La Mano que Tiende Barack Obama

 

La Argentina debería reducir su gasto público, eliminar subsidios a los consumos de servicios públicos y adoptar una política de tasas de interés más altas para moderar la inflación y evitar la fuga de capitales. ¿Las razones? La crisis internacional, que redujo los precios de las materias primas que se exportan; el menor crecimiento de Brasil; el creciente déficit fiscal y la reducción del saldo favorable de la balanza comercial, en el plano local. ¿Es esa la única salida? Sí, en caso de que no se logre alguna clase de financiamiento alternativo.

Desde los Estados Unidos se han ofrecido en los últimos años soluciones alternativas, que permitirían moderar los ajustes. Las claves son acatar los fallos arbitrales del Ciadi, regularizar la situación con el Club de París y aceptar las supervisiones de rutina del FMI, como las que le hacen al propio Estados Unidos.

Las facilidades vendrían de obtener tasas de interés más bajas y una notable reducción en la factura de intereses. Además, la posibilidad de evitar la sangría de reservas para pagar los vencimientos de deuda.

¿Es posible? Sí. No sólo lo propuso Barack Obama en la reunión con la presidenta Cristina Kirchner. La primera mandataria también intentó ese camino, aunque en su primera iniciativa formal no la ayudó el escenario. Fue en 2008, cuando despuntaba lo peor de la crisis.

Análisis

Josh Rosner disertó ayer en la Fundación Libertad y Progreso. Es un reconocido analista de Wall Street, que destaca que pocos países como la Argentina pueden mostrar tan bajo nivel de deuda en empresas, Estado y familias. Y cree que si se hicieran las cosas que pide Washington habría financiamiento abundante y barato de inmediato. “No se trata de volver a endeudar al Estado para iniciar el camino de una nueva crisis, sino de que se financien empresas e inversiones que hagan crecer la economía”, dice Rosner.

¿Cuál sería la ventaja para la Presidenta? En primer lugar, moderar los ajustes para solucionar los desbalances. Una brusca caída de la tasa de interés que se paga ahorraría miles de millones en los próximos cuatro años a la Nación y a las provincias. Habría lugar para ajustar más despacio el valor que los usuarios pagan por los servicios públicos.

Rosner cree, de todas formas, que el Gobierno debería moverse rápido. “Tiene que ser antes de que los impacte de lleno la crisis internacional y antes de que pierdan más reservas, la ventana de oportunidad es estrecha”, señala.

Hay pocos lugares en el mundo para invertir y obtener buenos beneficios, y la Argentina puede ser uno, dice Rosner, que creen muchos en Wall Street. Con la agudización de la crisis europea, las oportunidades serán todavía menos. Algo de retorno a los mercados está planteado en el proyecto de presupuesto 2012.

Hay empresarios de los servicios públicos que creen que lo último que hará el Gobierno será tocar las tarifas que pagan los sectores más populares. Para evitarlo con financiamiento externo debería desmontar parte del discurso contrario al FMI. Pero más difícil sería la operación política para justificar un ajuste profundo y recesivo.

*Publicado en La Nación.