Fundador y Presidente de @FundacionBases (Rosario, Argentina). AEIOU.
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En los últimos días las redes sociales explotaron con el #RayoPeronizador. Si vivís en Marte y no te enteraste, se trata de memes compuestos por tres imágenes: la primera positiva, la segunda con Juan Domingo Perón emitiendo un rayo con sus ojos y la tercera con una variante negativa de la primera imagen. Así, por ejemplo a la imagen de un chico de primaria haciendo los deberes, el #RayoPeronizador la transforma en un niño piquetero encapuchado.
Los orígenes del meme se remontan al brasileño Paulo Batista, quien en 2014 compitió por una banca en el estado de San Pablo.
https://www.youtube.com/watch?v=htD7wMjUuhI
Batista filmó uno de los spots más exóticos de los últimos tiempos. En el mismo, el candidato vuela como una especie de Superman y lanza rayos desde sus ojos. El “raio privatizador” vuelve primermundista todo lo que toca. Por ejemplo, una imagen de un tren viejo y que transporta gente hasta en su techo cambia por la de un tren ultramoderno, donde los pasajeros sólo viajan dentro de los vagones cómodamente sentados.
Lo que nos lleva al festival de memes del #RayoPeronizador.
Perón fue el último presidente argentino en no quejarse de la herencia recibida. Al contrario, en el típico estilo pedante y fanfarrón que condensa muchas de las miserias del ser nacional, el General afirmó en 1946 que:
“No podemos caminar por los pasillos del Banco Central, tan abarrotados están de lingotes de oro”.
Al momento de la llegada de Perón al poder, la Argentina todavía era un país pujante y rico. Si bien ya se experimentaban algunas de las consecuencias de la ruptura del orden constitucional y el abandono de las políticas liberales, el país estaba en un posición ideal para retomar la senda del libre comercio y el crecimiento.
Todavía a mediados de los 40s, el PBI per capita argentino era muy similar al de Australia o Canadá. Pero hoy no somos ni los primos pobres de esos países.
¿Qué pasó?
Pasó el primer experimento populista de la historia contemporánea.
Perón fue el precursor y maestro de lo que más recientemente han hecho los Chávez en Venezuela, los Evo Morales en Bolivia, los Alexis Tsipras en Grecia y demás sátrapas.
La riqueza acumulada por las generaciones anteriores en un orden económico más capitalista y de libre mercado le dio a Perón el combustible necesario para llevar adelante una fiesta de gasto y demagogia pocas veces vista. Durante unos años todo parecía ser magnífico, pero ya para principio de los 50s el modelo de despilfarro se había quedado sin recursos.
Desgraciadamente, estos años dorados de la política peronista quedaron grabados a fuego en la memoria de muchos. También alimentó el mito la astucia demoníaca de Perón para fragmentar a la sociedad, generando odios que duraron generaciones. Todas las consecuencias negativas del populismo peronista eran interpretadas como una venganza de los “oligarcas” o una conspiración de fuerzas oscuras internacionales.
Más cercano en el tiempo, basta con mirar la piedra angular del poder político peronista: el conurbano bonaerense.
En La Matanza, por ejemplo, casi el 40% de sus 2,2 millones de habitantes son pobres, hay 114 villas y la mitad de las calles son de tierra. De hecho, en el Gran Buenos Aires se concentra el 50% de la marginalidad del país.
El ex gobernador bonaerense Scioli, derrotado en las elecciones presidenciales de 2015, hacía campaña prometiendo cloacas, gas y luz eléctrica. Todos servicios que en su provincia estaban en un estado deplorable… tras gobiernos peronistas consecutivos desde 1987.
28 años no le fueron suficientes a los abanderados de los humildes para, al menos, construir cloacas.
El #RayoPeronizador es, en el fondo, la expresión de cultura pop del hartazgo absoluto que tiene la mayoría respecto de las promesas vacías y los constantes fracasos a los que ha llevado el peronismo. Los tragicómicos memes son una muestra de algo más profundo: el peronismo es peor-nismo y ya todos lo saben. El rey Perón está desnudo.
Tras 70 años de predominio político, la decadencia causada por el peronismo es palpable y está a la vista de todos. Se la ve en las calles de tierra, las condiciones de vida miserables de millones de chicos, la explosión de villas miseria, la marginalidad aberrante del conurbano, la feudalización de las provincias del norte, la caída de los niveles de vida y riqueza -ya no sólo frente a los países más desarrollados sino- frente a nuestros vecinos de la Región, el atraso tecnológico, la corrupción rampante. La lista podría ser casi interminable.
La última desventura histórica del peronismo fue el neopopulismo chavista del matrimonio Kirchner. El proyecto de la pareja del Sur era el de finalizar la obra pauperizadora del PJ, cerrar al país y gobernar imponiendo el mismo estilo clientelar del conurbano bonaerense. Pero para sorpresa de muchos, incluido el “círculo rojo”, encuestadores, políticos, periodistas y empresarios, en 2015 algo salió mal.
Dando una muestra de vitalidad en la que pocos creían, la sociedad argentina derrotó al proceso populista en las urnas. Argentina es el primer país de Latinoamérica que se saca de encima al populismo con una elección. El peronismo no ha tomado nota aún de esta ruptura.
Al contrario, ante la orfandad de poder actual y una sociedad a la que no tiene nada que decirle, regresa a sus modos más trogloditas. Cristina sólo puede recostarse en los sectores más pauperizados del conurbano bonaerense para sacar votos que ya no son ganadores; mientras que Moyano organiza una manifestación de auto-defensa judicial acarreando gente en camiones y amenazando a la democracia. El actual doble comando que domina al PJ, la ex-presidente millonaria y el sindicalista ricachón, sólo es capaz de llevar a cabo acciones que repugnan a una mayoría social cada vez más grande y estable.
#RayoPeronizador es una de las tantas maneras que expresan que el peronismo da náuseas. El tiempo lo dirá, pero hay muchas señales que indican que el predominio político peronista ha llegado a su fin. Lo que es seguro que hoy peronismo es sinónimo de decadencia.
* Federico N. Fernández es Presidente de la Fundación Internacional Bases (Rosario, Argentina) y Senior Fellow del Austrian Economics Center (Viena, Austria).
Fuente: La Opinión Incómoda (https://medium.com/la-opinión-incómoda)