COMENTARIOS AL PAPER DE JOSHUA ROSNER

 

Es valioso el raconto y análisis de lo ocurrido en la Argentina, en los últimos diez años, que hace en su trabajo el consultor económico Joshua Rosner. Sin embargo,  creo que merece algunos comentarios:

a)      Es posible que visto desde la perspectiva oficial, en la que un país integrado al mundo no es necesario ni prioritario, la reestructuración de la deuda en cesación de pagos haya sido presentada como brillante; ya que implicó realizarle una tremenda quita a los acreedores y le ahorro muchos recursos al gobierno para poder incrementar el gasto público. Sin embargo, distó mucho de ser una negociación y, más bien, fue una imposición. Es decir, en 2005, el gobierno presentó lo que consideró razonable y le sugirió a los bonistas que lo aceptaran o no cobrarían nada. En 2010, luego de cinco años en los que los que no participaron en 2005, efectivamente, no pudieron “ver” un dólar, el gobierno reabrió el canje y logró incrementar la adhesión a más del 95% de los papeles que habían entrado en default originalmente. No extraña que quién se ha sentido destratado como acreedor y quienes observaron ese maltrato, piensen dos veces antes de colocar su dinero en la Argentina.

b)      A 10 años del default, nuestro país sigue siendo considerado un país desconfiable y no puede obtener crédito fluido en el mercado voluntario de deuda. Todavía, permanece en cesación de pagos la deuda con el Club de París y será complicado de cerrar ese frente. Los países que lo componen exigen un pago en corto plazo o una refinanciación más larga en el marco del visto bueno del FMI. Sin embargo, nuestra relación con el organismo internacional no es normal; ya que no aceptamos los monitoreos del Capítulo IV que se realizan en todos los países socios. El último fue en 2006 y no es casualidad. Desde principios de 2007 se intervino el INDEC, instituto oficial de estadísticas, y se empezaron a distorsionar las cifras. Es decir, un monitoreo se debería hacer con dichas cifras y el Fondo terminaría confirmando públicamente su falsedad. Por otro lado, sin posibilidad de participación del FMI, un acuerdo de pago en un período de tres años implicaría abonar una cuota alta durante 2012; para lo cual no parecieran existir los recursos, dado el desmanejo fiscal y el despilfarro de reservas de los últimos años.

c)      Otra razón para la desconfianza de los inversores es la mencionada intervención del INDEC. A partir de ese momento, se dibujó a la baja el índice de precios al consumidor del Gran Buenos Aires, que era tomado como base para el indicador de actualización CER, por el que actualizaban los bonos públicos en pesos. Es decir, le confirmamos al mundo que estamos siempre dispuestos a estafar a quienes se arriesguen a prestarnos.

d)     En este marco, decir que la Argentina ha rehuido el mercado de capitales para financiar sus desequilibrios fiscales es no tener en cuenta que dicha fuente de financiamiento es muy cara. Todo lo apuntado anteriormente es solamente parte del por qué los inversores consideran riesgoso prestarle al gobierno local. Por lo tanto, si bien para el Poder Ejecutivo resulta inaceptable reconocer que tiene que pagar semejantes tasas, resulta deseable que no tome dichos créditos; ya que solamente servirá para incentivar un mayor despilfarro presente con un alto costo futuro. Joshua Rosner hace un muy buen listado de las distintas “cajas” que el gobierno fue aprovechando (secando y saqueando) para mantener un nivel de gasto insostenible y los inversores saben que, si le abrieran sus “billeteras”, terminarían igual de vacías que el resto de esas otras fuentes de recursos.

 

Es digno de aprecio la intención de Joshua Rosner de señalar el rumbo para que la Argentina pueda volver a insertarse plenamente en el mundo, objetivo que compartimos.  Sin embargo, es una lástima que el gobierno no quiera escuchar estos y otros buenos consejos bienintencionados que suelen llegar del exterior o surgir de los intelectuales residentes en la Argentina. La visión cerrada del populismo de izquierda al que adscriben hace difícil que las recomendaciones de Joshua sean aplicadas en nuestro país. Para alguien del exterior puede resultar incomprensible que un gobierno pueda decidir suicidarse avanzando hacia un precipicio que muchos le advierten que tiene enfrente. Por eso es útil recordar un viejo cuento: “Una rana y un escorpión estaban al borde de un río. Este último necesitaba llegar a la otra margen y le pide al primero que lo cruce sobre su lomo. El batracio se niega remarcándole que significaría aceptar el riesgo de morir picado por su aguijón. El escorpión le dice que no va a ser tan estúpido de matarlo y morir ahogado. La rana consideró razonable dicho juicio y, generosa, lo subió sobre su lomo. En la mitad del río, sintió un fuerte pinchazo y, mientras se hundía en el río, le dijo a su venenoso pasajero ′Insensato, ahora morirás junto a mí′ y el escorpión le contesta ′Es que está en mi naturaleza′”. Por ello, es recomendable entender la naturaleza de este gobierno para poder prever las consecuencias de sus actos.