Alberto Benegas Lynch (h)
Doctor en Economia y Doctor en Ciencias de Dirección, miembro de las Academias Nacionales de Ciencias Económicas y de Ciencias.
EL CRONISTA – En este mismo medio bajo el título de “La guerra comercial ya afecta la economía estadounidense” da cuanta de los graves perjuicios que se proyecta sufrirá Estados Unidos como consecuencia de las nefastas políticas arancelarias que ha impuesto su gobierno.
Ahora quisiera ver el asunto desde la perspectiva de lo que enseña la ciencia económica. Todo arancel aduanero inexorablemente significa mayor erogación por unidad de producto, es decir que el receptor debe destinar más de sus siempre escasos recursos para atender el pago de productos de precio más elevado respecto a lo que hubiera sido de no haber mediado la tarifa en cuestión.
Esto a su vez se traduce en menores bienes y servicios a disposición de la gente, lo cual, puesto de otra manera, implica menor nivel de vida y salarios más reducidos debido al antes mencionado despilfarro.
Si se conjetura que un emprendimiento empresario es redituable pero en las primeras etapas resulta deficitario, es el mismo comerciante o sus socios eventuales quienes deben aportar fondos en esas primeras etapas para luego ser más que compensados en el futuro, pero no endosar la carga sobre las espaldas de los consumidores.
Si el empresario en cuestión no obtiene los fondos necesarios es por uno de dos motivos: o el proyecto es un cuento chino (con perdón de los chinos) o está bien evaluado pero como hay otros emprendimientos más urgentes y todo no puede llevarse a cabo simultáneamente, debe quedar sin efecto por el momento.
En realidad se suele dramatizar el problema con el sector externo pero el análisis es igual dentro de las fronteras de un mismo país si un productor del Norte es mas eficiente que uno del Sur no se justifican aduanas interiores (ni barriales ni de una cuadra respecto de otra) porque, como queda dicho, el nivel de vida bajará abruptamente si se aplica el “vivir con lo nuestro” y otras sandeces equivalentes.
Cuando el comerciante local alega dumping, esto es venta bajo el costo, habitualmente no se toma el trabajo de estudiar la contabilidad respectiva pero de todos modos si fuera así los competidores compran a ese precio artificialmente deprimido y revenden sacando partida del arbitraje, sea local o internacionalmente.
El economista decimonónico Frédéric Bastiat con ironía escribía que para cuidar a los productores de candelas había que obligar a que se tapiaran todas las ventanas al efecto de protegerse de la competencia desleal del sol.
Las rabietas de Trump contra los aliados tradicionales de Estados Unidos fabricando inauditas guerras comerciales en base a su nacionalismo y xenofobia inaceptables están perjudicando a toda la comunidad internacional pero muy especialmente la de su propio país, por más que haya reducido impuestos al tiempo que eleva sideralmente el gasto público.
Se pelea con sus aliados mientras dice que admira al dictador norcoreano que, dicho sea de paso, se ha constatado que sigue con sus preparativos nucleares.