegurador-

1) ¿Cómo evalúa el escenario económico argentino en: a) corto plazo; b) mediano plazo; c) largo plazo? ¿Cómo cree queimpacta un año electoral como 2011 en el desarrollo de la economía?

En el corto plazo, la realidad económica argentina estará definida por la incertidumbre electoral que, sobre todo en el caso de comicios presidenciales, siempre ha generado una creciente fuga de capitales. Es decir, la decisión de los argentinos de aumentar nuestro ahorro (disminuyendo el consumo y la inversión), sacar nuestra plata de los bancos (desfinanciando la economía) y, con esos recursos, comprar divisas extranjeras para guardarlas al fondo del ropero, en una caja de seguridad o mandarlas al exterior, provoca que la demanda interna se desacelere o caiga y arrastra en el mismo sentido al nivel de actividad.

Si bien esto se interpreta como un problema coyuntural, la realidad es que tiene como trasfondo la decadencia institucional argentina. El Índice de Calidad Institucional que elabora la Fundación “Libertad y Progreso” para 194 países del mundo muestra que la Argentina ha pasado, desde que se empezó a confeccionar en 2007, del lugar 95 al 125, en 2011. Con una caída de 30 posiciones, ocupa el quinto lugar entre las naciones que mostraron mayor retroceso (http://www.libertadyprogresonline.org/2011/06/15/indice-de-calidad-institucional-de-2011resumen/).

De todas formas, si bien el declive de la institucionalidad parece haberse acelerado durante los últimos años, según muestra el indicador comentado, la realidad es que esta decadencia lleva más de 8 décadas. No fue casualidad que, a partir de la organización de la Argentina como una democracia, republicana y federal con la Constitución Nacional de 1853, el país fuera avanzando hasta convertirse en una de las principales potencias económicas del mundo. El nivel de institucionalidad que logró la Argentina estaba entre los mejores del mundo; aunque es lógico que nos parezca deficiente comparado con los que hoy rigen las principales naciones del mundo, debido a que la calidad de las instituciones continuó evolucionando en el mundo. En cambio, nosotros abandonamos definitivamente ese tren en la década de 1930 y, con ello, el sendero del desarrollo económico.

Aún así, el índice muestra que el populismo se ha ido profundizando con mayor velocidad en la medida que pasan los años; lo que debería preocuparnos debido a que eso necesariamente conlleva la pérdida de las libertades y derechos que, como ciudadanos, nos garantiza la Constitución Nacional. No existe ninguna nación del mundo que haya logrado desarrollarse sin antes mejorar su calidad institucional; lo cual, de no cambiar el actual rumbo, preanuncia más decadencia económica en el mediano y largo plazo.

2) ¿La economía argentina seguirá creciendo en el segundo semestre de 2011 a tasas elevadas como en 2010? ¿Por qué?

El crecimiento tenderá a desacelerarse debido a la fuga de capitales. Sin embargo, cuán importante será esta última y su impacto sobre la economía dependerá del escenario internacional. En un mundo en el que sigan primando los excesos de liquidez y los bajos rendimientos en los países desarrollados, disminuyen los incentivos de los argentinos para sacar sus  recursos al exterior. Por otro lado, en dicho contexto, el dólar tiende a bajar y, al ser la unidad de medida con la que se valoran los bienes que nosotros exportamos, generan un alza de los mismos. En tanto, el abundante flujo de fondo hacia las economías emergentes incrementa su gasto y, dado que este se vuelca principalmente a alimentos y bebidas, nos beneficia con un incremento de sus valores relativos. Por ende, a mayor ingreso por nuestras exportaciones, menor es la reducción necesaria del gasto doméstico para generar similar fuga de capitales; lo que implica que la economía solamente tenderá a desacelerarse.

Para que la pérdida de ritmo del nivel de actividad se transforme en caída, debería haber un incremento de la incertidumbre mundial, que aumente la demanda de liquidez, o una contracción de la oferta monetaria por parte de los principales bancos centrales del mundo, principalmente de la Reserva Federal de los EE.UU. El aumento de la percepción de riesgo se incrementaría fuertemente y las alternativas de inversión seguras aumentarían su atractivo potenciando la fuga de capitales y contrayendo la demanda interna, arrastrando consigo a la producción. Además, la apreciación del dólar y el menor crecimiento de las economías emergentes implicarían una merma de los precios de nuestras ventas externas; lo cual agregaría impacto negativo sobre el nivel de actividad. Sin embargo, este escenario es poco esperable para el segundo semestre de este año; aunque gana en probabilidad hacia finales de 2012 o 2013.

