En diálogo exclusivo con La Mañana, el economista Aldo Abram, Director Ejecutivo de la Fundación “Libertad y Progreso”, afirmó que el régimen de coparticipación federal es un sistema “perverso”, que desalienta el empleo privado y fomenta el “clientelismo político”. Por ello, el profesional propuso crear una modalidad por la cual “cada Provincia recaude y determine sus propios ingresos”.
“Cada Gobierno provincial tendría que recaudar solo a partir de tributos propios, y el Gobierno nacional determinar y recaudar otros impuestos para financiarse a sí mismo. Esto significa en principio un problema, porque hay Provincias que son pobres y que necesitarán seguir recibiendo fondos. Existen Estados provinciales que subsidian a otros. Hay Gobiernos que aportan menos de lo que reciben. Pero esto fue resuelto por la Unión Europea: fijar que todos aporten a un Presupuesto, y que de ese modo algunos Gobiernos reciban un subsidio. En este sentido, proponemos que con un impuesto sobre los combustibles se establezca un fondo que logre equilibrar las cuentas”, explicó Abram a este diario.
“En la actualidad, el Gobierno nacional es el que recauda los impuestos, y las Provincias se llevan el beneficio, por lo cual no existe un incentivo para que los Gobiernos provinciales fomenten el sector privado. Desde el punto de vista de la recaudación, una Provincia chica, de cada peso que se recauda, solo recibe un 3 o un 4%. Por ello, se decide gastar en tener más empleados públicos y en generar clientelismo político, porque resulta más redituable que invertir en la actividad privada, donde no necesariamente todas las personas apoyarán al gobernante de turno. El sistema actual desincentiva a las Provincias a salir de la pobreza”, aseveró el especialista.
“Si un Gobierno provincial dice que no puede pagar los sueldos porque la administración central no le envió los fondos de la coparticipación, es mentira. De cada peso que sale para la Nación, surge el porcentaje de dinero que les corresponde a las Provincias. El dinero llega a la Administración Federal de Ingresos Públicos, y desde ahí salen automáticamente los fondos para cada cuenta. Lo que puede suceder es que existan gobernadores que hayan gastado su plata antes, porque asumieron compromisos de deuda. En esos casos, hay dinero que sale de la cuenta de la Provincia para cubrir deudas”, aclaró el experto.
“Asimismo, cuando una administración provincial malgasta sus recursos, le pide más dinero al Gobierno nacional. Por estas cuestiones, el régimen de coparticipación no funciona, y es pernicioso para el federalismo”, remarcó el licenciado.
“Con la modalidad que nosotros proponemos, se podrá aplicar un sistema por el cual las Provincias comenzarán a recaudar sus propios impuestos, y cada Estado provincial contará en principio con la misma cantidad de fondos que tenía con la coparticipación. Pero a partir de ese momento, si una Provincia quiere gastar más, deberá aumentar la recaudación que obtiene con sus tributos”, agregó.
“En ese contexto, el costo de incrementar el gasto público será pagado por cada Gobierno provincial. Cada gobernante analizará si le conviene incrementar sus impuestos y gastar más, o bajar la presión tributaria, administrar mejor sus recursos y estimular la labor del sector privado, medidas que tienen que volver a ser políticamente atractivas para las Provincias”, subrayó el economista.
“Yo soy sumamente federalista, y no creo que haya Provincias ‘inviables’. Sí pienso que existe un sistema impositivo federal que fomenta el empobrecimiento de varios Estados provinciales, que tienden al asistencialismo y a ser improductivos, porque se promueve que nadie pague impuestos ni trabaje en una actividad productiva, porque la Nación envía recursos”, manifestó Aldo Abram.