La “dominancia fiscal” y la compra de dólares del BCRA

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Iván Carrino
Director en Iván Carrino y Asoc. | Website

Subdirector de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE.

En marzo de 2016, el entonces Ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, asistió al Congreso a debatir el tema del pago a los Fondos Buitre. En el plenario de comisiones fue enfrentado por Axel Kicillof, quien preguntó:

Ustedes dicen que a partir de negociar con los buitres van a conseguir fondos en dólares y que entonces no van a hacer un ajuste [brusco del déficit fiscal].

¿Pero por qué quieren que hacer ese ajuste? Porque si no, teóricamente, hay que emitir pesos.

 Ahora cuando lleguen los dólares: ¿le van a dar los dólares a los gobernadores, o pesos? Van a emitir los mismos pesos si no hacen el ajuste, van a traer dólares, y van a darles pesos. Con lo cual el grado de emisión [monetaria] para sostener el gasto, le pregunto si no es el mismo al final.

En su momento Prat-Gay respondió que no era lo mismo para el balance del Banco Central emitir pesos para comprar dólares que emitirlos para comprar adelantos transitorios y demás artilugios para financiar el déficit.

La discusión quedó ahí, pero me da la impresión que aún no queda claro dónde está la diferencia.

Recientemente, por ejemplo, discutía con un amigo que utilizaba un argumento muy similar al de Kicillof para sostener que la “dominancia fiscal” no se terminó y que, producto del déficit fiscal que sostiene el gobierno de Cambiemos, el Banco Central se ve obligado a emitir pesos.

Claro, la situación hoy es diferente: la emisión monetaria no va a comprar “adelantos transitorios”, sino los dólares que llegan de la deuda que se coloca afuera. Pero, en esencia, se trata de la misma dominancia fiscal de siempre.

Desde mi punto de vista, esto no es correcto.

Qué es dominancia fiscal

Indagando un poco en la definición de dominancia fiscal me topé con un artículo de Enrique Szewach, quien sostiene que:

En castellano básico, se trata de la maquinita del Banco Central (ahora ampliada por Ciccone), financiando el gasto público. En estas circunstancias la cantidad de dinero, la oferta monetaria, es función del déficit fiscal y no de decisiones de política del Banco Central.

Un trabajo del Banco Central de Colombia la define en el mismo sentido:

“En un régimen de dominancia fiscal, la autoridad fiscal fija exógenamente el sendero futuro del balance primario, independiente del nivel de su deuda, por lo que sus políticas de ingresos y gastos no necesariamente se orientan a satisfacer la condición de solvencia de las finanzas públicas. Desde el punto de vista de la determinación del nivel de precios, bajo este régimen la autoridad monetaria pierde capacidad para controlar la inflación, en la medida que los precios terminan siendo afectados por las decisiones fiscales de un gobierno autónomo. Puesto que la política monetaria “se acomoda” a la política fiscal, ésta última acabará dominando la primera.”

En términos más simples, cuando el tesoro muestra un desequilibrio y hay “dominancia”, entonces el Banco Central terminará asistiéndolo, comprometiendo los objetivos inflacionarios. Es decir, déficit fiscal, monetización del déficit e inflación, la historia por todos conocida.

En Argentina, si bien esa monetización sigue existiendo, lo cierto es que es cada vez menor. El dinero que el BCRA emite en concepto de asistencia al tesoro va cayendo en términos reales y pasó de representar 5,3% del PBI a 1,1%.

Sin embargo, sí es cierto que el BCRA compra dólares y que la gran mayoría de esas divisas provienen de la deuda que contrae el Sector Público.

Desde mi punto de vista, esto no es dominancia fiscal.

Es que si definimos como dominancia a la emisión para financiar el desequilibrio del tesoro, éste claramente no es el caso.

Un ejemplo sencillo

Imaginemos que Pedro necesita tomar deuda porque gasta más de lo que gana. Una opción que tiene es pedirle a su amigo, Juan Central, que le preste el dinero… Otra es pedirle a su primo estadounidense, John, que lo haga.

Si le pide prestado a John, producto de que éste vive en los Estados Unidos, Pedro recibirá dólares para cubrir su desequilibrio. Ahora con esos dólares Pedro ya habrá encontrado sus necesidades de financiamiento totalmente satisfechas.

Pedro necesitaba plata, John le prestó dólares, y ahora tendrá que devolvérselos en algún momento futuro. Pedro no necesita más financiamiento.

Lo que sí necesita Pedro son pesos para pagar sus gastos habituales. Y para eso puede perfectamente acudir a su amigo, Juan Central, quien se ofrece a pagarle $ 20 por cada dólar. Pedro vende los pesos, Juan se los compra, y sigue la vida.

Juan no financió a Pedro, solo le compró un bien que él deseaba y que Pedro tenía.

Con el Banco Central y el tesoro sucede lo mismo. El Banco Central no está financiando al tesoro cuando le compra los dólares. El tesoro ya se financió en el mercado y sólo está vendiendo esos dólares a alguien que los quiere para “acumular reservas”.

Ahora bien, esta acción puede perfectamente ser criticada. Se puede decir que genera emisión “en exceso”, se puede decir que esa emisión exige esterilización que sube la tasa de interés, o se puede decir que esta intervención viola la libre flotación de la divisa.

Sin embargo, no debería ser considerada “dominancia fiscal”. El BCRA no está financiando el desequilibrio del fisco, sino solo comprándole un bien que desea por  su política de “acumulación de reservas” en una transacción transparente y a precios de mercado.

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