Prioridad, defender el valor del peso

ÁMBTO FINANCIERO – Sin duda, la salida del cepo fue exitosa, pero el manejo posterior de la política cambiaria no se ajustó a la anunciada “flotación sucia”. O sea, un Banco Central (BCRA) que interviene en el mercado para moderar las alzas y bajas bruscas del tipo de cambio. Esta estrategia es muy importante en un país cuyos ciudadanos desconfían de la moneda local. Por ende, cuando ven que el dólar sube rápido, tienden a reducir la demanda de pesos; lo cual a su vez genera una mayor baja de su valor y un círculo vicioso de suba de la moneda estadounidense.

Otro tema a tener en cuenta es que el alto uso de efectivo lleva a que en nuestro país se dé una marcada estacionalidad en la demanda de moneda local. Hacia fines y mediados de año, la gente tiende a atesorar circulante, ayudados por el cobro del aguinaldo, para poder irse de vacaciones y/o para los gastos de las fiestas, lo que revaloriza coyunturalmente el peso. Cuando pasan dicha fecha, en el primer y tercer trimestre, esos recursos se tienden a usar y, por ende, vuelven al mercado reduciendo su valor.

Las apreciaciones y depreciaciones del peso se reflejan primero en el mercado cambiario libre, por ser muy líquido, y luego en los precios de los bienes y servicios, a lo largo de algunos meses. Por eso, es bueno tener en cuenta la evolución del tipo de cambio para saber hacia dónde va el valor de la moneda nacional pero mirando otros indicadores para identificar si el movimiento cambiario no se debe a variaciones en el precio de la divisa estadounidense. En lo que va del año, el dólar se ha depreciado por lo que, dado que el tipo de cambio local subió más de 15%, la desvalorización del peso fue mucho mayor aún. Esto es una caída fuerte en menos de dos meses; lo que contradice el compromiso de las actuales autoridades de defender el valor de nuestra moneda.

Para evitar esa disminución se pudo haber contraído más la base monetaria colocando deuda remunerada del BCRA. Sin embargo, desde el momento en que se tomaron los US$5.000 millones de un grupo de bancos y con aval de sus tenencias de títulos públicos, lo mejor es usar esas reservas. Por estos fondos se está pagando tasa de interés y no tiene sentido abonar más por servicios de nuevas LEBACs y NOBACs. Por otro lado, con el uso de reservas no se resta financiamiento a la economía, al ser un ingreso de capitales; mientras que sí se afecta negativamente la economía colocando deuda del BCRA. Las divisas vendidas ahora se pueden recomprar cuando las estacionalidades y la liquidación de cosecha sean favorables.

Haber dejado subir el tipo de cambio tanto y tan rápido ha potenciado la merma de la demanda de pesos, que se fue contra el dólar. Ahora, desatados los fantasmas cambiarios, el costo de detener la escalada cambiaria será mayor, tanto en venta de divisas o de suba de tasas. Por otro lado, a la meta del gobierno de un techo de 25% de inflación le juega en contra la merma de la demanda de moneda, y tampoco parece compatible con un valor del peso de un dólar en $16 o más en la última parte del año. De hecho, el objetivo de variación de precios es absolutamente incompatible con la evolución del tipo de cambio que reflejan los mercados de futuros.