Reflexiones después de la visita papal a Chile y a Perú

Alberto Benegas Lynch (h)
Presidente del Consejo Académico en Libertad y Progreso

Doctor en Economia y Doctor en Ciencias de Dirección, miembro de las Academias Nacionales de Ciencias Económicas y de Ciencias.

 

Dado que el conocimiento tiene la característica de la provisionalidad sujeto a refutaciones en un contexto evolutivo, el debate, la crítica y la autocrítica resultan indispensables para progresar. Esta nota no es para fanáticos que, muchas veces con la mejor buena voluntad, son incapaces de seguir un hilo argumental; si fuera por ellos aún estaríamos con los Borgia en la Iglesia. En su respuesta a Gladstone el cardenal Newman propuso un brindis: “Primero por la conciencia y luego por el Papa”.

El Papa ha visitado Chile y Perú. Entre otros aspectos surgen dos que comentamos, uno secundario en Chile y otro principal en Perú. El primero alude a su mensaje a los denominados “pueblos originarios”, algunos de cuyos miembros han incurrido en delitos de diversa índole a ambos lados de la cordillera, pero lo que aquí señalo se circunscribe a un error genealógico. No son originarios puesto que todos los humanos procedemos del continente africano; son en todo caso los primeros inmigrantes en aquellas zonas, que merecen todo el respeto, que debe ser recíproco. Si hay conflictos sobre propiedades deben resolverse en la Justicia (aunque no todos parecen suscribir la idea de los derechos de propiedad).

Lo segundo se trata de consideraciones del Papa en el Palacio Episcopal de Lima, declaraciones que destacamos porque constituyen el eje central de su pensamiento en materia social. El núcleo de lo dicho es su alusión al “capitalismo liberal deshumano”, que, según el Papa, es lo que hace daño en nuestra región y en otras partes del mundo.

Actualmente hay pocos vestigios de capitalismo liberal puesto que los gastos públicos, los endeudamientos estatales y los intervencionismos gubernamentales se elevan en grados exponenciales. Los nacionalismos y el consecuente proteccionismo están haciendo estragos en Europa. El mismo proceso lamentablemente tiene lugar en Estados Unidos, debido a gestos desafortunados del actual presidente, que hace alarde de proteccionismo y confrontación permanente en las relaciones exteriores y en lo doméstico (reduce impuestos al tiempo que incrementa los gastos a niveles descomunales). América Latina también se viene debatiendo en estos menesteres desde hace décadas.

Lo que prima no es el capitalismo, sino las recetas estatistas. No resulta del todo claro si Francisco pondera la pobreza material o si la condena. Pero lo que sí debe resultar claro es que la inmensa mayoría de los pobres de esta tierra apuntan a salir lo más rápido posible de esa condición y lo han hecho en la medida en que se ha aplicado el “capitalismo liberal”, es decir, el respeto recíproco y la liberación de la energía creadora.

Es de gran importancia tener presentes consideraciones bíblicas sobre pobreza y riqueza material para constatar el significado de estos términos en el contexto de los valores morales que deben primar sobre toda otra consideración, en concordancia con dos de los Mandamientos que hacen referencia a la trascendencia de la propiedad privada (“no robar” y “no codiciar los bienes ajenos”), lo cual es del todo armónico con los postulados de una sociedad abierta. Si la pobreza material fuera una virtud, habría que condenar la caridad puesto que mejora la situación del receptor.

Así, en Deuteronomio (8:18) “acuérdate de que Yahveh tu Dios, es quien te da fuerza para que te proveas de riqueza”. En Mateo (5:3), “bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”, fustigando al que anteponga lo material al amor a Dios (amor a la Perfección), en otras palabras, al que “no es rico a los ojos de Dios” (Lucas 12:21), lo cual aclara la Enciclopedia de la Biblia (con la dirección técnica de R. P. Sebastián Bartina y R. P. Alejandro Díaz Macho bajo la supervisión del arzobispo de Barcelona): “La clara fórmula de Mateo -bienaventurados los pobres de espíritu- da a entender que ricos o pobres lo que han de hacer es despojarse interiormente de toda riqueza” (tomo VI, págs. 240/241).

Es pertinente destacar la obsesión del marxista Antonio Gramsci, que en sus cartas desde la cárcel apuntaba a “hacer saltar la Iglesia desde dentro”, en concordancia con el padre Gustavo Gutiérrez -fundador de la teología de la liberación-, quien subraya que con el cristianismo “desde un horizonte marxista se encuentran puntos de vista convergentes […] por eso la abolición positiva de la propiedad privada”. Recordemos que Marx y Engels sostienen que “pueden sin duda los comunistas resumir toda su teoría en esta sola expresión: abolición de la propiedad privada”.

Mi buen amigo el exmarxista peruano -premio Mao y premio Lenin- y luego gran liberal Eudocio Ravines contaba que en su momento las instrucciones más encomendadas que recibía de la jerarquía comunista eran la infiltración en las iglesias católicas de España y de Chile.

Sin llegar a la abolición de la institución de la propiedad, en la medida en que se la afecte a través de la intromisión de los aparatos estatales, se desdibujan la contabilidad y la evaluación de proyectos, ya que los precios quedan distorsionados y son las únicas señales para asignar los siempre escasos recursos al efecto de satisfacer necesidades según sean las respectivas demandas. El derroche que esto implica consume capital, que a su vez se traduce en menores salarios e ingresos en términos reales.

En este cuadro de situación es de interés tener presente lo estipulado por la Comisión Teológica Internacional de la Santa Sede, que consignó el 30 de junio de 1977 en su Declaración sobre la promoción humana y la salvación cristiana: “El teólogo no está habilitado para resolver con sus propias luces los debates fundamentales en materia social […] Las teorías sociológicas se reducen de hecho a simples conjeturas y no es raro que contengan elementos ideológicos, explícitos o implícitos, fundados sobre presupuestos filosóficos discutibles o sobre una errónea concepción antropológica. Tal es el caso, por ejemplo, de una notable parte de los análisis inspirados por el marxismo y leninismo […] Si se recurre al análisis de este género, ellos no adquieren suplemento alguno de certeza por el hecho de que una teología los inserte en la trama de sus enunciados”.

Por último, el Papa insistió en las visitas a Chile y Perú en una visión errada del medio ambiente, a juicio de autores como el premio Nobel en Física Ivar Giaever; el cofundador y primer CEO de Weather Channel, John Coleman, y el expresidente de Greenpeace de Canadá Patrick Moore. Otros críticos de este tema sugieren, en otro orden de cosas, que en lugar de apuntar a la corrección de los escándalos de corrupción en el banco del Vaticano habría que liquidarlo por incompatibilidad con las faenas propias de la Iglesia.

Por Alberto Benegas Lynch (h), Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso

Publicado en LA NACIÓN.-

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