3) ¿Cómo analiza la situación del tipo de cambio? ¿Estamos frente a un escenario de un dólar a 5 pesos -o más- para fin de año, o se mantendrá estable en los valores actuales? ¿Por qué?

Más allá de coyunturales rebotes, el dólar está cayendo a nivel mundial y eso facilita la tarea del Banco Central; ya que esa presión descendente se traslada al tipo de cambio local. La gente no entiende por qué si el tipo de cambio sube un 10 %, la inflación doméstica llega al 25%. Tiene que ver con la merma del valor de la divisa estadounidense, el Banco Central para evitar que baje localmente debe comprar los excedentes de oferta de ésta y, para ello, emite pesos; por lo que provoca una depreciación de nuestra unidad de cuenta siguiendo a la del dólar. Por otro lado, la política fiscal expansiva del gobierno está generando una baja del tipo de cambio real. En un ejemplo grosero, si sumamos esta última (supongamos de 5%)  a la suba de 10% del tipo de cambio nominal y a la merma del dólar a nivel mundial de 10%, se llega al 25% de inflación. Cabe aclarar que la suba de las divisas extranjeras a nivel local está justificada por la necesidad del Banco Central de adquirir reservas para reponer las que le transfiere al gobierno para que éste pueda incrementar su gasto público. La autoridad monetaria compra esos activos a partir del cobro del “impuesto inflacionario” que pagamos todos los argentinos; ya que no es cierto que esos recursos aparezcan mágicamente en sus arcas.

4) ¿La inflación tenderá a acelerarse? ¿Considera que el Gobierno no está dimensionando la real magnitud de este problema? ¿Por qué?

El gobierno es consciente del incremento de la inflación. El problema es que considera que no es su responsabilidad, sino la de los codiciosos “grupos de poder” que responden al incremento de la demanda interna, que se genera en el “exitoso” proceso de redistribución de riqueza, con aumentos de precios en lugar de inversión y más producción. Por ello, la solución sólo se puede dar en el tiempo, a partir de la concentración de mayor poder en manos del gobierno y sus aliados que permita eliminar esta acción negativa de los que no se suman al “modelo”. Esto último se puede lograr asfixiando a dichas empresas hasta lograr “nacionalizarlas” (lo que no implica necesariamente estatizarla, sino transferirla a los empresarios afines al Poder Ejecutivo) u obligándolas a amoldarse a la política económica a través de medidas como controles de precios u al comercio de sus productos. Mientras se logra este objetivo, está justificado engañar a la población con estadísticas mentirosas del INDEC, intentando disimular los altos porcentajes de inflación.

Mientras tanto, el Banco Central anunció que este año el crecimiento de la oferta de pesos será mayor que en 2010; ya que necesita darle mayor financiamiento al Estado para el gasto electoral. Por otro lado, en la medida que lo haga el nivel de actividad, la gente desacelerará su demanda de moneda para transacciones y, además, mermará su atesoramiento, debido a la incertidumbre política que generan los comicios presidenciales. Así que, como pasaría con cualquier otro bien, si el productor acelera el ritmo de emisión y la gente disminuye el de su demanda, el precio debería tender a bajar. El problema es que estamos hablando de la unidad de medida con la que se valúan todos los bienes y servicios de la economía. Por lo tanto, si el “metro” se achica, todo lo que midamos con él aumentará, es decir habrá más inflación que durante 2010, que fue de alrededor del 23%.

5) ¿Cómo impactan los reclamos de subas salariales -que promedian 25%- y la incentivación del consumo en la expectativa de inflación?

No es cierto que el aumento salarial incremente la inflación, eso implicaría pensar que los consumidores podemos pagar cualquier cosa por lo que compramos sin variar la cantidad demandada; lo cual todos sabemos que no es cierto. Si un empresario da un incremento de sueldos mayor al que puede pagar con los ingresos de la empresa, sus ganancias disminuirán. Si intenta transferirlo al precio de sus productos, otros productores le sacarán parte de su mercado y los consumidores le comprarán menos.

