¿La muerte del peronismo?

Ha publicado artículos en diarios de Estados Unidos y de América Latina y ha aparecido en las cadenas televisivas.

Es miembro de la Mont Pèlerin Society y del Council on Foreign Relations.

Recibió su BA en Northwestern University y su Maestría en la Escuela de Estudios Internacionales de Johns Hopkins University.

Trabajó en asuntos interamericanos en el Center for Strategic and International Studies y en Caribbean/Latin American Action.

EL COMERCIO – Después de las elecciones legislativas del domingo, Argentina es un país políticamente distinto a lo que ha sido por décadas. El peronismo, que ha dominado el escenario desde los años 80, y que transformó la política argentina desde los 40, fue aplastado.

El gran ganador ha sido el presidente Mauricio Macri, cuyo joven partido logró recibir el 40% de los votos a escala nacional, sin que la economía ande muy fuerte. La gran perdedora fue su antecesora y lideresa carismática del peronismo, Cristina Kirchner. Los argentinos finalmente se cansaron del peronismo y de la corrupción que engendró durante los 12 años de populismo en que los Kirchner gobernaron. El periodista Joaquín Morales Solá va más allá al identificar a Kirchner como representante de “la vieja aristocracia política. Y la fatiga social es con un sistema político que gobernó desde 1983 y que dejó al país con más problemas que soluciones”.

El peronismo perdió en casi todas las provincias que eran sus baluartes, incluso Buenos Aires(donde Kirchner fue candidata al Senado) y Santa Cruz, de donde proviene ella. Por primera vez, en los barrios humildes del país, agrupaciones no peronistas derrotaron a los peronistas. La votación ha convertido a Cambiemos, el partido de Macri, en la primera minoría en el Congreso. Tendrá 107 escaños en la Cámara de Diputados comparado con los 41 con los que ha estado gobernando.

El peronismo, además, ha quedado dividido entre quienes se mantienen fieles a Kirchner y al estilo político que representa –un número cada vez menor– y los peronistas moderados o más tradicionales que quisieran dejar atrás al kirchnerismo. Las peleas dentro del peronismo se han vuelto intestinas. Por ejemplo, el Congreso, que no se renovará hasta diciembre y que sigue controlado por el peronismo, está por quitarle la inmunidad al diputado peronista Julio de Vido, ex ministro y ahora enemigo de Kirchner, a causa del mal manejo de fondos públicos.

La misma Kirchner está investigada por corrupción y otros delitos. ¿Será que el peronismo también entregará a la nueva senadora Kirchner a la justicia? No le convendría a Macri, pues la impopular Kirchner es el mejor regalo que la política le ha dado. Su presencia política sigue recordándole a los argentinos de la alternativa a Macri y sigue dividiendo al peronismo.

Las elecciones han dado a Macri un mandato y un poder político enorme. Si no se aprovechan ahora, nunca se aprovecharán. Por dos años, Macri ha gobernado con las manos atadas, pues con los peronistas y otra oposición tan fuerte en el Congreso, no pudo implementar grandes reformas.

Ahora tampoco debemos esperar reformas profundas, pero sí cambios importantes para “normalizar” el país. El gasto público ha sido el talón de Aquiles por décadas en Argentina, y Macri sí o sí tiene que reducirlo, así como la presión tributaria, pues ha llegado otra vez a ser insostenible. Durante los Kirchner, el gasto total se disparó de 26% del PBI al 50% y el empleo público se duplicó a 4 millones de personas, sin que mejoren los servicios. Al contrario, la pobreza ha llegado al 30% de la población. Macri ha mantenido altos niveles de gasto, financiándolos con deuda que este año llegará al 60% del PBI, más alto que cuando el país cayó en ‘default’ en el 2001.

El mercado laboral argentino está entre los más rígidos del mundo. Según el Foro Económico Mundial, la Argentina está en el puesto 132 entre 137 países respecto a la eficiencia del mercado laboral. Una reforma previsional también es urgente (las jubilaciones representan el 40% del gasto público).

Macri tiene la gran oportunidad de hacer reformas en la dirección correcta. De no hacerlas ahora, ayudará a resucitar el peronismo.

Este artículo fue originalmente publicado en El Comercio (Perú) el 24 de octubre de 2017.