Los aumentos desmedidos de los ingresos de los trabajadores que se suelen incentivar desde las políticas de algunos gobiernos tienden a generar un costo en términos de creación de puestos de trabajo (desempleo) o de su informalización (empleo en “negro”). Para evitarlo, se suele utilizar al Banco Central que a través de la inflación licúa estos incrementos y evita que tengan impacto negativo sobre el mercado laboral.

De todas formas, es cierto que todo aquello que incremente la expectativa de inflación reducirá el ritmo de aumento de la demanda de pesos y, a igual evolución de la oferta, disminuirá su valor. Por ende, tendrá algún impacto acelerador sobre la suba de los precios domésticos.

6) ¿Cuál es su análisis sobre la situación de la balanza comercial, considerando que el superávit acumula una caída de 24% en lo que va del año, y existen frenos a ciertas importaciones?

La caída del superávit comercial y de cuenta corriente, tiene que ver con la disminución de la fuga de capitales que se generó durante la crisis internacional de 2008 y que se empezó a revertir luego de superada la incertidumbre de las elecciones de mediados de 2009. Además, el Estado disminuyó, y sigue haciéndolo, su ahorro fiscal; por lo que colaboró en la profundización de dicha caída del resultado del balance comercial externo. Hacia adelante, el desmadre del gasto público seguirá presionando a la baja de este último; pero la incertidumbre electoral incrementará la fuga de capitales y empujará al alza del superávit comercial. Es probable que, a medida que avance el segundo semestre, esta última fuerza sea la que predomine.

 

7) ¿Qué reflexión hace sobre la situación fiscal de la Nación y de las cuentas provinciales? ¿Existe una desaceleración de la recaudación de las provincias?

 

La recaudación tiende a desacelerarse en la medida que lo hace el nivel de actividad. Sin embargo, el aumento del valor de las exportaciones y la elevada inflación ayudan a que los ingresos del Estado se mantenga creciendo a un ritmo superior al 30%. El problema es que el gasto público se incrementa a igual o mayor velocidad debido a las necesidades electorales; lo que diluye la solvencia fiscal. Esto se resuelve a través de fuertes transferencias de reservas por parte del Banco Central, que las consigue a través del “impuesto inflacionario”, y de exprimir las arcas de la ANSES y del Banco Nación. Por lo tanto, durante 2011 y 2012, no es previsible que se caiga en cesación de pagos.

8 ) ¿Considera que la fuga de capitales por más de 65 mil millones de dólares puede ser el foco de una crisis cambiaria en Argentina? ¿Por qué?

No, en el corto plazo. La merma del valor del dólar a nivel internacional y la mejora de los precios relativos de nuestras exportaciones ha permitido generar la ficción de que podemos crecer y fugar capitales a más no poder. El problema surgirá cuando el escenario mundial cambie y la Reserva Federal tenga que fortalecer el valor de su moneda; lo que impulsará al alza del tipo de cambio en la Argentina. Entonces, el Banco Central no podrá contener la suba y, al mismo tiempo, comprar las divisas que necesita el Estado para pagar su deuda; mientras aumenta exageradamente sus gastos. Si lo intenta, el tipo de cambio tenderá a subir más rápido; lo que generará temores en la población y gestará una creciente corrida cambiaria. Lamentablemente, como se están gastando las reservas internacionales, la autoridad monetaria está diluyendo los instrumentos para lidiar con un escenario de ese tipo; lo que nos pone en un terreno sumamente riesgoso.

9) ¿Cómo analiza los niveles de inversión y el hecho de que Argentina es uno de los países que menor interés atrajo sobre el total de inversiones en Latinoamérica?

¿Ud. pondría su dinero en un país en el que un funcionario de segunda línea puede llamarlo por teléfono y darle órdenes de qué hacer con la comercialización o precios de los productos o servicios que elabore, incluso sin siquiera estar avalado por una norma? Es claro que, en una economía en la que este tipo de cosas pueden pasar, el derecho de propiedad se diluye y, lamentablemente, no hay mucha gente a la que le guste perder sus recursos. La única forma de lograr inversiones es tentar a los más audaces con rendimientos muy altos; lo cual implica que, de la torta productiva, se llevarán una mayor proporción, dejándole menos al resto de la sociedad. Por ello, es que los “modelos populistas y redistribucionistas” como el actual pueden lograr una coyuntural mejora de la distribución de la riqueza a través del reparto de los ingresos existentes; pero a la larga terminan empeorando la situación de los sectores menos favorecidos. Para compensar la menor inversión, el Estado populista suele encarar parte de aquellas que no realiza el sector privado; pero siempre termina asignando más ineficientemente los recursos, ya sea por desconocimiento o corrupción, gestando un menor desarrollo económico futuro.

10) ¿Cómo ve la inserción de la economía argentina en un escenario financiero mundial complejo y en crisis? ¿Coincide con quienes afirman que esta puede ser la ‘década del despegue Latinoamericano’?

Si bien es cierto que existe un “despegue latinoamericano”, éste ha sido protagonizado por países como Chile, Brasil, Perú, Colombia y Uruguay, que han tendido a madurar cívicamente y están realizando avances en las reformas institucionales y estructurales necesarias para poner a sus países en la senda del desarrollo. Hay otra parte de la región que no está gestando condiciones futuras de prosperidad; ya que se ha dedicado a aplicar modelos con tendencias, más o menos, populistas, como Venezuela, Bolivia, Ecuador y a la que nos acercamos cada vez más con las políticas implementadas por la Argentina. No es de extrañar que la mayoría de los líderes internacionales que vienen a Sudamérica, soslayen a nuestro país si es que solamente tienen tiempo para visitar tres o cuatro naciones; lo que demuestra cómo la Argentina ha tendido a perder importancia en el mundo.

10) Tema Libre para tratar algún aspecto que sea de su interés y no haya sido considerado en este cuestionario.

Existen  riesgos ciertos de que los “vientos internacionales favorables” que actualmente benefician a la Argentina se vuelvan en contra e, incluso, tomen características de “vendaval”; lo cual, dada la actual fragilidad de nuestro barco, permite proyectar alguna zozobra en los próximos dos o tres años. Sin embargo, mirado el mundo con una perspectiva de una o dos décadas, las cosas lucen mucho mejor; ya que los países emergentes están, en general, adoptando reglas de mercado y realizando avances institucionales que les permiten una mayor generación de riqueza. Cuando alguien pobre mejora sus ingresos, aumenta más que proporcionalmente sus gastos en alimentos y energía; lo cual garantiza muy buenos niveles futuros de demanda y de precios relativos para la producción argentina. Esta bonanza podemos aprovecharla para despilfarrarla en una “gran fiesta populista”, como ya hicimos en otras circunstancias parecidas en el pasado, o utilizarla como un acelerador de un proceso de desarrollo que nos permita mayores oportunidades de progreso futuro.

No existen las recetas mágicas, sino las ya conocidas que gestaron la prosperidad de las naciones más avanzadas del mundo: exigirle a nuestra dirigencia política que respete los derechos e instituciones que preserva nuestra Constitución Nacional. No es cierto que para resolver los problemas de los argentinos sea necesario violentar esta última. Cuando el fin justifica los medios, la democracia y la calidad institucional se diluyen. Esto determina que los ciudadanos perdamos nuestros derechos y libertades a manos del gobierno y nos transformemos en súbditos del mandamás populista de turno. Este es el mejor camino hacia el subdesarrollo y a mayores niveles relativos de pobreza.

En cambio, donde rigen las democracias republicanas, el poder que ceden los ciudadanos con su voto se distribuye entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. La Constitución establece sus funciones y los límites para ejercerlas, obligándolos a controlar entre ellos el respeto de dichas restricciones. Sin embargo, son los ciudadanos los principales responsables de exigir el respeto de sus derechos y de las instituciones por parte de sus representantes. Esto se hace a través de la elección a conciencia de candidatos idóneos, honestos y cuyas ideas consideramos adecuadas para mejorar el bienestar de nuestras familias y sociedad, para luego controlar que cumplan lo prometido desde sus cargos. Todos tenemos una responsabilidad cívica que ejercer; pero quienes tienen más “talentos” deben asumir un mayor compromiso. Es por ello que la actual decadencia institucional argentina se debe fundamentalmente a la ausencia de responsabilidad cívica de la dirigencia empresarial, intelectual y profesional de la Argentina que, por acción u omisión, por temor o desidia, se acomodaron a los avances del populismo enquistado en nuestra cultura política. Sólo con un decidido cambio de actitud de quienes tienen el deber de liderar el cambio institucional argentino es que podremos empezar a construir una nación basada en el respeto de las libertades y derechos de las personas, que nos brinde más oportunidades de progreso a todos.

Fuente: Informe Asegurador